A freír espárragos

no hace ni cuatro meses que el Valencia le metía un repasito al todopoderoso Barcelona y le arrebataba la Copa del Rey de la cual los catalanes eran los dueños últimamente. Su entrenador Marcelino era el héroe de un equipo que empezó muy mal la temporada y la acabó en lo más alto. Hace cuatro días lo mandaron a freír espárragos y pusieron a otro. Así es el fútbol, de la gloria al infierno y sin motivo aparente.

Esta mini historia relata que el entrenador de fútbol vive sobre una cuerda y que a veces incluso haciendo las cosas perfectas puedes caer al vacío.

Todos los equipos de cualquier categoría han comenzado con su zacuto lleno de ilusiones y su entrenador como la cara visible del proyecto, pero en varios de ellos esa cara ya ha sido cambiada por otra que hoy parece más guapa. Luego ya veremos.

Las juntas directivas o muchos directores técnicos, cuando fichan a ese entrenador que les va a dar todos los éxitos del mundo según ellos, tienen que saber si lo que fichan es lo que buscan. No solo contratan un tío con silbato y mando, sino también un método, una personalidad, una forma de ser y también una forma de hacer.

Hace poquito al gran exportero del Barça Víctor Valdés también le han puesto ruedas para que salga del juvenil donde llevaba apenas tres meses. La gente que manda no le aguantaba más parece ser, y otro a freír espárragos. Yo no entro a los motivos, pero me da la sensación de que Víctor no se había quitado los guantes y quería mandar en el área chica y en la grande también.

El Espanyol también se ha calzado al suyo, en Segunda han caído algunos y en Segunda B la cifra crece por momentos. En las categorías regionales tampoco les tiembla mucho el pulso a los directivos y se oyen ya tiros.

Nunca discutiré que el cambio de entrenador no sea necesario a veces pero si en dos meses de competición ya quieres que tu banquillo lo ocupe otro tipo u otra tipa es que tu también mereces freír algún esparrago. Lo sabe Dios.

El autor es Técnico deportivo superior