La gaupasa del balón
La palabra gaupasa viene del euskera gaua (noche) y pasa (pasar), es decir, pasar la noche. Ni que decir tiene que muchos de nosotros alguna vez habremos hecho. Hoy en día nuestro fútbol parece que también la haga. Y no hablo de salir de juerga, sino de no parar. Por lo tanto, creo que el fútbol moderno hace bizitzapasa (pasar la vida). El deporte rey no descansa, no le hace falta, puesto que todos los días del año hay un partido que merece la pena.
Osasuna se acostó en Sabadell hace nada y ya lleva días corriendo por Tajonar, incluso jugando y ganando amistosos. El Izarra, si se descuida, empieza antes de acabar. Y a muchos de nuestros equipos de Tercera División y demás categorías les pilla la bizitzapasa casi de gaupasa. Me da la sensación de que hasta el fútbol base cogerá el balón antes que el bolígrafo este curso.
Mikel Merino nos ha hecho ver partidos de fútbol con las persianas cerradas porque el sol de julio nos ha abrasado. La Real Sociedad ha jugado contra el Rayo Vallecano un amistoso en China, nada más y nada menos que en el Estadio Wutaishan de Nankín. El Real Madrid lleva tanto tiempo de gira veraniega que ni echan de menos al portero aquel de Móstoles, ¿cómo se llamaba? Me parece que era Iker, o algo así.
Quizás en Barcelona alguno hizo gaupasa por el triplete y, cuando se despierta con una resaca de caballo y mira la tele, ve que Arda Turan juega en su equipo. Lógicamente volverá a la cama a seguir durmiendo la mona. En Canadá se ha disputado este verano también un Mundial de fútbol, en el cual las chicas americanas levantaron el trofeo y las chicas de Ignacio Quereda (seleccionador español) firmaron una carta para que ese señor se dedicase a otra cosa.
Así es la bizitzapasa del fútbol, una gaupasa con balón para toda la vida.
Posdata: me voy a correr con mis hijos porque los alevines del Zarramonza empezarán
pronto la pretemporada.
El autor es técnico superior de fútbol y director de Escuelas Ceneted Pamplona