El agitador de ultraderecha Vito Quiles fracasó en Pamplona. El tour recorriendo centros universitarios del Estado ha cosechado más derrotas que éxitos, pero en Iruña el resultado fue el ridículo. La Universidad de Navarra, donde había ubicado su show, le denegó el permiso y suspendió las clases y aún así Quiles insistió en la convocatoria. Como el devenir de los hechos con una concentración antifascista convocada en el mismo lugar y con la asistencia de público no augurando ningún paseo triunfal se dedicó a inventar y publicar en sus redes mentiras diversas para justificar y disimular lo que ya preveía como un estrepitoso trompazo.

La Delegación del Gobierno y la Policía Nacional desmintieron públicamente sus bulos y finalmente optó por escurrir el bulto. Llegó a Pamplona, pero salió por patas. Vito Quiles es un provocador a la búsqueda de bronca y protagonismo social y mediático para difundir sus discursos de odio y generar confrontación y enfrentamiento en la sociedad, pero es también tonto.

No es más tonto porque se entrena poco. Hasta para eso es vago. Eso sí, cuenta con apoyo económico importante para financiar sus andanzas y apoyo mediático para difundir sus algaradas en las redes sociales y digitales y panfletos de extrema derecha. Pamplona dijo no a todo ello y dio la espalda a sus mensajes y sus soflamas rupturistas contra la convivencia democrática. Solo tuvo la pequeña suerte de que un pequeño grupo de quienes se concentraron para rechazar su llegada tenían sus propios planes. Ya se había conseguido el objetivo de poner freno a la expansión de los discursos fascistas y ultraderechistas y había dejado en evidencia la vacuidad del propio personaje. Sin embargo, hubo quien acudió a esa concentración con con otras consignas.

Que estuviera Vito Quiles o no estuviera, tenían planificado su desenlace. Quemar un par o tres de contenedores, agredir cobardemente a otro chaval que estaba trabajando como periodista, echar unas carreras con la Policía y trasladar una imagen de violencia en las calles e inestabilidad. Hechos muy lamentables, dijo Asirón, y también penosos e inútiles para nada ni nadie más que para el propio Quiles. Tampoco es verdad que haya vuelto la kale borroka. Afortunadamente, el presente de esta tierra está muy lejos en todos los aspectos, también en la convivencia, la estabilidad política, el desarrollo socioeconómico y la calidad de vida, de aquellos oscuros años en los que el terrorismo de ETA y otras violencias estaban activas.

Apenas unas horas después de esos incidentes, los partidos que conforman el Gobierno de Navarra –PSN, Geroa Bai y Contigo-Zurekin–, firmaban con EH Bildu el acuerdo para los Presupuestos de 2026, los undécimos consecutivos en la Comunidad Foral. Es posible que haya grupúsculos en Iruña, también los hubo hace poco en Gasteiz, con intención de recuperar los últimos restos de la derrota de la violencia utilizando de nuevo a jóvenes y menores como carne de cañón de su irrealidad con el único objetivo de acompañar a las derechas en una pinza mediática y política en Pamplona y en Navarra. A UPN y PP les faltó tiempo para recuperar los argumentarios y comunicados de hace 30 años. La misma estrategia de acción-reacción de siempre. La excusa fue Vito Quiles, mañana será otra, pero el final será igual de oscuro y triste.