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El año que miró a Río

juegos olímpicos | pese a cristiano ronaldo, la ciudad brasileña acaparó los focos por las exhibiciones de phelps, bolt, ledecky, biles y otros deportistas que pidieron hueco entre las leyendas

El año que miró a Río

pamplona - El resumen del año deportivo que acaba de finalizar debe remitir obligatoriamente a Río de Janeiro, a unos Juegos Olímpicos que confirmaron a algunas estrellas, vieron nacer a otras o fueron el punto final de unas pocas. 2016 quedará como el de la retirada de Michael Phelps, el deportista con más medallas olímpicas de la historia. El tiburón de Baltimore dejó su cuenta en 28 medallas, 23 de oro, después de atrapar cinco oros y una plata en la piscina carioca. Regresó en 2014 para despedirse a lo grande y a fe que lo consiguió. Solo el joven y sorprendente Joseph Schoolling le separó de la gloria completa en los 100 mariposa.

El otro nombre propio masculino en Río fue Usain Bolt, que sumó su tercer triplete olímpico seguido en 100, 200 y 4x100 metros. No llegó en su mejor forma, pero a la hora de la verdad dejó a todos sus rivales atrás sin llegar a las marcas ni a la excelencia de anteriores citas. Por eso, el Relámpago se extingue y ya ha advertido de que su última competición será el Mundial del próximo agosto en Londres. A Bolt le queda poca cuerda, admite que cada vez le cuesta más ponerse en forma, pero, como Phelps, ya ha ingresado en la nómina de leyendas olímpicas.

Como lo harán Simone Biles y Katie Ledecky, los dos nombres femeninos de los Juegos de Río, dos chicas estadounidenses de 19 años que podrán aumentar su palmarés hasta que quieran. La gimnasta logró cuatro oros y un bronce rozando la perfección en sus ejercicios y la nadadora se llevó cuatro medallas de oro y una de plata en las pruebas de medio fondo y fondo. Las dos dejaron una sensación de abrumadora superioridad en sus respectivos escenarios, de que eso que hacen parece fácil. En la ciudad carioca muchos deportistas cumplieron sus sueños, pero destacaron por lo especial de sus logros Andy Murray, primer tenista con dos medallas de oro; Kattinka Hosszu, tres oros y una plata, y Ryan Murphy, tres oros, en la piscina; Jason Kenny, triple oro en el velódromo; Danuta Kozak, con tres oros en piragüismo; la selección masculina de Fiyi y la femenina de Australia, campeonas del rugby olímpico 94 años después; Justin Rose e Inbee Park, que se llevaron los oros en el regreso del golf a los Juegos tras 112 años; y también Neymar, aunque solo fuera porque al convertir el último penalti de la tanda de la final ante Alemania el brasileño dio a Brasil el primer oro olímpico de su historia en Maracaná, el lugar más apropiado. Cómo olvidar al sudafricano Wayde van Niekerk y la etíope Almaz Ayana, autores en la pista del Estadio Olímpico de dos récords del mundo portentosos en 400 y 10.000 metros para batir marcas que parecían inamovibles.

lejos de río

Triunfos históricos y rachas rotas

Fuera de esas dos semanas de Río, el año ha dejado muchas escenas de triunfo, conquistas que se hicieron esperar y que elevaron la temperatura emocional del deporte mundial. En este repaso hay que hacer un hueco a Cristiano Ronaldo, que después de ganar otra Liga de Campeones con el Real Madrid participó en el primer título de la historia para Portugal, esa Eurocopa en la que los lusos fueron avanzando sin brillantez, pero supieron jugar las rondas finales hasta arrebatar el trofeo a la anfitriona Francia en la final.

Una de las imágenes del año, que quedará para la historia del ciclismo, fue la de Chris Froome corriendo a pie por las rampas del Mont Ventoux, rodeado de una multitud que había provocado un atasco en la carrera y la caída del corredor del Sky. Ese fue el único momento de apuro del británico de camino a su tercer Tour que se llevó sin demasiada oposición de sus resignados rivales. Vincenzo Nibali, que ganó el Giro con una gran remontada en las dos últimas etapas; Nairo Quintana, que se tomó revancha en la Vuelta a costa de un fatigado Froome, y Peter Sagan, que repitió como campeón del mundo y se apropió del espectáculo casi siempre que estuvo en carrera, son los otros rostros del deporte de la bicicleta en 2016.

En el tenis se asistió a un relevo en la cima de los dos circuitos. Novak Djokovic cerró en Roland Garros la conquista de los cuatro Grand Slams en su carrera y Serena Williams logró en Wimbledon, al fin, igualar los 22 grandes de Steffi Graf. Después de eso, el serbio y la estadounidense se dejaron ir y cedieron el paso a Andy Murray y Angelique Kerber, que vivieron el mejor año de sus carreras. El título de Roland Garros de Garbiñe Muguruza también pasará a la historia del tenis vasco y estatal, lo mismo que para Argentina lo hará la Copa Davis, la primera de los albicelestes.

El CSKA Moscú reconquistó la Euroliga de baloncesto después de ocho años de ver cómo ganaban otros y en el balonmano, el Kielce logró la primera Liga de Campeones de su historia con Talant Dujshebaev en su banquillo y el irundarra Julen Aginagalde en el pivote, que además anotó el gol de la victoria del conjunto polaco.

Estados Unidos restituyó su honor y reconquistó la Ryder Cup de golf después de tres ediciones de dominio europeo. El deporte americano también dejó otros hitos reseñables.

