Tropea. Fue dos veces podio en Tour, segundo en 1991 y tercero en 1992. Indurain aseguraba que el motor de Gianni Bugno (Brugg, Suiza, 1964) era el más potente del pelotón. Pero le ganó siempre. Tenía clase, estilo, fuerza, pero le faltaba confianza. Era una duda en bicicleta. Cuentan que la noche antes de las carreras soñaba con las diez maneras diferentes en las que podía ganar y cuando llegaba el momento no sabía cuál elegir. Cuando se bajó de la bicicleta, en 1998, eligió volar. Se hizo piloto. Maneja desde entonces el helicóptero de la televisión italiana en el Giro. En este, comparte el trabajo con la presidencia de la Asociación Internacional de Ciclistas. Así que el teléfono le echa humo en estos días volcánicos. Atiende a este periódico en la Taverna dei Piloti del helipuerto La Selva, en Vitulazio.

Un Giro, dos Mundiales... pero se le recuerda como el rival de Indurain.

No me parece mal. Me gustó luchar contra él. Aunque casi siempre me ganaba, en algún Mundial pude batirle. Miguel ha sido el rival más fuerte con el que me he encontrado en toda mi carrera. No había forma de ganarle. Era, era, era…

Zomegnan lo describió una vez así: una certeza aritmética.

Sí, así era Miguel. Nunca fallaba. Hay quien me suele decir que tuve mala suerte al coincidir con él. Que sin Indurain yo habría ganado algún Tour. Puede ser. Aquel del 91 quizás. Pero es algo en lo que no me paro a pensar. El pasado no se puede mover. Me tocó vivir aquella época, la de Indurain, como a otros les tocó la de Coppi y Bartali, la de Anquetil, Merckx, Hinault o Armstrong. Fui feliz. No la cambiaría.

Indurain decía que usted tenía más motor que él.

¿En serio? No creo que fuese así. Él era el más fuerte. Pero tenía esas cosas, detalles con los rivales hacia los que siempre dirigía alguna palabra de respeto. Miguel solo arrollaba en la carretera, con las piernas. Fuera, no. Siempre me agradó mucho su forma de ser. Me gustaba su carácter, su manera de hacer las cosas. Era elegante y tranquilo. Nunca hizo ni dijo nada malo o polémico. Era un campeón humano. Por cierto, ¿qué hace ahora?

Algún anuncio para la televisión, escribe alguna columna de opinión, aparece en algún acto público… pero vive como corría: sigue siendo un hombre tranquilo.

Leí que su hijo mayor estaba andando en bicicleta, ¿verdad? Otro Indurain. Tenía buena relación con él, pero luego se diluyó por la distancia. Alguna vez le veo en los Mundiales y charlamos un poco.

Usted debutó en una grande en el Giro de 1986, con 22 años.

Tengo un recuerdo dramático de aquello. Compartía habitación con Gavasio, que murió en la primera etapa tras un accidente.

25 años después ha vuelto a pasar por ese mal trago tras la muerte de Wouter Weylandt pero como presidente de los ciclistas.

No quiero hablar de ello. Es algo que me disgusta muchísimo. Es una perdida terrible en la que no hay más responsable que la fatalidad. No se puede culpar a la organización.

Nadie duda de que fuese un accidente enormemente desafortunado, pero ha abierto un serio debate sobre la seguridad en el ciclismo y, concretamente, en este Giro.

En ese aspecto hay mucho trabajo, pero en esta situación no se puede hacer nada. El recorrido del Giro es duro, muy duro, demasiado, y hay días con mucho peligro. Pero ese es un problema que se tenía que haber hablado antes, no ahora.

¿Cuándo antes?

Meses antes, cuando se hizo la presentación del Giro. Igual que con la Vuelta y el Tour. Estos problemas del recorrido hay que discutirlos antes de que empiece la carrera para que haya tiempo para buscar una alternativa, una solución. Ahora pienso que no se puede decir nada. Los ciclistas tienen que correr hasta el final. El recorrido es el que es.

Si se conocía el peligro, ¿por qué no se habló?

Existe una comisión técnica y se comentó. La cosa es que el Giro dijo tras la presentación que la carrera era así, que los ciclistas que no quisieran ir que no fuesen, pero que los que decidieran correr tenían que hacerlo con todas las consecuencias. De todos modos, es un problema que tenemos que atajar. Después de este Giro, después del Tour y la Vuelta, vamos a sentarnos con los organizadores para ver si se puede arreglar algo. Pienso que el año que viene se pueden hacer las cosas mejor.

Tras la etapa del 'sterrato' corredores tan emblemáticos como Contador o Di Luca criticaron…

Claro, claro, pero repito que ahora no es el momento. La carretera de tierra era peligrosa. Sobre todo la que estaba en bajada. Pero los corredores sabían que eso estaba ahí mucho antes. Insisto en que el recorrido es el que es y no se puede hacer nada ahora, solo pensar en la forma de que no vuelva a ocurrir el año que viene.

¿El 'sterrato' es ciclismo?

Yo estoy contra este tipo de cosas. No me gustan los recorridos así. Es espectacular, no lo niego, pero el ciclismo de carretera se corre sobre asfalto, no sobre tierra. Se pueden buscar subidas más duras y bajadas difíciles, con muchas curvas, pero lo del otro día… Tiene que haber asfalto bajo las ruedas de los ciclistas.

¿Ha hablado estos días con los corredores?

Después de la etapa del sterrato coincidí en el hotel con el Quick Step. Les dije lo mismo que te digo ahora, que no está bien, pero que ahora no se puede hacer nada. Que tiene que acabar este Giro y que luego vamos a arreglar las cosas antes de la presentación de la próxima edición. Se puede dialogar con Zomegnan de esas cosas.

