Una diva será siempre una diva. Y ella, Madonna, deja claro que lo es cada vez que reaparece. Hace unas semanas regresó a los escenarios por la puerta grande y dio el pistoletazo de salida en Londres a su Celebration Tour. En este primer concierto deleitó a sus fanáticos con una interpretación de algunos de sus grandes éxitos que abarca toda su carrera. Sin embargo, casi mejor que la selección musical fue el nuevo y épico vestuario de la Reina del Pop para el escenario. Todos los estilismos se basan en sus looks más icónicos a lo largo de los años (incluido, por supuesto, ese sujetador cónico característico de Jean Paul Gaultier). Los culpables de esta obra de arte son los diseñadores creativos Eyob Yohannes y Rita Melssen.

Esta nueva gira tendrá muy ocupada a Madonna, ya que actuará durante 78 días en 15 países diferentes. Es por eso por lo que Yohannes y Melssen necesitaron idear una moda escénica de primer nivel.

Cuatro décadas en un concierto

El espectáculo en cuestión explora las cuatro décadas de éxitos de Madonna, así que el dúo de creadores decidió hacer referencia a algunos de los conjuntos más famosos de la artista. “La moda siempre ha sido parte de su narración”, apuntó Yohannes en una entrevista a Vogue, “así que nos basamos estilísticamente en su pasado y mantuvimos esos temas dentro del vestuario. Queríamos hacer referencia a todo lo que ella había hecho y hacer algo nuevo a partir de eso”, dice Melssen.

Para conseguir este objetivo Yohannes y Melssen fueron conscientes desde el primer momento que, aunque diseñaron todos los trajes de Madonna, tendrían que contratar a otros creadores como Donatella Versace, Jean Paul Gaultier y Dilara Findikoglu para conseguir looks especiales y únicos. 

En cuanto al proceso de creación de este vestuario, los dos diseñadores quisieron dejar claro que “ella mira todas las telas, bocetos y botones. A ella le importa quiénes son los personajes y la ropa que cuenta esa historia”. Además, al tratarse de ropa para vestir sobre un escenario mientras la persona que lo luce canta y baila… tuvieron que considerar la funcionalidad y el movimiento además de la estética. “Hay cremalleras en el centro de la espalda en casi todos los disfraces, por lo que puede entrar y salir con bastante rapidez”, sobre todo porque los rápidos cambios de vestuario fueron posibles gracias a capas y estilos estratégicos.

Esta gran gira Celebration Tour comienza de manera muy potente, recreando el meteórico ascenso de Madonna al estrellato allá por los años 80. El primer acto arranca con sencillos como Burning Up y Everybody. Es para este Everybody para el que Madonna luce un frac punk de Findikoglu, inspirado en una chaqueta de archivo que la cantante usó para una actuación en Japón en los años 80. Resulta que ese abrigo de hombre lo compró ella en una tienda vintage y, según Yohannes, para esta nueva versión lo modificaron y le agregaron recuerdos y pines de los años 80. “Fue en gran medida una oda a la Nueva York de los años 80”.

Los 90 y el mítico ‘Vogue’

Para el segundo acto, Madonna se traslada a los años 90 con Erotica y Vogue, sin duda dos de sus temas más míticos y llenos de expresión y liberación sexual en sus letras y ritmos, para lo que idearon un ring de boxeo. “Todos los bailarines están vestidos con ropa de boxeo y Madonna lleva una bata de boxeo, pero luego hay una hermosa sensualidad cuando ella descubre un vestido lencero”.

Vogue es otra historia…. Y el equipo de vestuario lo sabía, por lo que contrataron al diseñador Jean Paul Gaultier para crear una nueva versión moderna de su icónico sujetador cónico, que se hizo famoso durante la gira Blond Ambition de 1990. Para esta ocasión, Gaultier creó un minivestido de cono negro, con incrustaciones de cristales negros. 

El tercer acto se centra en la década de 2010 y Madonna interpreta Die Another Day y Don’t Tell Me. El look elegido fue uno que estéticamente marcó toda una época de la Reina del pop: el de cowboy. Un corsé de cuero y una camisa, realzado con un sombrero de vaquero hecho por Ruslan Baginskiy y un par de botas de vaquero personalizadas de Miu Miu han sido los encargados de hacer la magia.

Otra referencia directa a sus videoclips se encuentra en el look elegido para la canción Nothing Really Matters, inspirado en la cultura japonesa de las geishas, los kimonos y las artes marciales. Sobre la cabeza, Madonna se puso un halo adornado con cristales de Swarovski y aguamarinas, que fue encargado a la firma House of Malakai. Este impactante y espectacular vestido largo de abundantes capas de tejido drapeado en negro, sostenido por una crinolina bajo la falda, es obra de In-House. Sus manchas anchas de tipo murciélago, que muestran dos cortes simétricos en forma de círculo, recuerdan a la indumentaria tradicional nipona.

Y llegó el futurismo con Versace

El cuarto acto, que representa los últimos diez años, Madonna se inclina hacia el futurismo. En este punto luce un look especial de Versace con el que casi parece que va a saltar al metaverso. Lo viste para cantar Ray of Light y para la ocasión Versace creó una silueta que Madonna nunca había usado antes: un catsuit con un efecto muy especial. Al entrar en contacto con la luz, el patrón de tipo mosaico recrea el efecto visual de un espejo roto. Unos botines plateados de Prada completan el estilismo. Para cantar su sencillo Rain, añadió al conjunto una imponente capa abullonada, de estructura que simula la forma de una nube negra. Confeccionada en tafetán, presenta una capucha en la parte posterior y la firma In-House.