El Mirandés está escribiendo una de las historias más sorprendentes del fútbol español al tener serias opciones de ascender a Primera División con una plantilla donde casi el 60 por ciento de sus jugadores son cedidos (13 de 22 jugadores), desafiando así todas las previsiones del inicio de temporada.
Y más si recordamos ese 2 de junio del año pasado, cuando el Mirandés firmaba una dramática salvación ante el Amorebieta en una noche de angustia y esperanza que supuso el fin de un ciclo y el inicio de una reconstrucción arriesgada, pero brillante.
Otra fecha destacada de ese año fue el 1 de agosto, cuando el club no contaba con jugadores suficientes en la plantilla para poder disputar un amistoso contra el Mallorca con garantías debido a la paralización del mercado.
Un mercado en el que nuevamente el club decidió apostar por su estrategia de cesiones, pero con un matiz: esta vez no solo buscaban talento joven, sino también jugadores con experiencia en la categoría. Y el resultado ha sido un bloque compacto, intenso y con hambre.
La temporada comenzó de manera irregular, fruto de la incertidumbre de un equipo corto de efectivos que fue completando la plantilla hasta el último día de cierre de mercado. Durante las primeras jornadas, el equipo mostró cierta irregularidad, sin lograr asentarse en la parte alta de la tabla.
No fue hasta la quinta jornada, con una victoria ante el Albacete, cuando logró meterse por primera vez en puestos de play off y a lo largo de las siguientes semanas el equipo entró y salió de las posiciones de promoción. Pero todo cambió en la jornada 16, cuando venció al Castellón a domicilio por 1-3 y desde entonces, no ha salido de los puestos de promoción.
A mediados de febrero, alcanzó el liderato por primera vez tras golear 4-1 al Racing de Ferrol, y recientemente, hace tres jornadas, volvió a la cima con una victoria por 1-0 ante el Oviedo que le ha dejado como uno de los claros candidatos al ascenso.
Y todo esto con solo nueve jugadores en propiedad, de los cuales solo uno tiene contrato asegurado para la próxima temporada tras su reciente renovación, Juan Gutiérrez. Y el resto de la plantilla está formada por cedidos que han encontrado en Anduva un escenario ideal para su crecimiento.
De la temporada pasada continúa el guardameta Luis López que no ha disputado ningún partido de liga pero que fue partícipe de la eliminación en Copa del Rey; los centrales Pablo Tomeo y Alberto Rodríguez Tachi, señas del equipo en defensa; el capitán Alberto Reina, titular en 31 de las 32 jornadas disputadas y autor de 5 goles y 3 asistencias; y el francés Mathias Lachuer, otro fijo en el once de Lisci.
El Athletic siempre se ha fijado en el Mirandés para dar minutos de calidad a sus jugadores de Lezama y este año lo ha hecho con Hugo Rincón, lateral clave en la salida de balón y con una gran proyección ofensiva, Urko Izeta, delantero de referencia y una de las sensaciones de la temporada con 10 goles, y Unai Egiluz, central seguro que ha ganado protagonismo con el paso de los partidos.
Otra de las claves del equipo es la relación con la Real Sociedad desde donde ha llegado Jon Gorrotxategi, pivote del equipo y que supone el equilibrio total del juego que ha practicado el Mirandés esta temporada, titular indiscutible y autor de cuatro goles. También Alberto Dadie, quién no está teniendo tanto protagonismo por el buen momento de juego que atraviesan los dos delanteros.
Víctor Parada, indiscutible, y Joaquín Panichelli, fundamental en la buena temporada y uno de los máximos goleadores de la liga, son dos de los más determinantes.
También han llegado otros jugadores cedidos como Iker Benito desde Osasuna, Joel Roca desde el Girona, Alex Calvo desde el Andorra, Ander Martín desde el Burgos, Carlo García desde el Villarreal y Adrián Butzke desde el Vitoria Guimarães.