La propuesta de modificar el Estatuto de los Trabajadores para ampliar los permisos por fallecimiento de un familiar hasta los 10 días e incorporar un nuevo permiso por cuidados paliativos también de familiares es un paso importante en los derechos laborales y en la salud emocional de los y las trabajadoras. Mejora lo que hoy establece este texto, que algunos convenios ya han ampliado, con dos días por el fallecimiento del cónyuge, pareja de hecho o parientes y algún día más si hay desplazamientos.

Creo que con el cambio no se trata de fijar cuántos días son necesarios para pasar un duelo, porque eso no se puede cuantificar. Son muchos más de 10 ó de 20. Pienso que más bien es una medida que pretende humanizar los trabajos, ese espacio tantas veces hostil, en el que a lo largo de los años pasamos muchas más horas que en cualquier otro lugar y al que cuesta reenganchar tras un momento difícil.

Tener más días para pasar un duelo es un derecho que debe reconocerse y que servirá también para una mejor salud emocional, porque de alguna manera nos permitirá dejar más tiempo a que la tristeza se repose, porque pasar, no pasa. Es cierto que no todas las muertes son iguales a la hora de afrontar su superación, pero todas necesitan su tiempo para ser asimiladas.

Las muertes repentinas te dejan en shock, sin tiempo de reaccionar, y las que llegan tras una larga enfermedad te dejan con el vacío de no tener que seguir cuidando. Y de todas se sale triste, tocada, descolocada, un tanto perdida. Al menos así he salido yo de las muertes cercanas que he tenido que afrontar.

Y estar triste no es algo malo. La tristeza es una emoción con la que todos y todas convivimos en muchos momentos de la vida y que se hace especialmente dura cuando se trata de la pérdida de un familiar o amigo/a o de una enfermedad grave.

En nuestra sociedad todavía nos cuesta hablar de la muerte y darle el peso que realmente tiene a lo largo de nuestra existencia. De hecho, en una empresa tienes muchos más derechos para celebrar lo bueno que para asumir los momentos más duros. Si te casas, si tienes un hijo o hija, los permisos son mayores que si te toca enterrar a un ser querido. Es así, pero igual es tiempo ya de que cambie.

Y parece que el detonante ha sido la carta que escribió un lector en El País tras perder a su madre de forma repentina. Es curioso, los periódicos siguen sirviendo para conseguir cosas importantes. La vida y la muerte lo son.