pamplona. ¿Cómo se siente tras consumar el ascenso?

Muy satisfecho, porque esto es el premio al trabajo de todo un año. Ver la alegría de la ciudad y de toda la provincia de Almería me ha dado muchísima felicidad.

El domingo fue un día intenso plagado de celebraciones. ¿Cuál fue el momento más especial para usted?

Ha habido muchos momentos bonitos, primero en el propio estadio al acabar el partido. La celebración en el vestuario y después con la afición fue preciosa. Después salimos con el autobús por toda la ciudad e hicimos varias paradas por la cantidad de gente que se congregó, y acabamos el día con una cena de equipo que se prolongó hasta lo que cada uno quiso (riendo). El domingo lo dedicamos a las visitas institucionales, fue un día más tranquilo.

Ese día recibió el escudo de oro de la ciudad de Almería.

Sí, y estoy muy orgulloso. Es tremendo todo el cariño que estoy recibiendo con el poco tiempo que llevo aquí. Es un reconocimiento de un gran calibre, y entiendo que lo encarno yo, pero pertenece a todo el equipo por la gran temporada que hemos hecho.

Es su primer ascenso a Primera División, pero también subió con el Cádiz a Segunda en 2009. ¿Los ha vivido de forma distinta?

Está claro que son dos momentos diferentes, pero ambos los he vivido como un premio al trabajo y, sobre todo, al cariño de la afición. Estamos un momento de crisis no solo económica, y generar ilusión cuesta mucho. Y tener el privilegio de hacer feliz a la gente es genial.

El Almería ha jugado buen fútbol y tuvo al alcance de la mano el ascenso directo hasta la última jornada. ¿Cómo define el curso del equipo?

Ha sido un año satisfactorio y un ascenso merecido porque hemos sido el equipo que más jornadas ha estado en la segunda plaza, pero conseguir el ascenso no es nada fácil y lo hemos hecho por la vía más complicada. Veníamos con la obligación de subir aunque no éramos uno de los equipos recién descendidos, no habíamos jugado el play off de ascenso y no disponemos de una masa social enorme. Hay una serie de condicionantes que no tenemos, pero en Segunda hay muchos equipos que aspiran a subir y no son tantos los que optan a ello, de ahí el baile de técnicos.

Llegó a un banquillo difícil donde desde Unai Emery nadie había completado una campaña entera. ¿Ha sentido mucha presión?

Llegué al Almería siendo consciente de que año tras año pasaban varios entrenadores por el club. Era un reto ilusionante y ambicioso, pero también posible porque había una plantilla con la que podíamos pelear para mejorar el registro del año anterior -fueron séptimos- y luchar por subir. Me gustan ese tipo de retos. En años anteriores también cogí al Cádiz recién descendido y con muchas dudas y me pasó lo mismo al llegar al banquillo del Villarreal B. Los retos que he asumido nunca han sido fáciles a priori, pero he podido solventarlos.

Ahora saborea la cara dulce del fútbol después de vivir tiempos difíciles en Grecia, con un descenso administrativo incluido en el Olympiakos de Volos.

El ascenso con el Almería es el mayor logro que he conseguido como entrenador, aunque he tenido otros objetivos con menos reconocimiento que también he disfrutado mucho interiormente. Mi etapa en Grecia fue accidentada, pero personalmente, muy enriquecedora. De cada temporada he ido sacando cosas positivas y quiero creer que he ido aprendiendo y mejorando como entrenador.

¿Entrenará al Almería en Primera?

Mi contrato no tiene ninguna cláusula de renovación automática y expira el día 30, pero el presidente me ha dicho que quiere hablar conmigo, así que espero definir mi futuro en los próximos días.

¿Se imagina ocupar el banquillo del equipo rival en El Sadar?

Ya he estado en El Sadar como jugador visitante y es una sensación extraña porque he jugado ahí con la selección navarra y he visto muchos partidos en las gradas. Enfrentarme a Osasuna siempre es especial, pero como profesional trato de defender a mi equipo.

¿Aspira a convertirse un día en entrenador de Osasuna?

Osasuna es el equipo de mi ciudad, donde empecé y al que he ido a ver desde pequeño y me encantaría ser su entrenador algún día, pero siempre partiendo del máximo respeto y apoyo al entrenador actual, y más en este momento, porque a Mendilibar le conozco y le deseo lo mejor, que le vaya bien en Osasuna y pueda estar muchos años allí. Si en un futuro la afición entendiera que Javi Gracia es el entrenador idóneo para el equipo y yo supiera que es el momento, como pamplonés sería feliz de entrenar a Osasuna.