Iñaki Montes (03/10/2002), tenista navarro de 19 años, triunfó el fin de semana pasado en el torneo ITF de Laukariz, en Mungia, su primer título a nivel profesional. Montes continúa con su excepcional temporada, después de terminar su segundo curso en Estados Unidos con el triunfo en la NCAA a cargo de la Universidad de Virginia, en la que cursa el grado de Economía.

¿Cómo se encuentra?

–Cansado pero muy bien, feliz.

¿Podría contar cómo vivió la competición de este fin de semana?

–Ahora, una vez ha pasado, ha sido una semana redonda y muy emotiva. Empecé con bastantes dudas porque la semana anterior, que era mi primer torneo, perdí en la segunda ronda y no me fue bien, y eso me generó dudas. No venía jugando muy bien, no estaba bien ni física ni tenísticamente. Tuve un problema en la rodilla, pero cuando gané el primer partido en Mungia, me dio muchísima confianza de cara al resto de partidos e hizo que me volviese más competitivo en la pista. Cada partido que iba pasando, me iba encontrando mejor y con más confianza. Por suerte, pude poner el broche y el punto final a la semana con un buen sabor de boca.

¿El problema con la rodilla derivó en una lesión?

–No, no. Venía con molestias, pero he estado trabajando toda la semana con mi fisio en Barañáin y la he podido recuperar; es una máquina. Me lleva tratando y cuidando desde pequeño. Estoy bien, un poco cansado y con alguna molestia, pero es normal. Cuando compites tanto es lógico sentirse fatigado, pero no tengo ninguna lesión grave ni algo que me impida jugar.

Una vez terminado el partido, ¿cómo celebró la victoria?

–No pude celebrarlo, lamentablemente. Aunque es verdad que me fui a cenar con mis amigos y mis padres a un restaurante de Bilbao, pero sin dormir, al día siguiente tenía que levantarme a las 6 de la mañana para ir a Alemania, que he fichado por un club de allí.

"No pude celebrar mucho el triunfo en el ITF porque al día siguiente me iba a Alemania; he fichado por un club de Fránkfurt para jugar cinco fines de semana"

Este fichaje en Alemania, ¿es para el periodo del verano?

–Sí. Estoy jugando por un club al lado de Fránkfurt. Son cinco fines de semana en los que tengo que viajar allí y jugar el sábado y el domingo. Tengo un contrato con ese club de Alemania. Voy, juego y vengo de vuelta. Es solo para los partidos del fin de semana, en concreto cinco.

¿Qué supone para usted haber ganado el ITF?

–Una alegría tremenda. Me lo he tomado con muchísima tranquilidad. Ganar este torneo no quiere decir nada, sé que todavía tengo que trabajar y mejorar muchísimo. Esto solo me da fuerzas para seguir esforzándome y seguir empujando si quiero tener alguna opción de ser profesional en el futuro.

¿Cuántos torneos ha jugado y cuántos trofeos ha conseguido?

–No sabría decir un número. He jugado entre 400 y 500 torneos y los trofeos que tengo oscilan quizá entre 100 y 300.

Iñaki Montes, con la txapela de campeón del ITF de Laukariz el pasado fin de semana. Club Tenis Pamplona

Teniendo en cuenta que es un tenista tan joven y que ha ganado un número considerable de torneos, ¿cómo le hace sentir eso?

–Bueno, primero de todo, no me hace sentir especial para nada. Me siento muy normal. Sin embargo, estoy muy contento porque al final, sacrifico muchas cosas en mi vida –familia, amigos...– para el tenis, así que ganar significa que estoy haciendo las cosas bien. Pero bueno, me lo tomo con mucha tranquilidad y estoy contento también por mi familia y mi equipo, que son los que me apoyan y confían en mí. Al final, juego por y para ellos. Se merecen todo y más. Con todo el esfuerzo que hago, estoy muy contento.

¿Tiene alguna figura referente en el mundo del tenis?

–Sí. Diego Schwartzman es mi ídolo. Es un tenista argentino que probablemente no mucha gente conozca. Desde pequeño me he identificado con él y tanto él como Rafa Nadal son mis ídolos.

¿Fue un miembro de su familia el que hizo que comenzase su afición por el tenis?

–No sabría decirte. Mis padres no jugaron al tenis, aunque sí que es verdad que mi abuelo jugó un poco, nunca en el mundo profesional, pero jugó. No sé si me viene de ahí un poco la afición. Me suelen decir que empezó por mí mismo, porque empecé a los tres años y medio en casa, dándole con una raqueta de ping-pong en la puerta de casa y a raíz de ahí mis padres me apuntaron a clases en el Club de Tenis de Pamplona. Me viene de ahí, yo creo.

"En Virginia estoy compaginando las dos cosas que me gustan, desde el principio tuve conexión con el equipo, me trataron como en casa y me ayudaron mucho"

Sabiendo que está estudiando en Estados Unidos, ¿qué le hizo fijarse en la Universidad de Virginia?

