Solía ser tradición, al cumplir los 18 años, salir de casa, emanciparte y buscarte la vida más allá de tu hogar y de tu familia. Adrián Zuazu, después de 18 años jugando con la elástica del Valle de Egüés, deja el club y cuelga las botas. “El Valle de Egüés es mi familia, y aunque ahora me tengo que marchar, lo van a seguir siendo, además dejo muy buenos amigos allí, tanto en la directiva como en el cuerpo técnico y en el vestuario”, explicaba Zuazu. El joven centrocampista navarro ha decidido abandonar el club de su vida, en el que lleva desde los 10 años, después de haber formado parte de la plantilla que ha conseguido el histórico ascenso a Segunda RFEF.

Zuazu comentaba: “Ha sido también una decisión por parte del club, que han decidido reestructurar un poco el equipo de cara a la siguiente temporada. Él lleva desde que acabó su etapa universitaria trabajando en la Carnicería Zuazu, negocio familiar, algo que también ha influido en esta decisión del jugador. “Además, al ascender de categoría se me complicaba mucho más el compaginar la carnicería con el fútbol. Por ejemplo, hay un día más de entrenamientos y toca salir fuera de la comunidad en algunos partidos”, añadía. 

Hasta ahora Zuazu ha podido compaginar, haciendo algún que otro malabar, su papel en el fútbol y en la carnicería. “Este año, que hemos jugado en Tercera RFEF, lo he podido compaginar bien, me escapaba un poco antes de la carnicería entre semana y el fin de semana no me era muy complicado”, explicaba. A pesar de que sea una decisión difícil, Zuazu decía:“Yo creo que era el mejor momento para tomar esta decisión. Algunos hemos tenido que dejar el equipo, pero también estoy contento, porque creo que es la decisión correcta para que el equipo funcione bien el año que viene, y si pueden salvar la categoría, mejor”.

Y es que no hay mejor despedida que la que ha tenido Adrián con el Valle de Egüés. En su última temporada como futbolista, ha logrado que el club de su vida ascienda a Segunda RFEF, algo increíble para él y para toda la plantilla del equipo azulón. “Después de 18 años en el club, subir de categoría, algo que no se había conseguido, es lo máximo a lo que podía aspirar en el fútbol y la verdad es que siento mucho orgullo y satisfacción por lo que hemos conseguido todos juntos”, comentaba. Además, añadía que “también estoy muy contento por esa gente del club que está todos los días ayudándonos, y por los compañeros que han ido pasando por el equipo, cada uno ha dejado su parte para que esto sea posible”.

El propio Zuazu explicaba que este año ha sido un tanto agridulce. Por una parte, ha vivido el que quizás haya sido su momento más feliz y pleno en este deporte: “El ascenso es de lo más grande que he conseguido con el club y ha sido algo increíble, sin duda uno de mis mejores momentos como futbolista”. “También hemos pasado por momentos muy complicados y nos hemos salvado en las últimas jornadas, y esos días también son espectaculares y no se olvidarán nunca”, matizaba.

Pero por otra parte, esta campaña ha sido su última en el club, algo que no ha sido fácil para él y que es duro para cualquier jugador que se enfrente a una situación así. “Aunque ya llevaba un par de meses haciéndome a la idea, cuando lo hablas en la oficina con los entrenadores y la directiva, se hace más real”, explicaba. Zuazu añadía: “Para mí ahora supone tener que buscar una rutina diferente a la que estaba muy acostumbrado, ahora me está costando un poco ocupar ese tiempo que antes ocupaba el fútbol y sacar un rato cada día para hacer deporte y encontrar algo que me motive”. 

En cuanto a la idónea temporada que ha vivido el Valle de Egüés este año, el centrocampista decía: “A nivel colectivo, aparte de que hayamos ascendido, los que llevamos muchos años sentimos la satisfacción de dejar un grupo muy unido dentro y fuera del terreno de juego”.Algo que Adrián Zuazu lleva sintiendo desde pequeño, desde el día que, con 10 años, comenzó a jugar en el que sería el club de su vida. Y es que un vínculo así no se rompe con facilidad, y él lo tiene claro: “Espero que solo sea un hasta luego y que algún día vuelva al club, no sé de que manera pero espero que sigamos haciendo cosas juntos”. Además, añadía: “Yo tengo claro, ya se lo hice saber, que cualquier día me gustaría volver a echarles una mano de la forma que sea”.

Porque en el ámbito futbolístico puede pasar de todo, pero lo que realmente queda al final de todo es el aspecto humano, y así lo siente Zuazu: “Aparte de unos chavales que juegan muy bien al fútbol, yo me quedo con que han hecho una piña increíble esta temporada, y eso no nos lo quita nadie”. “También me quedo con la satisfacción de todas esas personas que están detrás y nos hacen más fácil el día a día dentro del club”, añadía. Adrián Zuazu se despide de su club de la mejor manera posible, logrando el soñado ascenso a Segunda RFEF y poniendo fin a su carrera futbolística, 18 años entregados al club de su vida y a la que ha sido su familia.