Síguenos en redes sociales:

Un cadete del Amigó pasa tres días en la UCI tras golpearse la cabeza con la base de cemento de una valla durante un partido

El joven, de 14 años, se encuentra ya bastante recuperado, pero sus padres piden más protección en los campos de fútbol de Navarra: “Nos dijeron que podía haber muerto o tener graves secuelas”

Un cadete del Amigó pasa tres días en la UCI tras golpearse la cabeza con la base de cemento de una valla durante un partidocedida

Dani, un jugador del equipo de Amigó que milita en la liga Cadete Preferente, acabó el pasado 27 de septiembre en la UCI del Hospital Universitario de Navarra tras sufrir un severo traumatismo craneoencefálico después de darse un golpe con la base de cemento de una valla que delimitaba el terreno de juego del campo de fútbol de Puente La Reina-Gares, donde se encontraba disputando un partido contra el equipo local. Después de pasar seis días ingresado, tres de ellos en la UCI y otros tres en planta, el joven pudo regresar a casa con sus padres, Jorge y Rebeca, que mes y medio después del suceso todavía tienen el susto en el cuerpo.

“Nos dijeron que se podía haber muerto o tener graves secuelas, como quedarse ciego”, cuenta en conversación telefónica con este periódico el padre del jugador, que rememora cómo ocurrió todo y que en todo momento deja claro que se trató de una jugada fortuita: “Fue en un balón dividido, que iba a salir de banda y era saque favorable al Gares. Mi hijo lo pisó antes de que saliera y el jugador del Gares le hizo una carga legal, pero salió volando y se dio un golpe en la nuca con la base de cemento de una de las vallas que delimitaban el campo”.

Dani, que tenía 13 años cuando sufrió este serio percance, pero que en octubre cumplió 14, siguió jugando. “Quedaban cinco o seis minutos para que acabara la primera parte y, después de ser atendido y beber un poco de agua, siguió en el campo”, cuenta su padre, que añade que “en el descanso le puse hielo en el chichón que le había salido y le dije que dejara de jugar, pero no me hizo caso”. Sin embargo, todo cambió en la segunda parte. “Hubo un momento en el que le vi desorientado y le dije al entrenador que le cambiara”, recuerda el padre de Dani, al que le esperaba un viaje de órdago hacia el hospital. “Vomitó antes de subir al coche y ahí me di cuenta de que lo que le había pasado era peligroso. Durante el trayecto estaba adormecido y yo iba hablándole para que se espabilara. Llegamos a las Urgencias generales y nos derivaron a las pediátricas, y les pedí que le llevaran por el paso subterráneo”.

Sedado y entubado

Pero lo peor estaba aún por llegar. “Dani llegó al hospital blanco y con ojeras, y comenzó a tener convulsiones”, dice su padre, que recuerda que su hijo llegó a decirle en plena crisis: “Reza por mí”. Es el momento en el que su madre, Rebeca, toma el relevo para matizar que “tuvo un ataque epiléptico”. Y continúa el relato: “Decidieron sedarle y entubarle para que no sufriera tanto. Le hicieron un escáner en el que vieron que era un golpe muy fuerte. El neurocirujano nos explicó que, aunque el golpe se lo había dado en la parte posterior de la cabeza, el hematoma lo tenía encima de la ceja derecha por una acción de rebote del cerebro. De ahí se lo llevaron a la UCI y ya nos tranquilizaron un poco. Además, a las tres horas o así le quitaron la sedación y el tubo que tenía en la tráquea para respirar y Dani respondió bien. Nos reconocía y hablaba. De sábado a lunes estuvo en la UCI y el lunes le mandaron a planta. El jueves nos mandaron a casa y al colegio regresó progresivamente durante la semana siguiente, hasta que el viernes ya hizo la jornada completa”.

A Dani, que cursa 3º de la ESO en Liceo Monjardín, le han quedado escasas secuelas tras el fuerte golpe que se dio. “Tiene un hematoma que se tendrá que ir reabsorbiendo y va a tener que seguir pasando revisiones, aunque lo peor es la medicación que tiene que tomar por el ataque epiléptico que sufrió”, resume su madre, que se muestra tajante: “Me da miedo que vuelva a jugar”. Su padre, en cambio, se muestra más comprensivo, aunque pide que se tomen medidas: “Veo un montón de peligro por todos los dados y, como no quiero que le pase esto a nadie más, pido que se revisen todos los campos para evitar este tipo de golpes. Tienen que poner protecciones en muchos campos. Mi hijo ha tenido mala buena suerte, pero, cuando pase algo grave de verdad y se muera algún chaval, entonces nos llevaremos las manos a la cabeza. Tarde o temprano va a pasar si no se hace nada”.

Protección para las vallas

Dani no tiene tanto miedo como sus padres porque, según Jorge y Rebeca, “no se acuerda de nada”. Ya ha empezado a hacer trabajo físico y en enero podría volver a entrenarse y jugar, cuentan sus progenitores, que quieren que vaya con calma. “Le he comprado una cinta protectora por Internet que, según el prospecto, absorbe el 93% del impacto de los golpes”, revela su padre, que insiste en que se pongan protecciones a vallas y soportes de cemento u otros materiales como contra el que se estampó su hijo: “En Sarriguren lo hicieron con motivo de la visita del Zaragoza al Valle de Egüés en el partido de Copa que jugaron hace poco y me parece bien, pero para todos. Y es que también me parece increíble que sólo se tenga en cuenta esto con los futbolistas profesionales”.