En casa de los Arteta pueden presumir orgullosos de los éxitos deportivos de dos de sus miembros. Mikel Arteta lidera a un Arsenal que comanda la Premier League después de doce jornadas disputadas, con dos puntos por encima del todopoderoso Manchester City de Erling Halaand y compañía, y lo hace con un juego que asombra a todo aficionado. Pero la cosa no queda ahí porque, a 1.557 kilómetros del Emirates Stadium se encuentra el Estadio Stožice, en Eslovenia, donde el Olympia de Liujblana disputa sus partidos como local, equipo en el que el navarro Pablo Remón Arteta, segundo entrenador de Albert Riera, afronta su primer curso, situado también en lo alto de la clasificación.

“Tenemos un poco de cachondeo entre los primos, dicen que nos salimos”, bromea Pablo, que se sincera al afirmar que “me alegro mucho por Mikel, porque sé lo que trabaja, lo mucho que se implica y porque sé lo que me cuenta que es llevar un club de esos y el mérito que tiene estar compitiendo contra otros equipos de la Premier que tienen más presupuesto y él está ahí. Ojalá de corazón que acabe ahí”.

No ha sido un camino de rosas el de Mikel Arteta como primer entrenador en el cuadro 'gunner', donde arribó en diciembre de 2019 tras atender la llamada londinense de su antiguo capitán, una vez se dio por concluida la salida de Unai Emery. Desde entonces, el donostiarra tuvo el respaldo y la paciencia del club para que su idea fuera germinando, dos términos antagónicos en el fútbol moderno. Tras un inicio prometedor y un posterior varapalo -quedando fuera de competiciones europeas en la campaña 20/21 tras más de dos décadas consecutivas sin que ocurriera- el excentrocampista gipuzkoano tiene al Arsenal líder de la Premier League y con un pie y medio en octavos de Europa League. Un proyecto que con la confianza de la cúpula directiva 'gunner' ha pasado de ser ilusionante a serio, basado siempre en los pilares de la entidad con jóvenes talentos siendo su seña de identidad.

Arteta ha tenido la fortuna de trabajar con dos de los mejores técnicos del siglo XXI: Arsène Wenger y Pep Guardiola. Su primo Pablo, que ha empezado a seguir su mismo camino, no quiere hablar por el momento de emprender una etapa en solitario, sino que se centra en “trabajar al 100% o 120% en mi actual trabajo”. El ayudante de Riera, admite que los dos primos están en continuo contacto. “Él también me sigue a mí. Después de los partidos me suele preguntar cómo ha ido, cómo hemos jugado y el porqué de las cosas. Estamos en contacto. Además ayer (por este domingo) jugamos a la vez y cuando terminó el partido me dijo que habíamos tenido un buen fin de semana ambos”, señala.

La andadura de Pablo en los banquillos comenzó en Oberena, club en el que jugó toda su vida, antes de estar dos años en la academia de Osasuna. “Me he ido formando, me he sacado los tres niveles de entrenador y luego teniendo a Mikel he hecho muchísimas visitas a Manchester cuando era ayudante de Guardiola en el City e iba cada mes, porque me dejaban ir y aprendía muchísimo. Todas esas cosas se te quedan y aprendes todo. Cuando Mikel ficha por el Arsenal también voy a Londres a ver cómo Mikel desarrolla su carrera como primer entrenador y aprender de él. Soy un privilegiado de la experiencia que he tenido”, comenta.

En cuanto al estilo de ambos equipos, si pudieran tener similitudes, Pablo analiza un entorno en el que “todos los entrenadores quieren jugar a fútbol, pero otra cosa es el material que te encuentres tú. A un cocinero muy bueno, le pones material muy bueno y te hará buenas cosas. Si le pones material más regular, lo hará lo mejor que pueda, pero no será un plato tan exquisito. Donde vayas tienes que ajustarte a la plantilla que tengas. Nosotros nos hemos acoplado a lo que teníamos y les intentamos sacar el mayor partido a lo que tenemos. A todo el mundo le gusta jugar bien al fútbol, y jugar bien no es hacerlo desde atrás, porque también se juega bien siendo más directo. Cada uno tiene su estilo”.

La clave del Olimpija Ljubljana, que pretende volver a hacerse con el campeonato -no lo hace desde 2018-, está en que “desde el minuto 1 el grupo creyó en la idea que vinimos aquí a transmitirles. Nosotros creíamos en que los jugadores son los actores principales del equipo, que nosotros les íbamos a ver cómo es cada jugador y les podríamos ayudar a ser mejores jugadores. Creo que los jugadores nos siguen, creen en lo que hacemos. Nosotros llegamos a la liga eslovena, nos hemos chupado horas y horas de la liga, de equipos… Cada semana ven que tenemos una idea diferente contra cada equipo y los jugadores van a muerte con nosotros. Vamos ganando, y cuando ganas la credibilidad va aumentando y el jugador cree más en ti. Todo es más fácil. Son buenos chicos y estamos contentos con ellos”.

Hasta mayo queda mucha liga pero, por el momento, los Arteta pueden presumir de ser líderes en Europa.