–Empecé trabajando con AGM, que es una empresa que ayuda a todo tipo de deportistas a buscar universidades en Estados Unidos para poder compaginar estudios y deporte. Entonces conocí a Gonzalo Corrales, que es el jefe de AGM, que lo conocía ya de antes porque él juega a tenis y fue muy bueno. Estudió en Georgia, en una universidad muy buena de allí. Yo no tenía ni idea de las universidades de allí, así que él era el que me guiaba y recomendaba. Desde el principio me dijo que Virginia se había interesado en mí y que era una universidad top; era lo máximo a lo que podía aspirar. Entonces me fijé en Virginia, siempre fue mi primera opción. Además, el entrenador fue muy cercano porque vino desde Estados Unidos a Pamplona para visitarme y conocerme a mí, a mi familia, a mi entrenador de aquí... El hecho de que hablara un poco español también fue una ayuda tremenda y desde el principio Virginia fue la mejor opción, aunque yo no supiese sobre el tema. Sabía que era el sitio idóneo para compaginar el tenis con los estudios.

Teniendo en cuenta que está viviendo alejado de su familia, su mayor apoyo, ¿cómo es la vida que lleva en Estados Unidos?

–Pues es duro, pero a la vez estoy feliz. Al final estoy compaginando las dos cosas que me gustan. Al principio sobre todo se me hizo muy duro el irme de Pamplona porque Pamplona es Pamplona. Es una comodidad increíble. Tenía a todos mis amigos, familia, comida... Cuando cambias de sitio todo es distinto y te sientes un poco fuera de tu zona de confort. Al principio fue duro porque la cultura es totalmente diferente, el idioma, que tengo un nivel de inglés un poco bajo... por eso todo me costaba; el comienzo nunca es fácil. Pero bueno, tuve muy buena conexión con el equipo desde el principio, me trataron como en casa y me ayudaron mucho al cambio. Ahora estoy feliz, deseando volver. Todavía me quedan dos años, estoy viviendo una experiencia única e inolvidable.

Montes, feliz con el trofeo de campeón de la liga universitaria NCAA de Estados Unidos. AGM

Ahora que se ha acabado el curso y estamos en periodo de vacaciones, ¿cada cuánto tiempo entrena?

–Entreno todos los días. Solo descanso un día a la semana que suele ser el domingo. Durante el curso también suele ser igual. Al final el tenis es un deporte en el que no paras y estás todo el día preparándote para los torneos. Todo lo que puedo, lo rasco y descanso.

¿Cree que allí se preparan mejor para los torneos o que están más entrenados que en España?

–Allí es todo mucho más profesional. Es decir, yo antes en Pamplona me entrenaba físicamente muy poco, no entrenaba casi... No cuidaba muy bien mi cuerpo en términos de nutrición y calentamientos. Sin embargo, desde que llegué allí, fue un cambio grande para mí el hecho de saber la importancia que tiene el cuidar tu cuerpo. La preparación fue muy grande y el entrenamiento físico también. Nada más llegar, noté el cambio.

¿Se le hace más complicado ganar aquí o en Estados Unidos?

–Pues es una buena pregunta. Diría que es más difícil aquí porque en Estados Unidos, al final, las facilidades son enormes. Son tres entrenadores para 10 jugadores, mientras que en Pamplona es uno para 15. Además, allí tienes un fisioterapeuta para el equipo, nutricionista, psicólogo... El equipo allí es increíble. En cuanto a los recursos que utilizan, hacen bañeras de hielo o tratamientos de recuperación. Todo allí es muy fácil. Además, en todos los partidos hay mucha gente que va y anima. Eso facilita el trabajo. Pero cuando vuelves aquí, estás más solo, mentalmente se hace más duro porque no tienes un equipo detrás empujando y animando. En ese sentido, diría que es más fácil ganar allí, por las condiciones en las que están, que no falta de nada. Sin embargo, tenísticamente, igual es más difícil porque estás jugando con un equipo y sientes esa presión de que tienes que ayudar y ganar. Pero bueno, diría que es más complicado ganar aquí.

Para las competiciones, ¿se entrena de una manera específica distinta al día a día?

–Sí. En el día a día hago entrenamientos un poco más específicos. Intento hacer más carga física. Cuando llegan los torneos, físicamente bajo mucho la carga y tenísticamente juego muchos más puntos y así me acostumbro a lo que va a ser el partido.

¿Tiene algún plan de futuro en el tenis y en los estudios?

–En cuanto a estudios, mi objetivo es terminar la carrera de Economía en Virginia y después dar el salto al tenis profesional. Si no se da, la economía me encanta, así que buscaría trabajo en algún sitio. Pero bueno, mis objetivos son esos. Intentaré dar el salto al tenis profesional durante un par de años, y si no sale, siempre tengo ese Plan B de haber sacado la carrera.

Cuando termine la carrera, ¿piensa volver a España o quedarse un tiempo allí?

–Esa pregunta me la han hecho mis padres y todavía no lo sé. Nunca se sabe lo que puede pasar. Es que tengo un problema, que hasta mi entrenador de Estados Unidos me lo dice, y es que a mí me encanta Pamplona. Encima, están mis amigos, familia y la comida de aquí, no lo cambio por nada. Pero no se sabe por qué, al final, cuando lo intente, tengo que mirar más por mí y ser un poco más egoísta. Tendré que buscarme algún sitio más de entrenamiento o hacer un planning en el que tenga más opciones y estar preparado para dar el salto. Entonces, tendré que valorar, pero en Pamplona siempre voy a estar, antes o después porque me encanta. Y, más que Estados Unidos, yo diría Europa. Ahí me veo más quedándome una vez acabada la universidad. En Estados Unidos ahora no me veo mucho, pero nunca se sabe. En España no sé si me quedaré, pero en Europa casi seguro.