madrid. La selección española de fútbol puso rumbo ayer a Estados Unidos, donde realizará una pequeña concentración para preparar la Copa Confederaciones, que se disputará en Brasil desde el sábado 15 al domingo 30.
Los internacionales españoles se concentraron en la Ciudad del Fútbol de Las Rozas, a excepción del defensa del Barcelona Gerard Piqué, con permiso para incorporarse ya en Miami, y realizaron una suave sesión de entrenamiento, donde el único ausente fue el también azulgrana Sergio Busquets, que hizo trabajo personalizado. Posteriormente, todo el combinado nacional comió en las instalaciones para tomar un autobús que les llevó a Barajas, donde tomaron un vuelo que les llevará a Miami.
En suelo estadounidense estarán hasta el día 12, fecha en la que partirán desde Nueva York hacia la ciudad brasileña de Recife para afrontar el intento de conquista del único título que falta en su palmarés y que no pudo conseguir hace cuatro años cuando fue eliminada en las semifinales por los Estados Unidos. En su estancia en Norteamérica, los de Vicente del Bosque jugarán dos amistosos, el 8 ante la modesta Haití en Miami, y tres días después, en el estadio neoyorquino de los Yankees ante la República de Irlanda.
Fernando Torres peleará por un puesto en la delantera con Roberto Soldado, para el que acudir con la selección española "es siempre muy especial, y más cuando juegas un torneo tan importante como la Confederaciones".
Por su parte, Sergio Ramos, que recalcó su alegría por la vuelta de su compañero Iker Casillas, "el capitán en todos los aspectos" y mostró su deseo de volver con un nuevo trofeo. "Vamos a ir paso a paso, para hacer las cosas bien".
Finalmente, el extremo andaluz Jesús Navas, que puso fin a su etapa en el Sevilla para emprender la aventura en la Premier League en el Manchester City, marcha que tenía decidida "desde hace cuatro meses". "Estoy muy feliz, era un paso que quería dar", aseguró el de Los Palacios.