barcelona/Madrid - El Barcelona inicia la búsqueda de su sexta final de Copa consecutiva, acogiendo en el Camp Nou el segundo duelo de la temporada, primer acto de las semifinales coperas, pendiente de Leo Messi ante un Real Madrid que mide su reacción.

La Copa depara el segundo duelo del curso. El primero, en Liga, fulminó la corta etapa de Julen Lopetegui en el banquillo del Real Madrid. Un 5-1 demoledor sin Messi, fue la puntilla a un equipo sin rumbo. Ahora, recuperado en su autoestima y el físico de la mano de Santiago Solari, encara un gran reto.

Messi es el centro de todas las miradas. El argentino se reincorporó en la tarde de ayer a los entrenamientos junto a sus compañeros, después de perderse la sesión del pasado lunes por una contractura en el aductor que el jugador se produjo en el último partido de Liga ante el Valencia.

El técnico Ernesto Valverde confirmó ayer que la participación del argentino, que está convocado, dependerá de las sensaciones que el rosarino tenga en esta sesión preparatoria.

En el entreno de ayer también reapareció para ejercitarse junto a sus compañeros el francés Ousmane Dembélé, que el lunes hizo trabajo en solitario tras caer lesionado con un esguince en el tobillo izquierdo, el pasado 20 de enero. Pero el galo permanece de baja.

Pendientes de Messi, Valverde deberá elegir entre arriesgar con el astro de Rosario o reservarlo pensando en el duro calendario que le espera a su equipo de aquí a final de temporada y que, tras el clásico, le llevará a medirse al Athletic en LaLiga en el siempre difícil San Mamés.

Si finalmente el 10 azulgrana no es de la partida, quién podría ocupar su puesto es una incógnita siendo baja Dembélé. Una opción para Valverde sería la de modificar el esquema y apostar por un 4-4-2 con Coutinho y Luis Suárez, que siempre rinde a un gran nivel ante el Real Madrid (le ha metido 9 goles en 11 partidos), en punta. Aunque, conociendo a Messi, difícilmente renunciará a participar en un encuentro ante el eterno rival y con una final en juego.

El resto será el equipo de gala, al que Valverde ha podido reservar, en parte, en el último encuentro ante el Valencia, ya que Lenglet y Sergio Busquets, éste ultimo al estar sancionado, no jugaron, y Arthur y Jordi Alba empezaron en el banquillo.

Para el Real Madrid el partido es el escenario perfecto para confirmar su resurrección. Llega en su mejor momento de la temporada, encadenando cinco victorias consecutivas, con Solari recuperando a todos sus jugadores y tan solo Vallejo en la enfermería, exhibiendo buen fútbol para despejar las dudas y corregir aspectos como la falta de gol.

En un febrero decisivo, en el que definirá ante el Barcelona su futuro en la Copa, inmediatamente su papel en LaLiga en la visita al Wanda Metropolitano más el regreso de su competición predilecta, la Liga de Campeones, la plantilla de Solari encara retos con ambición. Amparada en la figura del joven Vinicius, siempre listo para tirar del equipo en ataque y desequilibrar, con Benzema explotando su cara más goleadora, con seis tantos en cuatro partidos consecutivos anotando, y a la espera del regreso de la mejor versión de Gareth Bale.

La presencia del galés es la única duda por despejar en el dibujo de Solari. La BBV que se estrenó de inicio ante el Alavés no engrasó bien y Lucas Vázquez parece intocable en el Camp Nou, por el trabajo defensivo que aportará ante Jordi Alba y tras haber descansado en el último encuentro.

Cambiará la cara de su equipo titular Solari, que expresó públicamente el sentimiento del club por un calendario que considera injusto con un día menos de descanso que su rival en la ida y en la vuelta, introduciendo hasta seis novedades en el equipo titular. Regresan Navas, Nacho, Varane, Marcelo, Kroos y Lucas. - Efe