El Baztan recibe este miércoles al Ontiñena (19.00 horas) en la ronda previa de Copa del Rey. Hasta ahí no deja de ser un partido más para el aficionado neutro, no así para los protagonistas, que están ante una oportunidad única para poder medirse a un equipo de Primera División, el sueño de todo niño pequeño. Ahora esos niños que soñaban con tener una noche para el recuerdo son jugadores a tiempo parcial, que no viven del fútbol pero que de la noche a la mañana tienen la oportunidad de enfrentarse a esos futbolistas de videojuegos que ven por la televisión. Su día a día es un sinfín de cambios de turno, de negativas a parejas, amigos y familiares por el simple placer de jugar, hipotecando de esta manera los fines de semana desde mediados de agosto hasta finales de mayo, tiempo en el que dura la competición. Sin embargo, en partidos como estos van a ser el foco de atención en sus trabajos y en sus círculos cercanos, recibiendo esa atención mediática propia de la élite.

En Elizondo, el Baztan quiere celebrar el Centenario por todo lo alto. Ya al comienzo de temporada logró alzarse con la Supercopa ante el Zarramonza, torneo que le garantizó el pase a disputar la ronda previa de Copa del Rey. Ahora, cuando la cita asoma la cabeza, todo el valle se vuelca con el equipo. “La gente está muy ilusionada. Vas a hacer la compra o estás paseando, la gente se te acerca y te pregunta. Incluso si no son socios y quieren ir a animar y ver el partido. La gente está ilusionada, es nuevo para el club, nunca lo hemos vivido, es año de Centenario y la gente está muy ilusionada. Tanto la junta directiva, como jugadores y todo lo que rodea al valle”, reconoce el técnico, Josema Osacar.

El entrenador, consciente de que es un partido que no puede jugar todo el mundo, reconoce que “estamos enfocando el partido en que tiene que ser una diversión, un disfrute. Estamos enfocándolo en la cohesión grupal. Al final es un partido de fútbol”, pero matiza en que es algo histórico porque “no habíamos vivido esto nunca. El año pasado se hizo una muy buena temporada, no se dio el ascenso a Tercera y eso nos dio la opción a jugar la final de la Supercopa, que al final es jugar una final por un título y la verdad es que salieron bien los dos partidos con el Zarramonza y eso suma. Ahora, jugar este partido y tener el premio gordo de que el que gane tiene un Primera División… Nosotros somos un equipo pequeño, no estamos acostumbrados a jugar finales. Cuando tenemos hornadas buenas estamos en Tercera, pero nuestro sitio siempre es la antigua Preferente, que es la Autonómica de ahora. Para el club y para el valle es muy importante. Es una forma de enganchar –tenemos 400 jugadores, jugadoras y más de 600 socios– a la gente con el club. Luego también representas a todo el valle. Es un orgullo”.

Por su parte, Txema Garaikoetxea, presidente del club, recalca que “nunca hemos estado en esta tesitura. Muy contentos, y a ver si tenemos suerte. A ver si los jugadores cumplen y llegamos. Para los jugadores tiene que ser lo máximo. A mí me dan ganas de volver a jugar yo. Es una oportunidad que igual no te toca otra vez, es algo único que no ha hecho nadie aquí”, y agradece que el presidente del Cantolagua, Alberto Ozcoidi, y la presidenta del Injerto, María Chocarro, le hayan mandado mensajes de apoyo porque ellos, entre otros, ya saben qué es jugar esta ronda previa.

El presidente, nuevo en el cargo desde esta temporada, admite el “trabajo” que conlleva preparar esta eliminatoria porque, en el fondo, “somos empleados del Baztan. Hay 400 chavales aquí y 19 equipos. Al final pensamos que algo había que hacer, nos juntamos una cuadrilla que habíamos jugado a fútbol. Y me tocó ser el presidente, que es lo de menos. El fin de semana, tienes que estar abriendo y cerrando el campo. Salgo el último. Nosotros pensamos que era un partido más, pero te llaman de aquí, de allá… la mayor ilusión que tengo es que acabe el partido, y ganemos o perdamos, hayamos dado un buen ejemplo, la gente aplauda… no quiero ganar y que haya jaleos”.