En la NBA se vivió una de las mejores finales de los últimos 20 años. LeBron James lideró a los Cleveland Cavaliers al primer título de su historia y al primero para un equipo de la ciudad del estado de Ohio desde 1964. Al mismo tiempo, se produjo la caída de los Golden State Warriors que defendían el anillo tras haber completado la mejor temporada regular de siempre con 73 victorias y nueve derrotas, un registro mejor que el de los míticos Chicago Bulls de Michael Jordan. En las ligas mayores de béisbol, se acabó con una de las maldiciones más largas del deporte mundial ya que los Chicago Cubs rompieron una sequía de 108 años.

En el mundo de los circuitos, Marc Márquez se coronó por tercera vez en cuatro años campeón del mundo de MotoGP, con lo que ya tiene cinco en sus colección, y Nico Rosberg ganó el título del Mundial de Fórmula 1 por delante de su compañero Lewis Hamilton. Unos días después de igualar a su padre Keke, el alemán anunció su retirada. Ya tenía bastante.

POLÉMICAS Y ESCÁNDALOS

El dopaje, esa lacra que nunca se acaba

2016 estuvo marcado también por las polémicas y los escándalos, sobre todo los que han tenido que ver con el dopaje. Rusia ha estado en el centro al descubrirse, gracias al informe McLaren, la práctica de un dopaje de estado, que alcanzó su apogeo en los Juegos Olímpicos de invierno de 2014 en Sochi, pero que afectó también a citas anteriores y posteriores. La tenista Maria Sharapova, pillada en enero en el Abierto de Australia, fue el primer indicio y la ausencia de los atletas rusos en los Europeos de Amsterdam ya fue un serio aviso que se amplió después a los Juegos de Río en los que la presencia de deportistas de Rusia fue muy escasa y contó con la desaprobación general. La imagen de Yelena Isinbayeva, una de las grandes mujeres del atletismo, junto a Vladimir Putin el día en que el COI anunció la sanción definitiva no hizo sino aumentar la sensación de incredulidad por unas prácticas que se creían desterradas.

Además, en este año han salido a la luz gracias a los análisis retroactivos decenas de nuevos positivos pertenecientes a los Juegos Olímpicos de Pekín y Londres. El COI ha estudiado ya más de 1.000 muestras, muchos medallistas, podios completos han sido descubiertos como fraudulentos y en los próximos meses saldrán más porque el trabajo continúa.

La corrupción fue otro de los grandes males del deporte en 2016. El tenis se ha visto salpicado por las sospechas de amaños, incluso a costa de involucrar a inocentes. También ha habido dudas sobre la limpieza en los procesos de elección de algunas sedes de distintos eventos, como las de los dos próximos Mundiales de fútbol, por ejemplo. Y han saltado piezas gordas como Joseph Blatter, el presidente de la FIFA, y Michel Platini, de la UEFA. La caída en desgracia de ambos dirigentes comenzó a finales de 2015, pero se ha consumado en 2016 con la elección de sus sustitutos: Gianni Infantino y Alexander Ceferin, respectivamente.

luto en el deporte

Catástrofes y muerte de grandes leyendas

El deporte no estuvo exento en 2016 de su cara más amarga. El capítulo más negro llegó con la tragedia aérea que sufrió el equipo brasileño Chapecoense, que se dirigía a Colombia para disputar la final de la Copa Sudamericana. Su avión se estrelló en una zona montañosa cerca de Medellín con el resultado de 71 víctimas. Solo sobrevivieron tres de los futbolistas del equipo: Jakson Follmann, Alan Ruschel y Neto. Las muestras de solidaridad con este modesto club del sur de Brasil fueron inmediatas y generales, pero como siempre en estos casos las investigaciones posteriores han generado indignación en los supervivientes y en todo el mundo del deporte y han provocado aún más dolor y confusión por las circunstancias en que se produjo el fatal accidente y las consecuencias para las familias de los fallecidos.

También fue el año que vio irse a tres grandes leyendas del deporte mundial, tres tipos que, con su personalidad, trascendieron sus respectivas modalidades y se convirtieron en iconos sociales. El 24 de marzo falleció en Barcelona víctima del cáncer Johan Cruyff, el hombre que cambió la historia del Barcelona y, probablemente, del fútbol mundial al imponer, contra viento y marea, su estilo de juego combinativo y que daba toda la preponderancia a la calidad técnica sobre la calidad física. Desde luego, la historia del club azulgrana viene marcada a fuego por el carácter de una persona que influyó como jugador y como entrenador. El 3 de junio fue el día de la muerte de Muhammad Ali, el más grande boxeador de todos los tiempos, el más grande a secas, como le gustaba a él autoproclamarse. Su participación activa en distintas causas sociales y en la defensa de las minorías en Estados Unidos le convirtieron en un absoluto ídolo, en un personaje clave en la historia reciente del país más poderoso del mundo. Solo el párkinson le desgastó en los últimos veinte años de su vida hasta poder con él. Y el 10 de septiembre falleció en Pittsburg Arnold Palmer, derrotado por sus problemas cardiacos. Fue uno de los mejores golfistas de la historia, que ganó siete Majors, disputó seis Ryder Cup y formó con Jack Nicklaus y Gary Player una trinidad que elevó el golf a un nivel de popularidad enorme que, coincidiendo con la aparición de este deporte en televisión, acabó calando en las sociedades estadounidense y del ámbito anglosajón. Además, Palmer era carismático, provocador, un tipo que centraba la atención.