PAMPLONA - Los participantes en un torneo de categorías inferiores celebrado en fechas recientes en San Adrián recibieron como obsequio un libro. Es poco usual que en las competiciones deportivas los recuerdos conmemorativos busquen formatos alternativos a las clásicas copas, placas y medallas. Pero en la localidad ribera aprovecharon la cita para divulgar un tema local aunque muy pegado al evento. El libro lleva por título El fútbol en San Adrián. Reflexiones sobre un pueblo que trabaja y se divierte. Su autor es Javier Muerza Serra. Este trabajo, que vio la luz en 2015 y fue distribuido solo en la localidad, anima la escasa bibliografía sobre la historia de los equipos navarros y sus gentes, los pioneros y quienes sostuvieron el proyecto hasta nuestros días. Dejando a un lado los más conocidos volúmenes que tienen como protagonista al Club Atlético Osasuna (al menos ocho desde 1942), lo referente al desarrollo del balompié en nuestras localidades encuentra muy pocas obras de consulta.

Un tenaz divulgador de temas locales como es José Torrecilla presentó en 1990 Izarra. 70 años de fútbol en Estella. Un grueso volumen que compendia una meticulosa recopilación de equipos, resultados, alineaciones, clasificaciones, jugadores, directivos y terrenos de juego en los que nació y creció este deporte en la vieja Lizarra; y, sobre todo, sacando a la luz abundantes fotografías de antaño. Aunque puede considerarse al veterano periodista como el pionero en este tipo de publicaciones -cinco años después escribió otra ya con motivo de los 75 años del Izarra-, hay que reseñar cómo el libro sobre la historia del Falcesino se hace eco de un opúsculo sobre este club escrito en 1945.

Sin alejarse mucho de esas pautas marcadas por Torrecilla, aunque aportando un toque editorial personal y la idiosincrasia peculiar de cada pueblo, en los años posteriores salieron de las imprentas libros sobre Erri-Berri, Peña Sport, Injerto de Berbinzana, Aoiz, dos sobre el Tudelano, Ribaforada, Iruña, Aurora de Marcilla, Falcesino e Ilumberri. En la mayoría de los casos, la celebración de un aniversario es el impulso que lanza a los autores -muchos de ellos noveles en estas lides, otros periodistas- a la aventura de recopilar material y darle luego forma a un material que tiene al fútbol como eje principal de la narración.

Como escribió en 2002 el entonces presidente del CD Tudelano, Fernando Yanguas, en el prólogo al libro Tudela y su fútbol (1900-1936), de Luis Miguel Saso Sandúa: “Como se ha demostrado con el paso del tiempo las eras y las calles de la ciudad fueron convirtiéndose en campos de fútbol. Es curioso que tres palos y un balón de correa aglutinaran y desataran tantas pasiones”. Una aseveración que sirve para cualquier otro pueblo de Navarra.

san adrián

300 ejemplares regalados a vecinos y aficionados

A Javier Muerza Serra le unen al CD San Adrián su etapa como futbolista a finales de los años sesenta y principios de los setenta (con un paréntesis en el Falcesino), una larga afición al fútbol y su condición de hijo de la villa. Esos condimentos, unidos a la necesidad de “ocupar el tiempo una vez llegada la edad de la jubilación”, le animaron a meterse en este guiso con sopa de letras, lomos y rematado con tapas.

Cuenta el autor, de 73 años recién cumplidos, que el proceso más laborioso fue el de la recopilación de datos, al que dedicó cerca de dieciocho meses. El tramo más complicado tenía que ver con la información que documentara los inicios; la falta de referencias le obligó a bucear durante horas en las hemerotecas localizando partidos, alineaciones y crónicas con las que ir recomponiendo los cimientos del fútbol en el pueblo. Los testimonios de los vecinos de más edad que conocieron aquellos terrenos de juego improvisados, con porterías de quita y pon y pelotones que pesaban como bolas de acero, completaban la información.

Para el material gráfico, al que concede mucha importancia en este tipo de trabajos, Muerza agradece la colaboración de la Asociación de Amigos de la Historia de San Adrián; también las aportaciones de José Vázquez, antiguo presidente del club, que conservó en su archivo personal numerosa documentación. Finalmente, echó mano del testimonio directo de quienes como futbolistas o directivos podían aportar peculiaridades de cada época.

Este es el primer trabajo impreso de Muerza, quien se confiesa también autor de algunas poemas.

La tirada del libro alcanzó los 300 ejemplares. Él corrió con todos los gastos y repartió el libro de forma gratuita entre sus allegados, el club y los amigos de la historia de la localidad. Dice que aún tiene en su poder una decena de ejemplares. Preguntado por su gesto altruista, el autor reconoce sentirse recompensado “porque lo disfruté mucho”.

los contenidos

El fútbol, la vida en la localidad y sus gentes

En la mayoría de los casos, el fútbol en Navarra es un virus que corre imparable de pueblo en pueblo a partir de los años veinte del pasado siglo. Tras los primeros pasos, la rivalidad se entabla rápidos con los vecinos más cercanos, como es el caso de Peña Sport y Erri-Berri. Contiendas que en ocasiones acababan a palos y que dan para un buen número de anécdotas en ambas publicaciones.

Las imágenes primeras de los libros congelan a los equipos uniformados y a los abundantes aficionados que ya hacían acto de presencia en las lindes del campo. La presencia de mujeres no es para nada extraña, aunque pasarían muchos años hasta que equipos como la Peña Sport formaran sus primeros equipos con chicas, de las que también hay testimonio gráfico y literario en el libro de José Luis Lizarbe dedicado al club tafallés.

Aunque el fútbol es el hilo argumental de estos libros, algunos también reservan un espacio a otras actividades deportivas desarrolladas en la localidad, como la pelota, el ciclismo y el balonmano en Aoiz, el atletismo en Olite, la organización de competiciones de aizkolaris por parte del Izarra...

Mucho fútbol, pero también mucha historia menuda de cada localidad, de vecinos que dedicaron años de su vida al deporte, siempre de forma desinteresada y altruista.