Justísima distinguida con el Premio Nobel de la Paz de 2023: Mire que ha habido años en que los sapientísimos electores del galardón se han tirado a lo facilongo (¿Obama? No me jo...), pero esta vez hay que quitarse el cráneo ante su valiente decisión. Mientras los ñiñiñiñiñi insistían como candidata en la ex adolescente cada vez más descolocada y más bluff Greta Thunberg, que ni remotamente se ha jugado la vida (al revés, les sale la pasta por las orejas) como usted, permanente sufridora de las mazmorras teocráticas de Irán. La concesión es, además de un motivo para seguir teniendo fe en la humanidad, una bofetada descomunal al feminismo monopolista occidental que pasa un kilo y medio de la represión que padecen usted y sus compatriotas