De repente, ‘crack’. Silencio. “Al principio sí que tenía la imagen y el ruido metidos en la cabeza. Cuando escuchas eso, sabes que te has roto”. Un 22 de noviembre, Mikel Yoldi caía al suelo y se llevaba las manos a la rodilla. Una lesión de ligamento cruzado terminaba con su temporada y daba comienzo a un largo periodo de trabajo en la sombra. Rutina de ejercicios para fortalecer una rodilla que le impedía disfrutar de lo que más quiere: el fútbol. Una lesión que, sin saberlo, terminaba con su etapa en el Tudelano y le permitía volver al lugar donde empezó todo, el Nuevo Areta de Huarte.
“Estoy muy contento de volver a casa, de estar con mi gente. Fue todo a última hora, rápido, y darle las gracias a Pepo por esperarme hasta el último momento, y al equipo por recibirme de esta manera”, comienza relatando el delantero, que debutó esta temporada con su nuevo equipo al disputar unos minutos hace tres jornadas, y que ya ha demostrado su valía al anotar un gol y brindar una asistencia para que el conjunto cebollero rescatara un punto en su visita a Sarriguren. “Para devolverles el agradecimiento sólo lo puedo demostrar en el campo ayudando a mis compañeros. Ellos me están ayudando tanto dentro como fuera del campo y esa unión que tenemos se nota”, se sincera.
Al final, una lesión de ligamento cruzado es estar “un año fuera de los campos. Echas la vista atrás y miras todo el trabajo que hay tras una grave lesión como esta. Estás entrenando todo el día sólo, con los fisios y los preparadores, y el poder disputar los primeros minutos después de un año es muy ilusionante y estoy muy contento por ello”, admite un Mikel Yoldi que agrega que no es un camino de rosas porque “es un poco difícil al principio cuando te pasa algo así por lo que no has pasado antes, cambiar el chip y trabajar en el día a día. Al principio sí que se te viene el mundo encima, de no saber qué va a pasar, si vas a volver… pero siempre me han dado la seguridad de que trabajando fuerte iba a volver” y, de esta manera, “lo he llevado bastante bien con los ejemplos de mis hermanos, de volver a ver a mi hermano jugar… Cuando no te pasan estas cosas, un año pasa rápido, pero cuando estás aquí un año te parecen diez”.
“Ahora mismo al Huarte le debo todo. Estar un año sin jugar, llegar a los últimos días de mercado en los que las plantillas están todas cerradas, que me esperaran hasta el último momento es de agradecer”
En mitad del proceso de recuperación apareció el Huarte y una broma de Pedro Sánchez que poco a poco se fue convirtiendo en realidad. “Tenemos una ficha libre” le decía el entrenador al delantero, que bajaba por las mañanas a Areta para ejercitarse. “En los meses de mayo y junio bajaba a entrenar por mi cuenta a las mañanas a Areta y solía ver a Pepo que, en tono de broma, me decía que tenían una ficha preparada, que me recibían con los brazos abiertos. Luego, a finales de agosto, les dije que podía haber una opción de venir aquí, ellos con los brazos abiertos me dijeron que sin ningún problema. Un día hablé con él, a ver si seguían teniendo esa ficha libre. Así se dio. Fue rápido y sencillo”, rememora el futbolista, esbozando una sonrisa en el rostro al recordar el gesto. “Ahora mismo les debo todo. Estar un año sin jugar, llegar a los últimos días de mercado en los que las plantillas están todas cerradas, que me esperaran hasta el último momento es de agradecer”, añade.
Así, Mikel Yoldi consiguió desligarse del Tudelano y firmar por su actual equipo. “Fue un poco mutuo. No se venían haciendo las cosas bien conmigo en Tudela y decidimos rescindir para salir cuanto antes y disfrutar del fútbol en casa con los míos”, confiesa, antes de valorar que “el Huarte viene haciendo buenas campañas desde hace cinco, seis años, con una base muy sólida y bastante buena y al final nuestro objetivo es mirar el próximo partido, sacar los tres puntos, y a final de temporada estar lo más arriba posible. La presión es para los equipos que bajan de Segunda RFEF y quieren volver lo antes posible. Nosotros nos miramos a nosotros mismos, sin mirar a los demás”.
Poco a poco, Yoldi fue uno más de los entrenamientos hasta ganar confianza y seguridad para debutar con sus nuevos colores. “Íbamos hablando con el preparador, el fisio, a ver cuándo me sentía bien, seguro… Sí que es verdad que me costó coger fuerza en las piernas. Era ver las sensaciones del día a día, quitar el miedo de la cabeza”, desvela. Ahora, tres partidos después, y ayudando a mantener la posición de play off de ascenso a Segunda RFEF, Yoldi no va más allá de ayudar a sus compañeros partido a partido, una vez el fútbol le ha devuelto la sonrisa.