La carrera a pie o running es quizás la práctica deportiva que ha sufrido en los últimos tiempos un mayor ascenso tanto en número de corredores populares como en el desarrollo de pruebas de este carácter. Éstas han experimentado un aumento exponencial en los últimos años, objetivándose de manera progresiva una mejor dotación tanto en medios materiales como humanos para una correcta organización de las mismas.
En una sociedad como la actual, con unos horarios laborales tan ajustados, el running permite a sus practicantes economizar de una manera más efectiva el tiempo invertido en el desarrollo de la actividad deportiva, lo cual, unido a la poca o nula logística que necesita, a nuestro juicio, están detrás del triunfo de esta disciplina.
La deficiente programación en el plan de entrenamiento es la causa fundamental en el desarrollo de lesiones por parte de los corredores populares. Los errores que con mayor frecuencia están detrás de las mismas y que, por tanto con más asiduidad detectamos en nuestras consultas, son en lineas generales una duración, intensidad y frecuencia excesivas junto con una progresión rápida en los planes de entrenamiento. Por ello, en su prevención adquiere cada vez mayor importancia el desarrollo de planes de entrenamiento personalizados que se centran en el potencial de cada corredor con el fin de maximizar su rendimiento pero atendiendo de manera individualizada a la constitución y estado físico que presenta cada corredor popular.
Entre los pacientes que practican running y que atiendo en mi consulta observo una constante, esto es: que la mayoría se centra en un entrenamiento aeróbico excesivo, prestando una deficiente o con frecuencia nula atención al trabajo muscular necesario para evitar lesiones en un deporte que per se consiste en sí mismo en una sobrecarga muscular repetitiva.
Además, debemos prestar atención a unos factores de riesgo adicionales los cuales incrementan la posibilidad de sufrir una lesión, tales como la edad, sexo, calzado utilizado, terreno de entrenamiento, experiencia del corredor, comorbilidades existentes y antecedentes de lesión deportiva.
Recuperación El tratamiento más importante para dichas lesiones es el reposo o cambio de actividad deportiva. Otros tratamientos incluyen el frío local, uso de férulas u ortesis, y analgésicos como fármacos antiinflamatorios no esteroideos.
Los diferentes tratamientos fisioterápicos son una herramienta útil tanto para la resolución como para la prevención de dichas lesiones.
Excepcionalmente es necesario tratamiento quirúrgico, el cual se contempla ante reflactariedad en la presencia de síntomas y cronicidad.
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La mayor parte de las lesiones se localizan en las extremidades inferiores, ya que es la zona del cuerpo a la que el corredor mayor esfuerzo exige. Destacamos las siguientes tanto por la frecuencia como por las limitaciones que acarrean sobre el corredor:
Condromalacia rotuliana. Una lesión degenerativa del cartílago articular de la rótula que se manifiesta con dolor en la parte anterior de la rodilla, típicamente relacionado con la actividad física que empeora al subir y bajar escaleras o al correr por superficies duras. También, esta lesión se manifiesta tras una flexión prolongada de rodilla (al conducir, en el cine, al estar agachado?) con sensación de rigidez y dificultad para extenderla.
Síndrome de fricción de la cintilla iliotibial. Una de las principales causas de dolor lateral de rodilla en los corredores de fondo aunque, también, lo observamos con frecuencia en ciclistas. Producida por la irritación e inflamación de la cintilla iliotibial debida a la flexo-extensión repetitiva de la rodilla que se produce al correr.
Periostitis tibial. Una inflamación del periostio que recubre a la tibia producida por traumatismos repetidos sobre el mismo, debido a una combinación de factores: Consistencia del calzado y del terreno, falta de estiramiento del triceps sural y, por último, desequilibrio muscular entre compartimento muscular anterior y posterior de la pierna. Caracterizada por un dolor gradual en cara anterointerna de zona distal de la tibia, inducido por ejercicio.
Tendinitis de Aquiles y la fascitis plantar. La tendinitis aquilea provoca dolor en la parte posterior del tobillo que puede aparecer durante el ejercicio o con la marcha normal, mientras que la fascitis plantar causa dolor en región inferomedial del talón más intenso con los primeros pasos de la mañana, al levantarse y con la bipedestación prolongada.