¿Con él, con Zomegnan, se ha reunido?

He hablado con él. No puedo reprocharle nada en estos momentos. Tiene razón cuando dice que todo el mundo sabía, o debía saber, por dónde pasaba el Giro. Él ha reconocido que este recorrido es peligroso, es duro por los traslados, muchos y largos, y por la montaña, pero….

Los ciclistas que la han visto hablan con pavor de la bajada del Crostis.

No la he visto. Me han dicho que en la subida hay tramos de tierra y que la bajada es peligrosa y estrecha pero está bien asfaltada. Pienso que se puede hacer.

¿Que el propio Giro vea necesario poner redes como las de las pistas de esquí para que los ciclistas no caigan por el barranco no le hace pensar que quizás es mejor no asumir tantos riesgos?

Claro, pero volvemos a lo mismo: se sabía desde la presentación y había que haberlo dicho entonces, no ahora.

Si el riesgo es latente y serio, los ciclistas, y usted como su máximo representante, ¿no tiene poder para obligar al Giro a modificar, aunque sea ahora, el trazado?

Si se puede eliminar esa bajada, por mí perfecto. Es lo que pienso que hay que hacer. Pero es el organizador el único que lo puede decidir. Nosotros podemos decirle que no se hace algo así, pero ellos no nos van a atender. Ahora, en carrera, no tenemos fuerza para cambiar el recorrido. Que estaba peligroso se sabía de antes. Yo ya lo dije y protesté.

¿Nadie le escuchó?

Escuchan, pero luego hacen lo que quieren.

Mediada la entrevista, Bugno pide disculpas porque tiene que interrumpirla obligatoriamente. Debe hacer un vuelo de prueba con el helicóptero. Se marcha y vuelve al rato a la misma silla de la Taverna di Piloti. "El helicóptero es seguro", bromea.

¿Y el ciclismo? ¿El ciclismo es un deporte seguro?

Sí, es seguro. Pero es un deporte de riesgo. Existe el mismo peligro que en el motociclismo.

¿Y digno? Los ciclistas hablan de que hay que dignificar este deporte.

Este siempre ha sido un oficio muy digno, pero ahora hay problemas, como el dopaje, que ensucian esa buena imagen que siempre hemos tenido los ciclistas. El público a veces les mira mal, pero eso es porque no saben todo el sacrificio que hacen. Entrenan mucho, tienen una vida muy regulada, controlada... Yo fui ciclista y ahora les admiro verdaderamente porque el ciclismo exige mucho sacrificio.

Los ciclistas se sacrifican, son los artistas del circo, pero no tienen voz. ¿Qué falla en esa ecuación?

Es injusto, pero es así. Las carreras la hacen los ciclistas y los organizadores, pero en realidad los que toman las decisiones son los que están alrededor. Gente que decide cosas por ellos sin escucharles. No puede ser. Tengo que luchar por cambiarlo, pero es difícil.

¿Por qué es tan complicado imponer algo tan evidente?

El ciclista está muy implicado en su trabajo, muy pendiente de sus entrenamientos, su alimentación, cuidarse... No puede prestar atención a otros temas como el de hablar con las diferentes partes involucradas en este deporte. Es difícil que afronten sus problemas. También hay mucha desunión. El pelotón no es homogéneo, sino que hay mucha diversidad. Hay alemanes, rusos, italianos, españoles... Y cada uno piensa de una manera distinta y afronta problemas diferentes. Es complicado encontrar un punto de unión.

¿No está usted para eso?

Sí, y trabajo para intentar juntarlos, pero aún así es complicado. Tampoco ayudan las frustraciones. Me refiero a que en un caso como el del pinganillo en el que todos los ciclistas están de acuerdo en llevarlos, llega la UCI, los prohíbe y cierra la puerta a cualquier negociación.

Usted se ha enfrentado directamente a la UCI por esa imposición.

Lo he intentado, pero ellos han hecho lo que han querido. En 2012 no se va a poder utilizar el pinganillo en ninguna carrera. Para mí es un error. Veremos lo que ocurre.

¿Su relación con la UCI es buena?

Tenemos que tener una buena relación, pero si ellos hacen lo que quieren, sin escucharnos, es difícil que esto funcione. Falta diplomacia en la UCI.

La UCI es Pat McQuaid.

McQuaid tiene un carácter duro, pero tiene que entender que todos estamos en el mismo barco. Él escucha lo que le decimos, pero luego hace lo que quiere y abunda en la división. Ahora el problema es que los equipos, los organizadores y los corredores estamos en un bando y en el otro, enfrentado, se encuentra la UCI, que lo decide todo de manera unilateral. No quiere a nadie que le cuestione.

Organizadores, ciclistas, equipos… ¿Ustedes son el ciclismo, dice que están juntos ahora, y no pueden presionar de ninguna manera?

¿Cómo? ¿Lo paramos todo? No podemos hacer eso. El único camino es el diálogo.

Dicen que el problema de los ciclistas, lo que les hace perder fuerza, es la desunión.

Cuando llegué a la asociación -en 2010- me encontré a un pelotón dividido, es cierto, pero creo que le estamos dando la vuelta a esa situación.

¿Falta en el pelotón un líder con carácter como ha habido en otras épocas?

No creo que sea ese el problema. Cancellara me parece un hombre con un enorme carácter para liderar a los ciclistas. De todas formas, es cierto que este ciclismo es diferente al de otras épocas. En la mía había gente como Argentin, Indurain o yo mismo que imponíamos cierto respeto. Y también era una época en la que el pelotón era un lugar más estable. La gente llegaba y estaba unos años. Eso hacia grupo. Unía. Ahora hay gente que corre un año y desaparece. Así no se puede estabilizar una comunidad que se haga respetar.