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La reina de las alturas

El jueves cumplirá un cuarto de siglo el récord mundial de 2,09 que stefka kostadinova estableció en el mundial de roma

La reina de las alturasARCHIVO

Pero no se le puede negar una magia especial. En primer lugar, porque no existe la menor constancia de que Stefka Kostadinova se dopara y la suya es una prueba esencialmente técnica. Y, en segundo lugar, porque sorprende que su salto de 2,09 en los Mundiales de Roma'87 sigan siendo el récord mundial vigente cuando son legión las saltadoras que se han acercado a él. Como si hubiera ahí un techo imposible de alcanzar.

En los últimos años, la croata Blanka Vlasic se ha quedado en 2,08 (2009); la rusa Anna Chicherova ha llegado a los 2,07 (2011); y cuatro atletas han llegado a 2,06; y cuatro más, a 2,05. No se puede decir, por tanto, que las mujeres no anden rondando el récord de Kostadinova (cosa que no se puede decir de los otros mencionados, especialmente de las marcas estratosféricas de la alemana Kock y y la checa Kratochvilova).

Stefka Kostadinova tenía una altura personal de 1,80 metros, llamativa para una mujer en los años 80, pero en absoluto la clave de su éxito -Blanka Vlasic mide 1,93 y la cántabra Ruth Beitia, plusmarquista española con 2,02, mide 1,92-. Lo realmente significativo es que la búlgara fue capaz de superar un listón a 29 centímetros de su talla personal. Tenía apenas 22 años, pero ya era plusmarquista mundial desde el año anterior (con 2,07) y ya comenzaba a acumular un impresionante palmarés en el que destacan dos Mundiales al aire libre y cinco en pista cubierta, un Europeo al aire libre y cuatro en pista cubierta, y un oro y una plata en Juegos Olímpicos.

Precisamente el oro olímpico fue lo que más se le resistió. En Seúl'88 se tuvo que conformar con el segundo puesto; en Barcelona'92 sufrió el mayor fiasco de su trayectoria deportiva, con un cuarto puesto tras saltar solo 1,94; y en Atlanta'96, ya con 31 años, se elevó hasta los 2,05 para lograr por fin la gloria olímpica. Ese mismo invierno, sufrió una grave lesión que le obligó a retirarse, con la conciencia tranquila de haberlo ganado todo