El entrenador del Eintracht Frankfurt, Oliver Glasner, está ante el reto de lograr que su equipo se transforme de cara a la disputa de la supercopa europea ante el Real Madrid (miércoles, 10 de agosto), tras haber sido triturado en casa por el Bayern con un 1-6.

Glasner ha hecho ya un primer diagnóstico de lo ocurrido. “Con los dos primeros goles perdimos la cabeza”, dijo sobre el partido.

El resultado fue que, agregó, “el Bayern tuvo el espacio” que les dejaron libre “y lo aprovecharon de forma implacable” y el Eintracht no encontró respuesta ante la velocidad de los delanteros bávaros.

“Ahora, tenemos el miércoles la posibilidad de hacer mejor las cosas ante el Madrid”, concluyó Glasner.

Como es normal en un entrenador, Glasner no ha entrado públicamente en detalles sobre todo lo que falló ante el Bayern ni tampoco ha abordado lo que no funcionó antes de los dos primeros goles, que llegaron en situaciones con balón parado, cuando su equipo ya parecía contra las cuerdas. Sin embargo, hay claves de la derrota que son evidentes.

En primer lugar, es bien conocido que un elemento clave del Eintracht es el trabajo ofensivo de sus dos carrileros, Filip Kostic y Ansgard Knauff. Ante el Bayern en la primera parte, cuando se produjeron los primeros cinco goles, los dos estuvieron demasiado ocupados en tratar de apagar incendios en defensa por las bandas para poder hacer algo en el ataque.

En el centro del campo, el Bayern logró que Mario Götze prácticamente nunca tuviera tiempo de girar tras recibir la pelota. Y, adelante, el colombiano Rafael Borré parecía que no estuviera en el campo.

Además de esos detalles hubo un problema central que fue que el Eintracht no soportó la presión adelantada del Bayern en los primeros minutos, cuando pareció casi absolutamente incapaz de sacar el balón de su propia mitad. La pelota siempre volvía y los ataques del Bayern se sucedían unos a otros y terminaron traduciéndose en goles que hubieran podido ser más.

Algo increíble en medio del desastre fue la actitud del público del Eintracht que no paró de cantar los 90 minutos. El júbilo que produjo la campaña en la Liga Europa que culminó con la conquista del título parece intacto, al menos entre la afición.

“Pese a todo, en cinco días viene la Supercopa y queremos ganarla”, dijo Glasner tratando de sacudirse el fango de la derrota.