El 26 de mayo de 1996 José Mari Lumbreras decide colgar las botas tras 16 temporadas en Primera (7 en Osasuna, 2 en el Zaragoza y otras 7 en la Real) para empezar una nueva vida en Tudela desligada del mundo profesional. El centrocampista entiende que es el momento de aparcar el fútbol para dedicarse a la familia y afrontar nuevos proyectos, de ahí que no dude en decirle que no a Víctor Fernández cuando le propone acompañarle en los banquillos. Poco o nada podía imaginar entonces que 17 años después Loren, director deportivo de la Real Sociedad, le convencería en solo unas horas para regresar al profesionalismo. El reto de ayudar a Jagoba Arrasate a dirigir una plantilla de Champions es "apasionante" como él mismo reconoció el pasado lunes en la despedida del Tudelano. "Es muy fuerte, en solo poco más de un mes estaré en Champions", aseguró un ilusionado Lumbreras que, no obstante, aclaró que no tiene intención de promocionarse, "solo ayudar a la Real Sociedad".
primera etapa Con ese mismo objetivo aterrizó en el Tudelano tras abandonar el fútbol en activo. El club en el que se formó estaba a punto de desaparecer debido a las deudas y un grupo de personas toma las riendas con el fin de evitarlo. Se incorpora en oficialmente como vicepresidente de una junta gestora, aunque no ejerce en el cargo porque es un hombre de fútbol y no de despachos.
Enseguida se hace con las riendas del juvenil de Liga Nacional (temporada 1997-1998) e intenta acabar con los malos hábitos establecidos "inculcando responsabilidad a los chavales". Tras temporada y media dirigiendo a las jóvenes promesas del Tudelano, el 7 de abril de 1999 se ve obligado a hacerse cargo del primer equipo tras la crisis desatada entre Ángel Corral, presidente del club, y José Luis Díez Txopo, entrenador, que acaba con la destitución de este último. A siete jornadas del final el equipo es quinto a un punto de los puestos del play off de ascenso.
La primera etapa de Lumbreras al frente de nave tudelana resulta convulsa: Siete jugadores de Pamplona que vinieron de la mano de Txopo se declaran en rebeldía tras su marcha y no se presentan al primer entrenamiento. Directiva y entrenador tratan de que las aguas vuelvan a su cauce y, aunque seis de ellos se reintegran al grupo, el play off de ascenso se aleja irremisiblemente conforme se acerca el final de Liga. El equipo acaba en la misma posición que cuando se prescindió de Díez, pero a siete puntos del cuarto.
Pese a no lograr el objetivo, la directiva mantiene su confianza en Lumbreras que apuesta por riberizar la plantilla. Llegan al primer equipo algunos de los jugadores que había tenido en juveniles, pero la fórmula, aplaudida por el aficionado, no da frutos, ya que el equipo en las tres temporadas siguientes (1999-2002) no pasa del octavo puesto (1999-2000).
segunda etapa Tras casi 6 años alejado del banquillo, Lumbreras regresa a casa a finales de abril de 2008. Coge el Tudelano a cuatro jornadas del final y milagrosamente consigue entrar en play off. Tras eliminar al Alfaro (4-0 y 3-1), el filial del Murcia impide el ascenso de los riberos (2-3 y 3-1). El técnico va moldeando la plantilla a su gusto y, tras volver a quedar apeado por el Ourense (4-0 y 2-1) en la campaña 2008-2009, en las dos temporadas siguientes se convierte en el gran dominador del Grupo 15 de Tercera, desplegando un fútbol de muchos quilates. Pese a pasearse en el grupo navarro, al Tudelano y a Lumbreras se les resiste el ascenso. Atlético Baleares (1-0 y 2-1), Santboiá (2-1 y 2-1, caen en los penaltis), Linense (1-0 y 4-0) y San Sebastián de los Reyes (2-1 y 0-1) impiden la vuelta a Segunda B.
La pasada temporada, el técnico apuesta por hacer una revolución en la plantilla. Se marchan 13 jugadores y llegan 11. El equipo arranca muy mal e incluso se habla de un posible cambio en el banquillo. Con el paso de las jornadas la plantilla se va conjuntando y el Tudelano llega como un tiro al play off donde se carga a Azuqueca (1-1 y 2-1), Villarrobledo (2-1 y 2-2) y Catarroja (4-0 y 0-1) para entrar en la División de Bronce por la puerta grande.
Esta temporada Lumbreras decide mantener el bloque y reforzarlo con jugadores con experiencia en Segunda B. Semiprofesionaliza el club, los entrenamientos pasan a ser por las mañanas, y el club firma su mejor temporada en la categoría al ser séptimo y conseguir plaza para la Copa del Rey. La campaña no ha pasado desapercibida para los rectores de la Real que confían en que, junto a Alkiza aporten la experiencia necesaria al joven técnico, Jagoba Arrasate.