Eufemiano Fuentes, ante su última palabra
las acusaciones del juicio, que hoy queda visto para sentencia, creen que es el jefe de una gran trama
madrid. Las acusaciones sostienen que la sangre es un medicamento, y en el acto final las defensas insistirán en que las leyes españolas no la tienen por tal. Eufemiano Fuentes centrará una vez más los focos del juicio. Una vez escuchadas decenas de acusaciones, resumidas en las "trece grandes mentiras" detectadas por la abogada del Estado, el médico canario tendrá la opción de demostrar lo contrario. Para ello tendrá que responder a las evidencias detectadas por las acusaciones, quienes concluyeron que Fuentes era el jefe de una trama de dopaje con el fin de elevar el rendimiento deportivo de manera ilegal y con fines lucrativos, hechos que merecieron el calificativo de "escandalosos" por la citada parte.
Fuentes, conocido como Astérix, deberá defender lo que ya manifestó en su primera declaración en varios apartados. Por ejemplo, que la famosa reunión con Saiz era para planificar el calendario deportivo y no para pagar una deuda con el director, que las transfusiones y reinfusiones se realizaban en perfectas condiciones de seguridad, y sobre todo, que sus prácticas no ponían en peligro la salud del deportista.
El resto de acusados jugarán sus bazas exculpatorias. Los directores Manolo Saiz y Vicente Belda fueron señalados como conocedores y partícipes de la supuesta trama de dopaje por testigos como los corredores Jorg Jaschke y Jesús Manzano.
Saiz, conocido como El Gordo en el lenguaje en clave utilizado en los papeles y conversaciones de Fuentes, fue detenido en la redada de mayo de 2006 con 60.000 euros en efectivo y diversas sustancias dopantes.
Belda ha sido protagonista en el juicio por sus conversaciones telefónicas con Eufemiano, en las que según las acusaciones ha quedado en evidencia su conocimiento y consentimiento del dopaje. Macario o Bigotes, como era conocido el preparador Ignacio Labarta, fue detenido en su domicilio de Zaragoza, donde se hallaron productos dopantes. Por último, Yolanda Fuentes, quien aseguró en su primera declaración que no sabía nada de las actuaciones de su hermano, ha sido parte del entramado, según la acusación.
La jueza de la Operación Puerto, Julia María Santamaría, dejará el procedimiento visto para sentencia. Ella decidirá si hubo delito contra la salud pública, si la sangre es o no un medicamento y despejará dudas sobre entregar las bolsas de sangre requisadas a las partes de la acusación que las han solicitado y en un plazo no fijado emitirá el fallo.