El programa del Consejo Nacional de la Resistencia, titulado originalmente Les Jours heureux / Los días felices, fue adoptado el 15 de marzo de 1944 por el conjunto de organizaciones resistentes francesas.

El Programa del CNR fue impulsado por Jean Moulin con el propósito de unir políticamente a las distintas organizaciones que componían la Resistencia Francesa, dar sentido a la lucha que mantenían contra el invasor nazi y comprometer políticamente al general De Gaulle, habida cuenta que las organizaciones que luchaban en el interior dudaban del republicanismo del general refugiado en Londres.

El texto refiere las “medidas que deben aplicarse en cuanto Francia sea liberada”, una suerte de programa de gobierno que incluye tanto medidas políticas como puedan ser la restauración de la democracia, el sufragio universal y la libertad de prensa, así como medidas económicas que preconizaban “la instauración de una verdadera democracia económica y social, que implique la retirada de los grandes poderes feudales económicos y financieros de la dirección de la economía”. El Programa del CNR constituyó una referencia insoslayable durante el período de reconstrucción económica, política y social de la Francia de la posguerra.

The New Deal fue el programa promovido por el presidente estadounidense Franklin D. Roosevelt entre 1933 y 1939, que adoptó medidas para lograr una reactivación económica ante la Gran Depresión provocada por el colapso de los mercados de valores en 1929.

Ante la ineficacia de la administración del presidente republicano Herbert Hoover, los ciudadanos votaron abrumadoramente a favor de la promesa demócrata de un “nuevo trato” para el “hombre olvidado”. En oposición a la filosofía política republicana del Laissez-faire, el New Deal abrazaba un modelo de economía regulada con el objetivo de lograr el equilibrio entre intereses económicos en conflicto.

Los programas de mayor alcance del New Deal fueron las medidas de Seguridad Social, que utilizaban las cotizaciones de empresarios y trabajadores para financiar la provisión de prestaciones de vejez y viudedad, la compensación por desempleo y el seguro de invalidez.

A pesar de la resistencia de los republicanos y las grandes empresas, muchas reformas lograron la aceptación nacional. Los programas del New Deal de Roosevelt fueron seguidos al término de la segunda guerra mundial por el Fair Deal del presidente Harry S. Truman.

La dinámica de crecimiento económico y bienestar social que experimentaron las democracias occidentales con posterioridad a la Segunda Guerra Mundial se conoce como “los Treinta Gloriosos” (1945-1975). Esta etapa se caracterizó por un crecimiento económico sostenido, el pleno empleo, los avances tecnológicos y las mejoras significativas en el bienestar social.

Para ello, los gobiernos occidentales adoptaron políticas keynesianas que buscaban asegurar el acceso universal a servicios básicos como la educación, la sanidad pública, el sistema de pensiones y la seguridad social, así como subsidios por desempleo y las ayudas para la vivienda. Estas medidas no solo mejoraron las condiciones de vida y redujeron las desigualdades, sino que contribuyeron a generar demanda económica y estabilidad social.

En el caso de las democracias europeas de la postguerra, este proceso fue la consecuencia del liderazgo de los partidos socialdemócratas y del temor de los gobiernos conservadores y las patronales ante la pujanza electoral de los partidos comunistas (particularmente en Francia e Italia).

Para numerosos analistas, en dicho período de habrían dado las condiciones propicias para la articulación de “un contrato social”. El economista, Antón Costas, actualmente presidente del Consejo Económico y Social, define “el contrato social” como un conjunto de pactos y acuerdos, implícitos o explícitos, que cohesionan una sociedad para afrontar los desafíos del futuro, buscando reconciliar el progreso económico con los avances sociales y la calidad democrática.

En palabras de Antón Costas, “el contrato social” implica:

• El reparto justo de la riqueza, de forma que los beneficios del crecimiento económico no se concentren solo en una élite, sino que alcancen al conjunto de la población.

• La cohesión social: la estabilidad democrática y económica depende del sentimiento experimentado por las personas de participación en el progreso común y la existencia de la justicia social.

• El equilibrio entre mercado y estado: El mercado debe funcionar con reglas claras y el estado deberá garantizar una red de protección social, educación, sanidad y oportunidades de promoción.

• La responsabilidad de las empresas: Las empresas no solo deben generar beneficios, también deben crear empleo digno y contribuir fiscalmente al bien común.

• La confianza ciudadana: Si el contrato social se rompe, por la precariedad, la desigualdad o la desprotección, se erosiona la confianza en las instituciones y crece el malestar social y político.

La Iniciativa “el Trabajo del Futuro” del Instituto Tecnológico de Massachusetts (MIT) arrancó con el propósito de investigar cómo las tecnologías emergentes, fundamentalmente la Inteligencia Artificial, están transformando el mercado laboral. Las conclusiones de la investigación, consolidadas en el libro The Work of the Future, narran cómo la investigación se interrumpió a los dos años de haberse iniciado porque no se encontró evidencias de que las tecnologías presenten el potencial de alterar las condiciones de trabajo a cinco años vista. Sin embargo, la revelación más destacada de la investigación provenía de la constatación de que, en los Estados Unidos, se estaba consolidando una “sociedad a dos velocidades”, fundamentada en la creciente divergencia entre una élite económica y una gran masa de la población que experimenta un estancamiento, e incluso un declive, en sus condiciones laborales y sociales.

Así, el salario mínimo ha permanecido estancado durante un largo período, sin ajustarse a la inflación ni al aumento de la productividad. Esto ha llevado a que muchas personas que trabajan a tiempo completo no puedan cubrir sus necesidades básicas. Adicionalmente, el crecimiento del empleo se ha dado en sectores de servicios con salarios bajos, factor que contribuye a la precarización laboral.

El acceso a una formación de reciclaje, por ejemplo mediante módulos de formación profesional que permitan la reinserción laboral, está igualmente condicionado a la cotización realizada por la persona en su pasado laboral, circunstancia que dificulta una segunda oportunidad en la vida.

Finalmente, es preciso tener presente que en los Estados Unidos, el sistema de salud es predominantemente privado, lo que significa que el acceso a una atención médica de calidad depende de la capacidad de pago del usuario.

Resulta sorprendente que el capítulo de recomendaciones del libro The Work of the Future se titule Europa, Europa, Europa, y que los investigadores del MIT propongan la aplicación en los Estados Unidos de los preceptos básicos del contrato social instaurado en Europa en la postguerra.

Una primera enseñanza que debemos detraer de este relato es que el desarrollo humano no es lineal y en continuo avance, sino que pueden producirse retrocesos en los derechos sociales y el nivel de bienestar como consecuencia de la aplicación de políticas involucionistas.

Otra enseñanza adicional es que debemos prevenirnos de “los nuevos modelos de negocio” que provienen de los Estados Unidos. Muchos de ellos se fundamentan en una supuesta “reducción de la fricción en los mercados” para generar propuestas de valor más eficaces. En realidad, estos modelos de negocio constituyen un ataque a los fundamentos básicos del estado del bienestar, ya que se basan en la eliminación de las normativas legales (salarios mínimos, seguros sociales,…) surgidos como consecuencia del contrato social articulado en las democracias occidentales.

De la misma formas que Airbnb ha destrozado la habitabilidad de numerosas ciudades europeas, provocando un aumento de las rentas de las viviendas y expulsando a la población más precaria al extrarradio de las ciudades, de forma equivalente estas “nuevas modalidades de negocio”, adecuadamente reforzadas con normativas legales permisivas, pueden socavar el empleo, los derechos sociales y el Estado del bienestar.

ISEA S.Coop