El Subiza vuelve a los buenos hábitos

Después de la tormenta, viene la calma. Tormenta en sentido literal porque el viento y la lluvia fueron los ingredientes esenciales en Sotoburu, además de los muchos balones perdidos en las inmediaciones de Subiza, que tendrá que escribir a la federación porque, a este paso, no llegan a fin de temporada.

Ambos equipos saltaban al terreno de juego con hambre de puntos: el Barbastro, al borde de la salvación, y el Subiza, buscando la segunda victoria consecutiva. Los aragoneses empezaban moviendo ficha, pero se encontraban con un muro en la portería llamado Ander Ibáñez. El golazo de Binke alertaba al Subiza, que suspiraba tranquilo sabiendo que era fuera de juego. El Subiza quería el gol y lo intentaba por medio de Gascón, quien le hacía un croquis a la defensa aragonesa, pero no conseguía ver portería y terminaba en un simple toque de atención. Binke deleitaba a la escasa afición del Barbastro con un golazo de tacón antes de entrar a los vestuarios.

Los aficionados veteranos encendían sus puros, carraspeaban la garganta y se preparaban para el espectáculo de Sotoburu. Nada más empezar la segunda mitad, la defensa del Barbastro le dejaba un recado a Asiron, quien se dolía en el suelo. Minutos después, el Barbastro lo intentaba por medio de Sola, que remataba, pero la pierna del guardameta del Subiza le decía que hoy no iba a meter gol. En el minuto 68, Aguinaga levantaba a la afición rojilla con su golazo. Y el Subiza, no contento con eso, conseguía el segundo gracias a Ansó, quien aprovechaba un rechace. El encuentro terminó amargo por la expulsión de Iguaz a falta de unos segundos para terminar el encuentro, pero son tres puntos que acercan al Subiza un poco más a esa ansiada salvación.