Subir una montaña es una actividad que siempre ha tenido muchos adeptos. Sirve para desconectar, para rodearse de naturaleza, para respirar aire puro y para, al mismo tiempo, realizar un poco de deporte. Pero no todo el mundo está capacitado para escalar cualquier monte, ya que los hay más técnicos o más exigentes según la altura que tengan, aunque siempre hay irresponsables que se lanzan sin la preparación necesaria.

Rescate en el monte Fuji

Es lo que le sucedió a un joven chino, de 27 años, que se aventuró a subir el monte Fuji, la cima más emblemática de Japón, con 3.776 metros de altitud. El universitario, que vive en el país nipón, tuvo que ser rescatado el martes de la semana pasada en helicóptero cuando se encontraba en un sendero a unos 3.000 metros de altitud.

Según explica la BBC, perdió sus crampones, los clavos que se fijan al calzado de escalada para caminar sobre la nieve, y se vio incapaz de descender una montaña a la que se aconseja no subir fuera de temporada (la temporada oficial de escalada va de principios de julio a principios de septiembre). De hecho, todos los senderos que conducen a la cumbre se encuentran cerrados, como informaba el Ministerio de Medio Ambiente japonés, al igual que los centros de atención médica que hay en torno a la mítica montaña.

Había olvidado el móvil

Una vez rescatado sin sufrir ninguna lesión, la Policía le recordó que debía evitar escalar ese monte —con su llamativa forma cónica— fuera de temporada, porque, además de que las condiciones son mucho más complicadas, por la presencia de la nieve, el clima allí es muy cambiante y eso puede dificultar los rescates.

Pero el joven chino desobedeció todas las recomendaciones y decidió regresar cuatro días más tarde, el pasado sábado, para recuperar las pertenencias que se quedaron en el monte en su rescate, entre ellas su teléfono móvil. Y de nuevo tuvo que ser rescatado en helicóptero, en este caso tras sufrir mal de altura, aunque ya se encuentra perfectamente recuperado.

Fiebre por esa montaña

Un ejemplo más de la fiebre que se vive en los últimos años por subir al monte Fuji. En 2023 lo escalaron más de 220.000 personas sólo entre julio y septiembre, y debido a la enorme afluencia de gente las autoridades han aumentado las tarifas para quien quiera ascenderlo, buscando así evitar un exceso de turismo que pone en peligro tanto a los deportistas como la conservación de un espacio natural tan atractivo.