La escritora Eva García Sáenz de Urturi nos invita a comer con sus personajes
Eva García Sáenz de Urturi presentó hace unas semanas la trilogía completa de ‘La saga de los longevos’ con una propuesta culinaria en el MOM Culinary Institute, donde el chef Miguel F. Vidal transformó milenios de historia y emociones en un evocador viaje gastronómico
La autora alavesa Eva García Sáenz de Urturi publica por primera vez la trilogía completa con la que comenzó su carrera, La saga de los longevos. Mezclando muerte, historia antigua y un amor que atravesará el tiempo, en estos libros la gastronomía tiene mucho peso.
Así lo declara su autora: “Como me comentan mis editoras, en todas estas novelas sale gente comiendo. Yo soy vasca, lo llevamos en el ADN, para nosotros la comida y la gastronomía son importantes. Todo lo hacemos alrededor de la mesa. Allí hombres, mujeres..., todo el mundo cocina bien, desde las abuelas hasta los nietos. Eso ha permeado un poco también en mi literatura y en todos mis libros aparecen mis personajes comiendo”.
En sus palabras, nos adentramos en un recorrido por todas las culturas donde han pivotado, han nacido, han crecido, han luchado y se han enfrentado los longevos, y hace unas semanas pudimos vivirlo en clave gastronómica. “El chef que lo ha estado preparando, a quien le agradezco muchísimo, ha plasmado muy bien esta cultura, primero en los aperitivos y después en los platos”.
El chef del restaurante Bancal, Miguel F. Vidal, nos ofreció la oportunidad de visitar el MOM Culinary Institute tras crear un menú literario inspirado en la historia, atravesando las diferentes épocas en las que se desarrolla la misma y basado en las personalidades de los personajes que le dan vida.
“Esta trilogía nos hace viajar por milenios de historia, por la esencia de lo humano y, por supuesto, por la memoria del sabor. Os propongo acompañar a Iago, Adriana, Gunnar y Lur, y al resto de la vieja familia en un recorrido gastronómico inspirado en los escenarios, las emociones y los secretos que atraviesan estas novelas. Cada plato es una etapa del viaje, cada bocado un eco de su tiempo”, nos explicó Vidal.
Menú cóctel
La experiencia gastronómica que vivimos comenzó con un menú estructurado. La primera parte consistía en un menú cóctel compuesto por cinco bocaditos:
PREHISTORIA Y PALEOLÍTICO
-El fuego de Monte Castillo
Tartar de bisonte ahumado en hoja de roble (ternera madurada). Realizado por el chef en una parrilla en directo e “inspirado en la prehistoria y las cuevas de Cantabria”.
CULTURA CELTA Y ESCITA
-Nagorno, el exiliado
Mini empanadilla de cordero especiado con comino y yogur de cabra. “Sabores de los escitas y celtas, la sangre salvaje de Nagorno y Lira”.
CULTURA VIKINGA
-El juramento Berserker
Bocado de salmón curado con eneldo y pan de centeno. “Hacemos una emulsión de eneldo, también un aceite de eneldo. Le damos bastante importancia aquí y nos ambientamos en el norte frío de Gunnar, los ritos vikingos, el metal y la sal”.
MUNDO CLÁSICO Y MEDITERRÁNEO
-El legado de Ulises
Pulpo a la brasa con puré de garbanzo especiado. “Inspirado en la herencia del mundo clásico, del Mediterráneo y sus rutas eternas”.
CULTURA NORTEAMERICANA
Minicrab cake con alioli de mostaza. “Inspirado en el viaje al nuevo mundo, el Mayflower (nombre de una embarcación), Marion y los comienzos rotos”.
Todos estos bocados van acompañados de El albor de la Tierra, un elixir de los Ancestros en la Cueva de Monte Castillo. Además de bebidas como un Marino 2023 - Miguel Santiago (Edad Antigua - Hispania romana), con variedad de uva: Albillo Real y un El Castro de Valtuille 2024 - Raúl Pérez (Edad Media - Norte y Europa), con variedad de uva: Mencía Joven (Bierzo).
Menú en mesa
Una vez ya sentados a la mesa, el chef Vidal nos explicó todo lo que debemos saber sobre los cuatro platos que lo componen, tres salados y uno dulce:
-El buen camino
“Del primero que os va a llegar yo estoy muy orgulloso y me gustó mucho, la verdad, cuando hicimos la prueba”. Es un pastel de setas, trufa y queso cántabroen costra de pan. “Es una fusión de Navarra, el Camino de Santiago y Galicia como redención y huida”.
-El corazón más longevo
Lubina asada con caldo especiado de cúrcuma y leche de coco, acompañado de un arroz viaje Jazmín y lima kéfir. “Está inspirado en la isla de Java, la dualidad de Nagorno y el poder oscuro de la matriarca”.
-Yacimiento en el desierto rojo
Es el último plato salado. “Este plato es un cordero que hacemos en dos cocciones. Primero a baja temperatura, luego lo glaseamos en el horno con berenjena ahumada y un yogur de oveja y pistacho. Está inspirado en la soledad de Adriana y en la belleza abrasadora del desierto”.
-Cierre del viaje
Se trata del postre, la parte dulce. Una tarta de Santiago actualizada, “con sorbete de uva y almendra amarga. Un final simbólico que quiere decir peregrinación, identidad y reconciliación”.
“Ahora me voy a la cocina, que es lo mío, y espero que disfrutéis mucho”, se despidió el chef Miguel F. Vidal, dejándonos en compañía de las bebidas pensadas para esta parte: El Confidente 2024 - HGA Bodegas (Desierto rojo - Asia y especias), con variedad de uva: Godello (Valdeorras) y Nat’Cool 2021 - Viña Zorzal by Nieport (Buen camino - Instrospección final), con variedad de uva: Garnacha (Navarra).
En una mesa repleta de conchas cauri, que en palabras de Eva García Sáenz de Urturi eran las primeras monedas del mundo, ya que se utilizaban para el intercambio de bienes, la autora contó que en la novela tienen un valor simbólico. Y es que cada vez que asesinan a algún descendiente de Lur, dejan como huella del crimen una concha de cauri.
La gasteiztarra agradeció que el chef hubiera “clavado todos los platos” y contó que la labor de investigación de una novela tan compleja en tiempo y épocas pasadas ha significado muchos viajes.
“A lo largo de estos 16 años estuve en Noruega, visitando cómo vivían los vikingos hace mil años. Estuve también en el sur de Irlanda, viendo dónde desarrollé una de las batallas, estuve en Nueva York y en Massachusetts, en museos que aparecen en la novela... Estuve en Londres y, por supuesto, en Cantabria. Empecé con estas novelas en 2009 y cada verano lo pasaba allí, alojada además en Puente Viesgo. Me metía plenamente, y todos los años, obviamente, hacía la visita guiada dentro de la cueva de Monte Castillo, porque Cantabria era donde empezó todo”, concluyó la escritora.
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