Los ‘hombres gato’

decía Pablo Neruda en su Oda al gato que estos eran animales largos de cola, imperfectos y tristes de cabeza. También decía que los hombres querían ser pájaros o pescados y las serpientes pedían alas, pero que sólo los gatos querían ser gatos. Sobre un campo de fútbol, los porteros sólo quieren ser gatos también, y en Brasil muchos se están convirtiendo en los hombres gato.

Cual felinos, los arqueros del Mundial están demostrando que tienen un sistema sensorial más sofisticado que el resto de los mamíferos. Actuaciones como las de Keilor Navas o Thibaut Courtois en octavos han puesto la guinda al pastel. El 88% de efectividad del costarricense ha puesto a los ticos en la picota, y Bélgica campa a sus anchas con ese gigante bajo palos. Desde Jalisco apareció en escena Guillermo Ochoa, un tipo capaz de aterrizar con sus piernas gatunas ante Neymar y hacer que toda Brasil trague saliva. Qué decir de Tim Howard, el siamés americano que batió el récord de paradas en un Mundial desde 1966 con 16 intervenciones en su partido; o de Diego Benaglio, un suizo que aguantó hasta 118 minutos sin encajar un tanto, con Messi y sus amigos tocándole los bigotes. Citar también al chileno Bravo, al argelino Rais o al colombiano Ospina, que junto con Lloris, el francés, han convertido su portería en un lugar inalcanzable.

Si tiene un gato en casa, no lo dude: cómprele guantes.

El autor es entrenador nacional