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Manchester City, el caso que puede cambiar el fútbol

El club inglés conocerá este mes la resolución del juicio por las presuntas 115 infracciones financieras cometidas entre 2009 y 2018, decisión que puede comprometer a los mecanismos de control económico tradicionales y conducir a reformas

Manchester City, el caso que puede cambiar el fútbolEuropa Press

En apenas una década, elManchester City, adquirido en 2008 por el Abu Dhabi United Group –grupo inversor de Emiratos Árabes Unidos– por 250 millones de euros, pasó de ser un irregular club histórico del fútbol inglés a un coloso del fútbol internacional. El fichaje de Robinho por 43 millones de euros abrió la veda de una multimillonaria inversión que transformó la entidad. Pero también modificó la estructura financiera de laPremier League, la liga más poderosa. El City cambió el orden del fútbol mundial.

El club cityzen, que había logrado dos títulos de liga desde que nació en 1880 –el último databa de 1968–, tardó cuatro años en lograr un nuevo título. A ese le han seguido otros siete. Ocho trofeos de liga en diecisiete años para entrar a formar parte de los gigantes del fútbol inglés. El momento álgido llegó en 2023, con la consecución de la tan anhelada Champions League. El City era ya el principal símbolo de poder.

El proceso de inversiones ha traído consigo una serie de investigaciones que han sometido a examen a los sistemas de control económico. El City de Mansour bin Zayed Al Nahyan, miembro de la familia real de Abu Dhabi, implantó el debate sobre la equidad y la regulación. Desde 2008 ha invertido una cifra aproximada de 3.025 millones de euros en fichajes, a los que cabría sumar la parte destinada a la expansión del Etihad Campus, ciudad deportiva de referencia mundial con un coste previsto de 400 millones. Por contra, ha vendido jugadores por valor de 1.200 millones.

Rodri Hernández celebra el gol que dio la victoria al Manchester City en la final de la Champions League de 2023 frente al Inter.

El City multiplica sus ingresos para invertir en fichajes

La inversión del City comenzó a generar un desequilibro entre los ingresos y los gastos del club en un momento en el que la UEFA introdujo elFair Play Financiero –en 2009–, cuyo objetivo es limitar las pérdidas para garantizar la sostenibilidad de los clubes y las competiciones. La estrategia del City fue multiplicar sus ingresos por patrocinios, principalmente con empresas vinculadas con Abu Dhabi. Un modelo en principio legítimo. Sin embargo, Football Leaks y la prensa de investigación publicaron que esos ingresos estaban inflados o aportados por entidades vinculadas al Abu Dhabi United Group, es decir al dueño de la entidad.

Las informaciones y la presión de otros clubes llevaron a la UEFA a investigar las cuentas del City, que en 2014 ya había sido multado con 60 millones de euros. Alertada por la prensa en 2018, la UEFA retomó las investigaciones. En 2020, el máximo organismo europeo resolvió expulsar al City de las competiciones continentales durante dos años y le impuso una multa de 30 millones por inflar los ingresos de patrocinio de manera artificial entre 2012 y 2016, y por no haber colaborado en la investigación, algo punible. Nunca un club tan poderoso había sido excluido de la Champions.

Anula la expulsión de competiciones europeas durante dos años

El City contraatacó recurriendo al Tribunal de Arbitraje Deportivo (TAD), que anuló el veto y redujo la multa a 10 millones. Según el TAD, las supuestas infracciones estaban prescritas, pues las normas de la UEFA determinan que solo son sancionables los hechos sucedidos en los últimos cinco años. En otros casos, las pruebas no eran esclarecedoras. Solo se tuvo en cuenta la falta de colaboración. En definitiva, el TAD no anunció que el City fuera inocente, sino que no existían argumentos legales para aplicar la sanción.

En 2023 la Premier League se erigió en relevo de la causa contra el City valiéndose de sus plazos de prescripción, no tan cortos como los de la UEFA. Además, su disciplina se rige a través de una comisión independiente autorizada a poner sanciones que pueden implicar desde pérdidas de puntos a descensos. La Premier presentó 115 cargos contra el club por supuestas infracciones financieras cometidas entre 2009 y 2018. La entidad era acusada de falsedad en los ingresos por patrocinio, de ocultación de sueldos, de incumplimiento del Fair Play y de falta de colaboración en las investigaciones. El City, mientras, se comprometió a demostrar su inocencia con hechos irrefutables.

Pep Guardiola, arquitecto técnico de la mayoría de los éxitos del City, besa a Erling Haaland tras ganar la Supercopa de Europa en 2023.

La sentencia que puede modificar el sistema financiero tradicional

Sobre este proceso apenas ha trascendido información. De hecho, el procedimiento ha sido tachado de falto de transparencia. Después de tantos años de denuncias desde que en 2008 el City comenzara a cambiar el orden mundial como pionero de los denominados clubes-estado, parece que pronto se conocerá el veredicto. Según asegura el diario inglés The Independent, la resolución se anunciará este mes. Sobre el resultado, habrá que esperar.

Si bien, el City ha mantenido en paralelo una batalla legal con la Premier por las reglas de transacciones, que dictan que los contratos deben reflejar el valor de mercado. El City entiende que estas reglas son discriminatorias, imprecisas y sin base jurídica. Los tribunales británicos dieron parcialmente la razón al City al cuestionar la legalidad de los mecanismos de evaluación de patrocinadores. El dictamen se entendió como una victoria para el City. Hay quienes opinan que esto pudo ser el presagio del final del caso que sigue abierto.

Los jugadores del Manchester City celebran su último título de la Premier League, en la temporada 2023-24.

El desenlace del juicio no será la última batalla del City

En cualquier caso, la resolución por las supuestas 115 infracciones no será la batalla final para el City, que tendrá frentes abiertos. Por un lado, podrá recurrir la sentencia en caso de ser desfavorable; por contra, podrá reclamar un resarcimiento de la imagen y las consecuencias económicas de retrasar decisiones; por ejemplo, parece ser que hay empresas que han aplazado posibles acuerdos con el club hasta conocer el veredicto. En cuanto al orden mundial, esta sentencia podría sentar unas bases normativas sobre el modelo de propiedad de los clubes, las inversiones y la captación de ingresos. Por otro parte podría motivar cambios en la reglamentación financiera de los organismos rectores para evitar puntos negros.

Hay quienes ven al City como ejemplo del uso del deporte para lavar la imagen de regímenes autoritarios, y que su potencial económico amenaza la integridad competitiva. Otros consideran que es un icono de la evolución, una innovadora gestión que conduce al éxito. Para unos este club-estado es una multinacional con diferentes sedes que deja en evidencia los mecanismos financieros y de equitatividad de las competiciones; para otros el City representa un modelo de libre mercado que supone una contribución económica a un fútbol que persigue la globalidad.

Desde luego, el caso del Manchester City es una radiografía del poder en el fútbol actual. El debate sobre la realidad permanecerá abierto. El éxito sobre el césped es incuestionable, pero el fútbol debe dar respuestas sobre su credibilidad como industria regulada ante las sospechas de que unos juegan con sus propias reglas e incluso son capaces de cambiar las normas desde dentro con herramientas como la abogacía, poniendo en jaque los mecanismos tradicionales del fútbol, que podrían ser revisados.