bilbao - Lo que debía ser un asunto interno cobró una dimensión extraña. Incluso, se detectó una fuga inesperada. Cuando se conoció la noticia, el teléfono no dejó de sonar durante muchos minutos en la cúpula de Lezama. “¿Qué ha pasado?”, “¿Es cierto?”. El caso, que se intuía rutinario, se convirtió de repente en una bola de nieve. Algo había fallado. La ruptura con el Aluvión, un club modesto de la Ribera, dejó de ser un problemilla. Se había escapado de las manos, sin más.

Aitor Larrazabal, el jefe de Lezama, se implicó en el caso. Le tocó rectificar. Quizá el diagnóstico de la situación no fue el más certero. La firma con el Tudelano, el segundo club en magnitud de Navarra tras Osasuna, nubló el momento. El Athletic se había asegurado el blindaje de una entidad referencia. Seis años de convenio. A un precio casi de saldo, 25.000 euros por curso. Además, daba un golpe sobre la mesa en un territorio hostil. Un negocio prácticamente redondo.

No del todo. Surgía un pero. El caso Aluvión. En Cascante. A doce kilómetros de Tudela. Incompatible, en principio, con el convenio con el Tudelano. Se trataba de cerrar una franquicia Athletic en la Ribera que había permanecido leal a la causa durante una década. Contra viento y marea, ante el acoso continuo del entorno osasunista. Un asunto peliagudo, que requería sensibilidad. El Aluvión debía ser la víctima. La opinión de Blas Ziarreta, encargado de las relaciones con los clubes convenidos y amigo íntimo de Manix Mandiola -técnico del Tudelano-, había prevalecido.

O sea, el convenio vigente con el Aluvión, que expira el próximo 30 de junio, no iba a ser renovado. Así se lo comunicaron el propio Ziarreta y Larrazabal a los dirigentes de la entidad de Cascante en dos reuniones que mantuvieron a finales del pasado febrero y a inicios de marzo. La escuela de tecnificación en la Ribera, dirigida por Juan Carlos Segura, se trasladaría a Tudela, dentro del acuerdo sellado con el segundo club navarro. “Es una decisión que nos duele, hemos sido la marca Athletic en los años duros en Navarra”, dijo Alberto Sesma, presidente del Aluvión, de donde procede Kike Sola, delantero del Athletic, Álex Remiro y Néstor Salinas, jugadores del Bilbao Athletic.

hasta cadetes, en cascante La noticia corrió como la pólvora en el mundo futbolístico de Navarra. Y de paso salpicó a Lezama, donde se consensuó la necesidad de una reflexión, una vez detectado el daño que se causaba al Aluvión. Larrazabal rectificó. Llamó a Cascante. Tenemos que hablar de nuevo, dijo. Se habló. Hace pocos días en Lezama. El Athletic ofrecía una nueva propuesta.

La dirección de Lezama le dio la vuelta a la tortilla. No había que dejar tirado al Aluvión, del que se destacaba su buen trabajo en la escuela de tecnificación, con los equipos en categoría infantil y cadetes compitiendo en las máximas categorías navarras. El nuevo proyecto implica mantener toda la infraestructura en Cascante hasta el nivel de cadetes, y de ahí arriba trasladarlo a Tudela, con lo que se desactiva el impacto negativo que suponía a decenas de chavales asentados en el sistema de trabajo del Aluvión. La prórroga del convenio, a la espera de cerrar todos sus detalles en los próximos días, contempla una duración entre tres y cuatro años más, con más opciones de que se firme la segunda. El Athletic se asegura más músculo en Navarra.