CREO que merece la pena remontarse al origen de las cosas. Fue a principios del pasado mes de septiembre. Pedro Sánchez se daba en Sevilla lo que pretendía ser un baño de multitudes para elevar la moral de la tropa, alicaída por la publicación de tropecientas encuestas que apuntaban bajonazo del PSOE y subidón del PP por mor del entonces aún conocido como Efecto Feijóo. Mientras el presidente del gobierno español firmaba autógrafos y se hacía selfis con unos cuantos de parroquianos, apareció un tipo por la retaguardia con un cartón cuadrado en que había escrito a mano y en mayúsculas “QUE TE VOTE TXAPOTE”.

En los días siguientes, el ultramonte mediático en pleno hizo suya la consignilla ripiada. Todo pudo haberse quedado ahí, pero en los meses siguientes, columneros y tertulistos no se han cansado de repetir la gracieta a modo de raca-raca. Es verdad que dos o tres portacoces (no es errata) de Vox la había soltado ante algún micrófono, pero la consagración definitiva del eslógan llegó el otro pasado jueves, cuando salió de labios de la desprejuiciada presidenta madrileña, Isabel Díaz Ayuso, nada menos que desde su escaño en el Parlamento de la Comunidad. La emperatriz de Sol cambió solamente el singular por el plural. “Que les vote Txapote”, le espetó al portavoz del PSOE, Juan Lobato. Da igual que el gesto lo haya afeado incluso Consuelo Ordóñez, cuyo hermano, Gregorio Ordóñez, fue asesinado por un comando del que formaba parte el terrorista tristemente célebre. La frasezuela es ya el grito de guerra de esa derecha española que tendrá las santas narices de reivindicarse moderada.