De todas las historias interesantes de los pioneros del ciclismo, una de las más llamativas es la del francés Henri Jardy, el ciclista anónimo por excelencia, ya que ganó un Tour de Francia sin subir al podio final; nadie en su pueblo supo que era un vencedor del Tour; y murió sin que la prensa se enterase hasta varios años después. Y a ello hay que añadir que se impuso en el Tour antes de cumplir los 20 años, por lo que sigue siendo el ganador más joven de todos los tiempos.
En su afán por mantener el anonimato, la primera decisión que tomó Henry Jardy fue la de correr con seudónimo. Su nombre artístico sobre la bicicleta fue Henri Cornet. El objetivo era que su familia y su entorno no supieran que era ciclista, quizás algo no muy bien visto en la época en algunas clases sociales.
Su victoria anónima en el Tour ya es de por sí una curiosa historia. La Grande Boucle de 1904, la segunda que se disputaba, fue un puro disparate de principio a fin, con todo tipo de irregularidades: ciclistas que se remolcaban de coches; avituallamientos prohibidos; conductores de vehículos embistiendo a propósito a ciclistas rivales; aficionados bloqueando la carretera (sucedió en St. Etienne) para dejar pasar solo a su paisano Faure; y ¡hasta disparos! en Nimes, cuando se descalificó a Payan, ídolo de la región...
El caso es que venció Maurice Garin, ganador en 1903. Pero el 30 de noviembre, después de una exhaustiva investigación, la organización de la carrera descalificó a los cuatro primeros por colusión (es decir, por ponerse de acuerdo para perjudicar a los rivales), y proclamó vencedor al debutante Henry Cornet, que había ganado una etapa y acabado quinto en la general. Por tanto, campeón con cuatro meses de retraso. Por cierto, la organización también anunció que, visto el desastre, no volvería a disputarse el Tour... pero, obviamente, cambió de opinión.
Henri Cornet estuvo una década más en el ciclismo, en la que sólo ganó dos carreras más, una de ellas de campanillas: la París-Roubaix 1906. Y en 1914 se retiró a vivir en Prunay-Le-Gillon, localidad cercana a Chartres, al suroeste de París, lejos de su Desvres (Pas de Calais) natal.
Su muerte, el 18 de marzo de 1941, pasó inadvertida en plena II Guerra Mundial (Prunay-Le Gillon estaba en la zona ocupada por los alemanes) y la prensa sólo se enteró de su fallecimiento años después, cuando hizo el balance de postguerra de ilustres fallecidos en el conflicto bélico. Anónimo hasta el final.