En Canon de cámara oscura, el escritor Vidal Escabia, figura narrativa creada por Enrique Vila-Matas, propone un canon literario alternativo compuesto por 71 libros. Ahora, su autor catalán reflexiona sobre cómo surgió esta selección que dio vida a su nueva novela.

Además se cuestiona sobre su relación con la literatura, la ficción, la ausencia, la libertad creativa y el papel de la escritura en estos tiempos tan convulsos. Lejos de querer imponer una lista definitiva, Vila-Matas defiende un canon siempre abierto, que nace de la literatura cotidiana, del asombro matinal y de una manera de conectar con el mundo ampliando la realidad a través de las palabras.

En Canon de cámara oscura, Vidal Escabia selecciona 71 libros para crear un canon literario alternativo. ¿Cómo eligió usted los títulos que aparecen en la novela y qué criterios utilizó?

Trabajando con la memoria de lo que he leído y también con los libros que manejaba en el último año y medio, mientras lo escribía. Algunos entraban en casa y los leía, por eso aparecen libros de una generación joven. Pero también aparecen libros de Boro... El canon es del narrador, de Vidal Escabia, no el mío. Es el esfuerzo que hace él. 

Entonces, ¿usted no tiene su propio canon secreto?

El mío no existe, porque sería mucho más largo y no lo acabaría nunca. Los cánones a mí me dan igual, parece que me interesa mucho el canon, pero no. Porque imponen además unas lecturas y criterios. Este es un canon que está totalmente disidente de todos los cánones que existen. No pretende ser ni un canon. 

En sus libros, los personajes suelen tener una relación problemática con la realidad. En cuanto a su propia concepción de lo real, ¿se siente más cómodo en la ficción o en la observación del mundo?

Me considero un autor que aumenta la realidad, la expande, hace ver que hay más cosas en ella a través de los libros, de las ideas, de lo que pienso y acabo escribiendo... Viene del verbo augere en latín, que es aumentar; y aumento continuamente. 

Explora la literatura dentro de la literatura. ¿Qué es lo que le atrae de esta profundización?

Soy un lector que escribe. Escondido detrás del comienzo del libro está un gesto matinal. Me basta con poner música en el ordenador y leer un fragmento que me gusta para simplemente entrar a mi mundo a través de lo que me contagia. El comienzo del libro tiene algo que ver con lo que me pasa por las mañanas. Me estimulo con una lectura que me encanta y me da una idea rápida, por lo que tengo que parar y empezar a escribir. 

Canon de cámara oscura retoma el tono de Bartleby y compañía. ¿Qué le motivó a regresar a este estilo? ¿O podemos decir que simplemente es el suyo?

En realidad yo siempre he tenido el mismo estilo en todos los libros. Bartleby me ha hecho muy feliz como libro, porque ha tenido traducciones por todas partes, en 40 países. Y otros también lo han tenido gracias a él. Pero, en todo caso, Canon de cámara oscura sí tiene la brevedad de Bartleby. Es un libro infinito, porque si sigo añadiendo autores no acabaría nunca... Es un libro breve, pero también es una ventaja que lo sea para el efecto que buscaba provocar al crearlo.

La ausencia y la pérdida son temas recurrentes en su nueva novela. ¿Utiliza la escritura como una forma de lidiar con estas experiencias universales?

La ausencia existe para todos. Falta algo, ¿no? Es normal que esté en el fondo de todo lo que hago. Falta algo, pero no sabemos muy bien qué es.

En su opinión, ¿qué papel juega la literatura en estos tiempos de incertidumbre y cambio social como los que vivimos en la actualidad?

Se extinguirá el pensamiento si se va la literatura. Estamos hablando de una manera de ver el mundo, que parte de la filosofía, de la escritura... La manera de que no se extinga es decir que se extingue, y así poder escribir o seguir escribiendo. En mi caso, es la solución.

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En plena cultura de la cancelación, ha mencionado la importancia de la libertad en la creación literaria. ¿Prioriza por encima de cualquier crítica su propia libertad creativa?

Antes se prohibían muchos libros, la iglesia prohibía libros separables. Creo que no hay que prohibir ningún libro, otra cosa es la conducta moral de cada uno. La actitud que tengan, no en la escritura, sino en la vida también. Yo lo de cancelar no... Creo que la obra de arte es la obra de arte, sino tendríamos que cancelar casi todo. 

Por último y con una cantidad importante de novelas, ensayos, cuentos y premios, ¿cómo se mantiene vivo el asombro después de tantos años escribiendo y leyendo?

Es difícil de explicar. Necesito los alicientes de la vida y no sentirme amargado por el mundo. Salgo adelante siempre gracias a las cosas que se han reunido en mi vida. 

¿No ha sentido que llegará el momento en el que ya nada le llene?

No me dejo llevar jamás por esa idea. Puede pasar más adelante, pero ahora, en absoluto.