El colegiado andaluz José Luis Munuera Montero (Jaén, 19 de mayo de 1983), árbitro de Primera desde 2016 e internacional desde 2019, está descubriendo estos días qué ocurre cuando en el mismo partido –el del sábado en El Sadar– se expulsa a un jugador del Real Madrid y se pita un penalti en contra del equipo blanco.
Si a esas ofensas se une que el Real Madrid ya estaba enfadado por los arbitrajes de los dos partidos ligueros anteriores –ante el Espanyol (derrota) y el Atlético (empate)–, Munuera se ha encontrado de pronto como diana del desorbitado cabreo de todos los estamentos del madridismo: el club, la afición y una gran parte de los medios de comunicación nacionales con sede central en Madrid.
El club, a través de su canal de televisión Real Madrid TV, ha atacado a eso que llama desde hace tiempo “la mugrienta Liga Negreira”, acusando a Munuera Montero de ser el sábado “el mejor futbolista de Osasuna” por los penaltis no concedidos al equipo blanco – de los cuatro que piden los madridistas más entusiastas, solo es discutible el de Moncayola a Vinicius–.
Incluso ha intentado, a través de Ancelotti, rebatir a todos los angloparlantes y al propio diccionario de Cambridge asegurando que “Fuck off” no es una expresión ofensiva traducible como “Vete a la mierda”.
Además, el club ha comentado que el actual sistema arbitral no funciona y hay que cambiarlo por completo, apuntando en concreto a su máximo responsable, Medina Cantalejo.
Por su parte, los medios madridistas llevan desde el sábado en efervescencia y, según la seriedad del medio, todo o casi todo vale: desde acusar a la Federación y a la Liga de una conspiración para que el Real Madrid no gane la Liga a hablar de falta de honradez de los árbitros, pasando por la grave noticia desvelada por OkDiario sobre Munuera Montero: en la oficina que comparte su socio con otra empresa hay ¡un mural de Messi!
Y, claro está, con semejante acoso en marcha, la afición más forofa se ha apuntado a la cacería: Munuera Montero tuvo que desactivar su cuenta en Linkedin porque se llenó de insultos y hasta amenazas de muerte; y ha denunciado que han sufrido insultos sus nueve hermanos, sus sobrinos y hasta su padre, de 80 años.
Todo ello con la suprema ironía de que es el mismo árbitro que con sus errores –un penalti no pitado a favor del Celta y dos expulsiones de jugadores madridistas– provocó que el propio Real Madrid se metiera en las semifinales de la Copa. La polémica por ese arbitraje se diluyó en los medios en menos de 24 horas.
Cuando Bellingham sufrió una sanción de dos partidos, Munuera Montero se enteraba de que se va sine die a la nevera –nacional e internacional–, seguramente más tiempo, hasta que se aclare si puede compaginar su labor arbitral con su consultoría Talentus Sports. Una sociedad que se fundó hace ya un año –él dice que nunca ha facturado a ninguna entidad deportiva– pero que solo ahora, tras el partido del sábado, se ha considerado que puede cometer un posible conflicto de intereses.