Barberena cuelga el hacha
José Juan Barberena fue homenajeado en Lekunberri, localidad en la que reside, poco antes de que el aizkolari de Beruete diga adiós a la competición en los próximos Sanfermines.
LEKUNBERRI, localidad en la que reside hace 21 años, quiso homenajear hace unos días a José Juan Barberena, aizkolari natural de Beruete que terminará su larga trayectoria en el mundo profesional en los próximos Sanfermines. Lo hará con un palmarés que incluye tres txapelas de campeón de Segunda y otra de parejas que logró junto a Donato Larretxea. En el homenaje, celebrado en el frontón Jaian Jai aprovechando la disputa de la Urrezko Aizkora, estuvieron muchos de los grandes aizkolaris, que han sido sus rivales en todos estos años.
¿Cómo fueron sus inicios en el mundo del hacha?
Empecé cuando tenía unos 20 años, con una apuesta en Beruete entre cuatro amigos y gané. Después participé en otra en Larraintzar y perdí. Estuve 4-5 años andando por mi cuenta, con poca afición. En casa tampoco me animaban. Era el hijo mayor y el hacha me quitaba tiempo. Cuando llegué a Lekunberri hace 21 años tras casarme, comenzaron a chincharme unos y otros y empecé de nuevo. Hice una apuesta con Antonio Senosiain y gané. Aquello me animó y comencé a prepararme bien. Después vinieron los campeonatos de segunda y de primera. Hasta ahora, que tengo 53 años.
¿Cómo ha llegado la decisión de abandonar el hacha?
Empecé a planteármela el año pasado. Cada vez me costaba más estar a punto y sufría más. Además ha comenzado gente joven y creo que ha llegado la hora.
¿No ha influido el trágico fallecimiento de Mendizabal el mismo día de su regreso?
No, la decisión fue anterior. Mendizabal quería volver a lo grande y llevaba tiempo preparándose.
Se ha codeado estas dos últimas décadas con la élite del hacha y se retira con tres txapelas como campeón de Segunda y una de parejas junto a Donato Larretxea. ¿Cuál ha sido su mejor momento?
Cuando ganaba las txapelas y cuando subí a primera. Mi mejor momento fue a partir de 1993.
¿Y queda alguna espina clavada?
Las apuestas que tengo perdidas. Recuerdo especialmente la que realicé con Elorriaga en la plaza de toros de Tolosa. Creía que le podía ganar fácilmente y perdí.
¿El hacha es un deporte duro?
Si, duro y difícil. Hace falta mucho tiempo libre y hay que comprarlo todo. Además, preparar los troncos cuesta mucho
¿Cómo ve el panorama actual?
Muy bien. Nunca ha habido tanta gente joven y movimiento con el hacha de oro y las retransmisiones por TV. Hay mucha afición.
Pero en las finales de esta última década apenas ha habido cambios, con las mismas figuras entre las que destacan Nazabal, Larretxea y Mindegia por decir algunos. ¿Para cuándo el relevo generacional?
No se ve, pero alguno nuevo vendrá y se buscará un hueco.
¿Es un adiós sin retorno?
Creo que sí. Me despediré en los próximo Sanfermines en la plaza de Los Fueros en parejas. Alguna exhibición igual habrá, pero campeonatos no. No creo que vuelva pero nunca se puede asegurar. Ya he dado lo que tenía que dar.
¿Seguirá vinculando al mundo del hacha?
Si. Es lo que más me gusta.
El homenaje fue muy emotivo, con la presencia de muchos aizkolaris con los que se ha medido en otras ocasiones como Arrospide, Olasagasti, Larretxea, Rekondo, Nazabal y Arria V, quienes destacaron su entrega tanto en competiciones como en exhibiciones.
Una vez de salir hay que darlo todo. Respecto al homenaje, fue muy bonito, difícil de olvidar.