pamplona - Habla de fútbol con énfasis. Defiende el origen popular del balompié como contraposición al gran negocio montado hoy a su alrededor. Para entender a Ángel Cappa hay que profundizar en su biografía: fue fiel durante toda su carrera profesional al mismo equipo, defendió un estilo de interpretar el juego en el que ganar nunca es lo más importante y cuando ha comprobado que ya no encuentra el club donde plasmar sus conceptos ha dejado de entrenar. Hoy participa en Katakrak (calle Mayor, 54, en Pamplona) en un coloquio que versa sobre ¿Es posible el compromiso social y político en el fútbol? y al que también asisten los exfutbolistas Endika Guarrotxena y Bittor Alkiza, y el preparador físico Juan Iribarren.
Nieto de una navarra natural de Induráin, Felisa Mónica Iturri Arizcuren, aprovechará su visita a Navarra para conocer la pequeña localidad. Sobre los mil líos que envuelven a Osasuna prefiere no opinar porque “tengo un conocimiento muy superficial del tema”, pero tal y como está el fútbol entiende que “no es la excepción”.
Nos robaron el fútbol ha sido el eje central de algunos de su artículos y uno de los argumentos sobre los que se ha organizado esta semana de coloquios y proyecciones en Katakrak. ¿Qué nos robaron del fútbol y qué queda de aquel fútbol, si queda algo?
-Nos robaron el placer de jugar y nos robaron la alegría, lo transformaron en un trabajo... Escuchamos con mucha frecuencia que para ganar hay que saber sufrir, que hay que jugar con los dientes apretados. Excepciones como Xavi, como Iniesta y otros nos recuerdan lo que es la esencia. Nos robaron también los valores del fútbol porque el fútbol nos enseñó a ser solidarios, a respetar al que sabe y no al más fuerte; nos acercó a la belleza y todo eso lo cambiaron por una palabra que se llama ganar. Solamente vale ganar. Antes también valía ganar, pero no solamente valía ganar. Y había que ganar de una manera determinada, tampoco de cualquiera. Todo eso nos robaron.
¿Es posible este fútbol que conocemos sin su parte de negocio?
-El negocio tiene que intervenir, porque es evidente que sí, pero no imponer sus leyes. El negocio impone sus valores, su lógica y ha desvirtuado completamente lo que es el fútbol, lo que era el fútbol para nosotros cuando jugábamos en la calle y lo que era el fútbol cuando íbamos a la cancha.
De ahí se entenderían horarios tan intempestivos como el del Osasuna-Las Palmas del pasado martes (diez de la noche)...
-Claro, porque el negocio impone los horarios.
Entonces, puede imaginarse usted lo que supone para un equipo como Osasuna, que se construye entorno a su cantera, de recursos económicos limitados y que vive de sus futbolistas...
-Eso es un impedimento tremendo. Se impone la ley del más fuerte. ¿Cuál es el más fuerte? El que tiene más dinero, porque también es un valor de esta sociedad que el que tiene dinero hace lo que quiere; y no tendría que ser así en una sociedad democrática. ¿Y quiénes tienen dinero? El Barça y el Madrid, esos se llevan la mayor parte del dinero y son los dueños de toda esta historia.
¿No cree que es un error por parte de esos clubes sostener esas diferencias y que un mayor equilibrio en la competición iría también en su beneficio...?
-¿No crees tú que sería mejor una sociedad más equitativa, que no arrasen la naturaleza...? Yo creo que sería mejor, pero vete y convence a los que sacan provecho de eso...
¿Qué le pareció la convocatoria de huelga por parte de la AFE?
-A mí me pareció que los futbolistas tienen el derecho de ser escuchados y no han sido escuchados. El futbolista, que es el protagonista de todo este tinglado, es al que nunca escuchan, y el futbolista tiene que hacerse oír.
¿Y no aprecia que Ángel María Villar les ha atraído en esta ocasión a su causa, a su lucha contra el CSD y la LFP?
-Creo que no, que son problemas que se juntan. Los futbolistas saben perfectamente lo que querían y saben que no han sido escuchados. A partir de ahí se entrecruzan infinidad de cuestiones personales, de muchas cosas, pero yo eso lo corro a un lado. Y el futbolista en este caso tiene toda la razón del mundo.
¿Qué papel juegan en este contexto del fútbol como negocio los medios de comunicación? ¿Se alinean también con los poderosos?
-Forman parte del negocio. El periodismo, y no solo el periodismo deportivo sino en general, ha perdido objetividad totalmente: también es un negocio. En vez de vender calzoncillos venden noticias, y venden noticias a determinada clientela. Eso es así de claro. Si por ejemplo juega el Madrid contra un equipo débil y pierde, jamás van a decir por qué ganó el equipo débil sino por qué perdió el grande, porque es el que vende. ¿El criterio cuál es?: la venta. El escándalo es lo que vende sobre todo.
¿Y por su experiencia, a costa de la verdad en algunas ocasiones...?
-Casi siempre.
Ha decidido abandonar la tarea de entrenador. ¿Lo hace obligado por la edad, por un proceso de meditación o porque está harto?
