Chiara Ferragni lleva años siendo la influencer más exitosa del mundo. Sin embargo, su última polémica en redes, por la que está siendo investigada por la Fiscalía de Milán, ha hecho que no corran buenos tiempos para la italiana que está viviendo un auténtico infierno.

La creadora de contenido está siendo investigada por un delito grave de estafa relacionado con unos pandoros, un dulce típico de la Navidad italiana, cuya venta tendría supuestos fines benéficos. 

La también empresaria ya ha sido multada a través de sus empresas, ‘Fenice’, fue multada con 400.000 euros, mientras ‘TBS Crew’, tuvo que abonar 675.000 euros.

Chiara sacó al mercado una línea de pandoros junto a la marca ‘Balocco’ en la que se anunciaba que la cantidad recaudada sería donada al Hospital Regina Margherita de Turín para “adquirir una nueva maquinaria para el tratamiento terapéutico con osteosarcoma y sarcoma de Ewing”, sin embargo, esto no fue así. 

Tal y como comprobó la justicia, ‘Balocco’ ya había hecho una donación de 50.000 euros previa a la campaña, aunque esta recaudó un millón, debido, entre otros factores a su precio, “dos veces y medio mayor al habitual”.

La influencer no tardó en pedir perdón a través de sus redes tras lo ocurrido, asegurando que todo se había tratado de “un error de comunicación”, y aseguró que donará ella misma “un millón de euros al Hospital Regina Margherita para la cura de niños”.

Aun así, la italiana no ha conseguido frenar las críticas y el ‘hate’ hacia ella tras todo lo ocurrido. 

“LADRONA”: CHIARA FERRAGNI VIVE UN AUTÉNTICO INFIERNO TRAS SU POLÉMICA 

Después de que saltara la polémica, Chiara decidió hacer un cambio radical en sus redes sociales, donde dejó de compartir sus bolsos de lujo y su exclusiva y carísima vida, para mostrar a sus casi 30 millones de seguidores su lado más familiar y personal junto a su marido, Fedez, y sus dos hijos, Leo y Vittoria. 

Sin embargo, su cambio de guión no ha servido para frenar las críticas y el ‘hate’ que está sufriendo en las últimas semanas, en las que Ferragni ha tenido que ver como su céntrica tienda de Roma, situada en la Vía Babuino, se ha llenado de pintadas con palabras como “ladrona” o “estafadora” en los escaparates. 

Una mala experiencia que se suma a la numerosa pérdida de seguidores que está viviendo en los últimos días.