Uno de los aspectos por los que puede presumir Navarra es su gastronomía. Y es que es, nada más y nada menos que, una de las más ricas y variadas del país. Influenciada por su diversidad geográfica, desde los Pirineos hasta la Ribera del Ebro, la gastronomía de este territorio destaca por el uso de productos locales de gran calidad, con especial protagonismo de las verduras, carnes, pescados y quesos.

Entre los productos estrella están los espárragos de Navarra, los pimientos del piquillo de Lodosa y la alcachofa de Tudela, fundamentales en la cocina regional. Tampoco faltan las carnes, donde sobresalen el cordero al chilindrón, la ternera de Navarra y el chistorra, un embutido típico. En pescados, el bacalao ajoarriero y la trucha a la navarra son imprescindibles. Los quesos tienen un lugar especial, destacando el Queso Roncal y el Idiazábal, elaborados con leche de oveja. También son famosas las alubias de Tolosa y el cardo con almendras. En repostería, sobresalen las torrijas, las ustarpillas y la cuajada. Una combinación de tradición y calidad con productos autóctonos que hacen de su cocina una de las más apreciadas.

Siete pueblos de Navarra "donde se come muy bien", según National Geographic

Etxalar

"En otoño, al vuelo, Etxalar se convierte en una autopista aérea por la que cruzan miles de palomas y de las que se darán cuenta en los fogones de la localidad durante varias semanas. Aquí, además, se produce un arte cinegético que no tiene igual en España: la captura con red, declarada Bien de Interés Cultural y que merece la pena descubrir entre los montes navarros donde durante la temporada no se descerraja un solo tiro", describen desde la revista de viajes.

Urdániz

En Urdániz, en el Valle de Esteríbar, destacan las "Dos Estrellas Michelin de David Yárnoz, el hombre que convirtió una fonda familiar en una parada obligatoria para el gourmet. El mismo hombre, por cierto, que replicó casi mimbre a mimbre El Molino de Urdániz para que tuviera un espejo en Taipéi, también con el mismo nombre y con las mismas Estrellas Michelin", señalan desde National Geographic.

Tudela

"Pocos municipios de España y, posiblemente, del mundo hayan conseguido vincular tanto un nombre a una gastronomía. La huerta tudelana es un pulmón verde que el Ebro irriga con generosidad. Ejemplos no faltan. Desde el espárrago al cogollo, pero sin dejar atrás a alcachofas y guisantes, vistiendo por igual el otoño que el verano", relata el colaborador de Viajes National Geographic en la publicación de la prestigiosa revista, Jaime de las Heras Martín.

Roncal

Otro de los pueblos en los que, según la publicación, se come muy bien, es Roncal. Aunque, tal y como apuntan, "en puridad, no es un pueblo, sino un conjunto de siete localidades que en local conoce de carrerilla: Burgui, Garde, Isaba, Roncal, Urzainqui, Uztárroz y Vidángoz. La panorámica, teñida de verde y granito, solo se motea con pinceladas ocres caducifolias y con lanosas nubes, cuya leche valdrá para hacer uno de los quesos de oveja más famosos de España y que lleva expandiendo el nombre del Roncal desde hace siglos".

Lesaka

"De la tortilla de patatas del Kasino Lesaka dijo Ferran Adrià, quien no necesita presentación, "era la mejor de España2. De ella se encargaba una mujer a la que tampoco le hacía falta presentación como era Josefina Sagardia, quien rigió este restaurante centenario desde unos fogones que abrieron sus puertas en el año 1915. De su herencia, de buena mano y de carácter hospitalario se encargan hoy sus hijos, tanto Ana como Imanol Elizalde, que mantienen los estándares de una casa de obligadísima parada. No solo de tortilla, claro, pero es el imán que fija a las mesas a gastrónomos, curiosos y amantes de la buena vida donde, por ejemplo, la sopa marinera, los patés caseros o los fritos de rape invitan al eterno retorno", comentan desde National Geographic.

Tafalla

Otro de los elegidos es Tafalla, de la que apuntan lo siguiente: "También matriarcal, con esa sangre guisandera por las venas, es el gesto que ha heredado Nicolás Ramírez, chef del Túbal, de Atxen Jiménez, su madre, y quien estuvo rigiendo los designios de esta casa tafallera desde el año 1975. El mimo, el cariño y la devoción por las verduras persisten en un restaurante capaz de reinventar la menestra con lo que la huerta dicte y, bajo ese celo, convertirla en reivindicación para guisar, por separado, a cada verdura por separado para luego unirlas en una sinfonía preclara. Casi, en cierto modo, es Ramírez un luthier de la huerta. Bien afinados, sus 'instrumentos' llevan décadas atrayendo a comensales de toda España, casi como si se hablara de un Hamelin que atrae con una tocata variada. Sus revueltos de hongos también merecen una coda o la delicadeza con la que rinde honores al cordero, el amo del corral navarro, entre chilindrones y patorrillos".

Lekunberri

"Con pachorra. Pocas palabras definen mejor la tranquilidad que los cerdos de raza euskal txerri que José Ignacio Jauregui cuida. Hombre orquesta de Maskarada, ‘Joxi’ tan pronto es ganadero como charcutero. Y, como le tiraba la vocación, la de hostelero para que el cerdo pío vasco resurgiera gastronómicamente y, debajo de su aspecto comodón, desvelara secretos gastronómicos que ahora hacen de Maskarada un peregrinar como si fuera un templo del porcino. Embutidos caseros, tocinos, pancetas, jamón, chuletas, carrilleras… El despiece y aprovechamiento, como es habitual en el cerdo, es total para ofrecer un producto único que ha tenido una plácida vida entre hayedos, mientras hoza bellotas y castañas. También aquí, en Lekunberri, la familia Ansorena rige el paso del Asador Epeleta, toda una institución si de parrilla se habla, donde tan pronto vibra el pimiento del piquillo de Lodosa al lado de chuletas de vaca y rodaballos cantábricos", apuntan desde National Geographic.