-Por todo eso junto. Sobre todo por los años. Cuando uno es joven tiene un entusiasmo tan grande que lo supera todo; pero ahora ya no tengo tanto entusiasmo, estoy desbordado por todo eso y no tengo ganas de luchar otra vez. También es cierto que si me llamaran de un equipo que a mí me gustaría dirigir, me lo pensaría. Pero como no me llaman de los equipos que me gustaría dirigir sino de los que no me gustaría dirigir, entonces no hay manera.
¿Y cuáles son los equipos más afines a sus gustos?
-Los que a cualquier entrenador le gustaría dirigir; equipos que estén peleando por el campeonato, equipos que te entusiasmen, equipos que tengan la posibilidad de hacer el fútbol que a mí me gusta. Y esos, evidentemente, ya no me llaman. Me gusta el Bayern de Guardiola, el Arsenal, el Barcelona (no juega tan bien pero todavía sigue teniendo ciertos valores futbolísticos que lo hacen atractivo...); el Rayo Vallecano y el Celta también juegan bien.
Pero el entrenador siempre tiene sometido su estilo a un ultimátum casi permanente, muchas veces por los dirigentes y también por las propias aficiones...
-Volvemos a lo de antes. El periodismo pone la diana ahí porque generas escándalo. Pierdes tres partidos y titulan: ‘El entrenador se la juega’ sea verdad o no. Y cuando echan al entrenador, el periodismo se pone del lado del entrenador. El entrenador es el vehículo individualizado por el cual se vende el fútbol, entonces lo hacen responsable del rendimiento del equipo, que no lo es tanto. El entrenador prepara al jugador para jugar, pero el que decide es el jugador. Es verdad que hay entrenadores que preparan al equipo para no jugar, pero no obstante, si gana también es elogiado. Porque lo único que esta sociedad respeta es el éxito.
En este contexto, ¿cómo incardina la violencia de algunos grupos ultra? ¿Es un problema del fútbol o de la sociedad?
-Es un problema más complicado. Yo puedo hablar de lo que conozco a fondo que es Argentina y eso es un negocio, un gran negocio que comparten algunos equipos donde también algunos grupos violentos manejan el negocio de la venta de entradas; en fin, distintas posibilidades de hacer dinero. La violencia es lo que los jerarquiza, como en cualquier banda delictiva: el más violento es el jefe. Entonces, ellos quieren ser dominadores de eso, que es un gran negocio. Esto solo es una parte de la explicación porque es mucho más complejo.
¿Tiene vuelta atrás?
-Lo han solucionado en Inglaterra, pero tiene que haber voluntad política. Eso depende de los dirigentes de los clubes, de los dirigentes del fútbol español... En Argentina, por ejemplo, no hay ninguna voluntad de solucionarlo; cada vez peor. Allí tiene que ver con los dirigentes, con la policía...; se hizo una madeja tan grande que no son capaces de deshacerla. En eso. Aquí en España, todavía estamos a tiempo.
¿Qué mensaje puede mandar después de su exposición a toda esa gente que detesta el fútbol y lo señala como un cáncer de la sociedad?
-Que no es cierto. El auténtico cáncer de la sociedad son aquellos que generan la desigualdad, aquellos que nos roban... El fútbol es un deporte que nace de las clases populares y del que se han apoderado las clases dirigentes para convertirlo en un negocio y que le han transferido los valores del negocio y que, por lo tanto, lo han prostituido.
Imagínese ahora lo difícil que es defender su argumentación en Navarra con un Osasuna al que han involucrado en amaños, con presuntas desapariciones de dinero, dirigentes imputados o que pasan por la cárcel, con una deuda descomunal con Hacienda que se salda con una ley ad hoc, entregando su patrimonio como dación... ¿Cómo se puede sostener que, con hechos como estos y tan cercanos a nosotros, el fútbol también puede servir para realizar una labor social, de educación e incluso para mejorar la salud...?
-Es que el fútbol hay que recuperarlo. El fútbol nace en los barrios humildes de cualquier ciudad y pertenece a la clase más humilde. Nos robaron el fútbol: hay que recuperarlo. Como tantas cosas que son patrimonio de la gente: la salud, la educación y un montón de patrimonios nuestros que nos han quitado.
Poco se ha hablado de deporte en la reciente campaña electoral pese a su incidencia social...
-El deporte es muy importante en la vida de cada uno de nosotros. No el deporte entendido como Cristiano Ronaldo y Messi, sino el deporte de todos nosotros. Es una fuente de educación, de formación.
Nombre y edad. Ángel Cappa. Natural de Bahía Blanca (Buenos AIres). 68 años.
Como futbolista. Jugó entre 1965 y 1978 en Olimpo de Bahía Blanca.
Como entrenador. Entre 1985 y 2012 ha dirigido, entre otros clubes, a Banfield, Huracán, Racing y River Plate; y en España a Las Palmas y Tenerife.
Estudios. Ha cursado estudios de Filosofía y Psicopedagogía.
Publicaciones. Entre sus libros: La intimidad del fútbol: grandezas y miserias, juego y entorno; ¿Y el fútbol dónde está?; y Hagan juego. Colabora con artículos en varios medios digitales y es comentarista de Onda Cero.