Tal vez les parezca una comparación raruna, pero que te paren un penalti tirado a lo Panenka siempre nos recuerda a que te paren un penalti en el balonmano por una vaselina mal tirada. En ambos casos parece que se le regala el balón al portero; en ambos casos, el aficionado del equipo atacante se pregunta por qué su jugador no ha optado por el cañonazo; y en ambos casos, que hay que contarlo todo, ese mismo aficionado se caga en las muelas del fistro pecador... Y, sin embargo, una y otra opción de lanzar penaltis han demostrado tantas veces su efectividad que no hace falta ni defenderlas, porque ya las defiende el hecho de que siguen utilizando en la alta competición. En todo caso, más le vale a Mikel Merino que la Real Sociedad ganó ayer y que no marcar ese penalti se convirtió finalmente en una anécdota (que, eso sí, él recordará toda su vida), porque si empata el Elche, lo crujen.