Jorge Martínez Aspar, que heredó el apodo de su abuelo (alpargatero de profesión, espardanyer en valenciano), es ahora uno de los principales directores de escuderías del Mundial de motociclismo, pero fue cocinero antes que fraile, y además un gran cocinero: entre 1982 y 1997 conquistó cuatro títulos mundiales (Ángel Nieto es el único español que le supera) y 37 victorias en grandes premios, además de muchas otras victorias en competiciones continentales y nacionales.
Su consagración llegó a primeros de octubre de 1986, en el Gran Premio de Alemania, con 24 años, cuando conquistó su primer Mundial, en 80 centímetros cúbicos, categoría en la que ya había sido subcampeón en la campaña anterior.
Era un momento delicado para el motociclismo español -última temporada de Ángel Nieto, el hombre de los 12+1 títulos mundiales- y el alcireño encabezaba la lista de pilotos que daban el relevo a Nieto: en ese mismo GP de Alemania, Champi Herreros y Sito Pons lograban sendos subcampeonatos en sus respectivas categorías.
El estilo de Aspar sobre la moto -tanto la de 80 como la de 125- es fácil de definir: valiente como el que más y astuto como el que más. Respecto a lo primero, contaba a menudo la anécdota de que su madre le suplicaba que llevara cuidado, a lo cual él contestaba: "Si llevo cuidado, no gano".
Y en cuanto a su sabiduría como piloto, la demostró tanto dentro de la pista como cuando se retiró. Para entonces había fundado (en 1992) la escudería Aspar Team, que cuenta ya con tres títulos mundiales y por cuyas filas han pasado pilotos de la talla de Toni Elías, Sebastián Porto, Fonsi Nieto De Puniet, Vincent, Álvaro Bautista, Alex Debón o Emilio Alzamora.
La trayectoria deportiva de Aspar aún habría sido más brillante a no ser por su salida de Derbi en 1989, cuando ya había logrado sus tres títulos en 80 cc y el único que logró en 125. Sin esa moto tan competitiva, Aspar pasó a un segundo plano, y se vio relegado por los éxitos de Sito Pons (campeón en 1988 y 1989 en 250 cc), Alex Crivillé (campeón en 1989 en 125 cc) y Champi Herreros (campeón en 1989 en 80cc).
Un declive deportivo que le duró hasta los 35 años y que supo reconducir hacia su nueva función de patrón de escudería.