bilbao - A San Mamés, La Catedral, y al Teatro Arriaga, les une la Gran Vía y la presencia policial. Varias dotaciones de furgonetas antidisturbios de la Ertzaintza vigilan la villa, con los ojos abiertos, en alerta “por lo que pueda pasar”. Lo que pueda pasar es una horda de ultras rusos del Spartak de Moscú, de lo más violento. Se calcula que serán medio millar con un currículo en el que se agolpan los antecedentes violentos, que ha puesto en guardia a la instituciones y a las fuerzas policiales. La Ertzaintza tiene desplegado un fuerte dispositivo policial en los puntos calientes de la ciudad para controlar la invasión bárbara. “El dispositivo está en marcha, ahora a ver cómo evoluciona el tema”, expusieron fuentes policiales consultadas por este periódico. El Gobierno vasco y el Ayuntamiento de Bilbao disponen un “importante” dispositivo de seguridad, que incluye a medio millar de agentes de la Ertzaintza y un centenar de policías municipales, que se sumarán a los 200 miembros del personal de seguridad que movilizará el Athletic en sus instalaciones.
Al respecto de la situación de alerta en la que se encuentra la capital bilbaina, el jefe de Seguridad Ciudadana de la Ertzaintza, Josu Bujanda, expuso que “el partido está considerado de alto riesgo” y que la policía autonómica vasca ya lleva “trabajando semanas en la preparación” del dispositivo de seguridad del partido. “Tenemos un dispositivo coordinado con la Policía Local, como no podía ser de otra manera, y con la seguridad privada del Athletic y nos parece que es el modo adecuado que hemos planificado para este evento deportivo”, comentó, recordando que el dispositivo “es el mismo que en partidos de alto riesgo y en partidos de estas características”. Bujanda, en todo caso, remarcó tres cuestiones importantes: “La primera es dar tranquilidad a la ciudadanía;la segunda, no entrar en provocaciones en cualquier cuestión que se pueda dar. En ese sentido, colaboración de la ciudadanía, que llamen a la Ertzaintza para que pueda acudir y abordar cualquier problema que se pueda estar dando;y, tercero, confianza en la Ertzaintza, en la Policía Local y en los miembros de la seguridad privada”.
Las patrullas de la Ertzaintza y la Policía Municipal “van y vienen por aquí constantemente”, observa un padre que cuida de sus hijos en la Plaza Nueva. El Casco Viejo, con sus calles laberínticas, es, sin duda, una zona especialmente sensible. “Estoy un poco acojonada, son unos bestias”, reconoce una camarera de un bar de la Plaza Nueva, donde la vida transita, en vísperas del duelo, entre terrazas recogidas y sillas encadenadas para que no sirvan como armas arrojadizas, aunque se observa alguna que otra terraza desplegada. En Licenciado Poza, las terrazas son parte del paisaje. Hoy desaparecerán.
“Hay inquietud” entre los hosteleros frente a unos fanáticos que poco o nada tienen que ver con el fútbol, pero a los que les entusiasma la violencia y generar terror a su paso. “Todo lo que sirva de arma arrojadiza desaparecerá de las barras. Nada de botellas de cristal. Serviremos todo en vasos de plástico. Los servilleteros también los retiraremos, así como el mobiliario”, explican en Poza, la arteria que bombea a los aficionados hacia San Mamés, otro de los puntos calientes en días de partido. En la calle de los cánticos y las hinchadas, lo tienen claro. “Si la cosa se pone fea, se cierra y se llama a la policía. No hay otra. Nada de jugársela”, dice un experimentado barman, que recuerda episodios pasados, como los del Olympique de Marsella o el PSG. “Creo que se ha aprendido de esas cosas y la Policía estará mejor preparada”, analiza.
AGREDIDA UNA PERSONA Controlar a los ultras será la prioridad de las fuerzas del orden, muy visibles ayer en distintos lugares de Bilbao. La víspera del partido la ciudad continuó inmersa en el costumbrismo que dicta el día a día, si bien a última hora de la tarde se exaltó después de que un grupo de aficionados rusos accediera al Metro saltándose las canceladoras y generara escenas de pánico. En Hurtado de Amézaga un hombre fue agredido por seis rusos mientras transcurría la manifestación antifascista. Afortunadamente, la víctima no precisó de asistencia médica.En ese ambiente, se perfila una jornada complicada.
“Tendremos una persona fuera del bar y si vemos que la cosa se complica, meteremos a los clientes al bar y echaremos la persiana”, avisaron desde un bar de Poza. El problema, sostiene un camarero, “está en quedarte en la calle cuando viene la manada, porque estos vienen así, en manada”. Los ultras del Spartak, expertos en lucha, que han profesionalizado las batallas campales, generan miedo, aunque el entrenador del equipo moscovita, Massimo Carrera, quiso rebajar la alarma. “Son aficionados que han venido a apoyar a su equipo y no creo que vaya a ir más allá”. El Spartak ha citado a su afición a las 18.30 horas en la Plaza Moyúa para encaminarse escoltada por la Ertzaintza hasta el campo. “A saber lo que pasa con esta gente. Un poco de miedo sí que hay”, describen en una taberna del Casco Viejo. El temor se percibe. De hecho, en el Colegio Pureza de María, situado a dos palmos de San Mamés, distribuyeron una circular entre los padres para que estos decidan si quieren que sus hijos acudan a clase. Las actividades extraescolares no se celebrarán. Tampoco en Jesuitas de Indautxu.