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Silbidos

La cesión

La cesiónARCHIVO

No importa en qué categoría, la situación se ve a menudo por esos campos de fútbol, el balón llega a las inmediaciones del portero y éste duda si cogerla con la mano o no hacerlo por miedo a que el árbitro le pite un tiro libre indirecto dentro de su área. No faltan en esta situación consejos variados y a veces contradictorios: “¡Cógela!”, “¡No la cojas!”, que poco o nada ayudan al dubitativo guardameta.

Con el fin de ayudarle a disipar dudas y poder decidir por sí mismo, le diré que, para cometer infracción, el balón debe haber sido cedido con el pie o el tobillo de un compañero y de manera claramente voluntaria. Descartamos, por tanto, rebotes, rechaces o despejes mal orientados que acaben llegando al portero de manera casual.

Esta decisión, contemplada en la regla 12, la tomó International Board en el año 1992 para evitar los abusos que cometían bastantes defensas con la clara intención de perder tiempo y perjudicar el espectáculo. La norma se amplió cinco años después prohibiendo que se pueda ceder directamente el balón al portero desde un saque de banda.

Como hemos indicado que se sancionará cuando se ceda el balón con el pie o el tobillo, queda claro que las demás partes del cuerpo son válidas para enviar la pelota, de manera que no se castigará cuando provenga de la rodilla, el muslo, la cabeza, el hombro, el pecho, etc.

Hecha la ley, hecha la trampa, nunca faltan los “espabilados” que intentan agacharse de manera forzada para cabecear el balón y echarlo así hacia el portero, la regla prevé esta pillería y considera que ese jugador “muestra falta de respeto al espíritu del fútbol”, no lo castiga por cesión puesto que ésta no se ha producido, lo sanciona con un tiro libre indirecto en el lugar que comete la treta y además lo amonesta por conducta antideportiva independientemente de que su portero llegue a tocar o no el balón con la mano.

Puede ser desconocida para algunos aficionados la siguiente situación: El defensa cede el balón con el pie a su portero, que intenta patearlo para lanzarlo a otro compañero con tan mala suerte que falla y el balón queda cerca de él, en esta situación la regla le autoriza a cogerlo con las manos puesto que su intención ha sido jugarlo correctamente y por mala suerte o torpeza no lo ha conseguido.

Parece oportuno comentar que la implantación de esta norma supuso, en su momento, una autentica revolución para los porteros, que se vieron obligados a desarrollar habilidades con los pies que muchos de ellos no habían necesitado hasta entonces, resulta curioso releer los lamentos de los grandes guardametas de la época: Ochoterena, Sempere, Zubizarreta.. ante la ampliación de funciones que se les vino encima. El tiempo ha demostrado que aquella novedad fue un acierto.

*Formación del Comité Navarro de Árbitros de Fútbol.