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Juan Mari Vidal: “El octavo dan es el reconocimiento a toda una vida dentro del kenpo kai”

Tras 50 años dedicados al kenpo kai, el pasaitarra Juan Marvi Vidal, con el rango de ‘maestro de maestros’, enseña este arte marcial en sus escuelas, 4 de ellas en Navarra

Juan Mari Vidal: “El octavo dan es el reconocimiento a toda una vida dentro del kenpo kai”Ondikol

Juan Mari Vidal (Pasajes, 1965), un 'maestro de maestros' en el arte marcial del kenpo, recibió en febrero el 8º dan, la distinción más alta dentro de la disciplina, siendo el primer occidental en lograrlo. Con varias escuelas repartidas por todo el globo, Vidal regenta cuatro establecimientos en Navarra, con vistas a expandirse más y más para enseñar el arte japonés del kenpo. 

–¿Qué supone recibir un octavo dan?

El 8ª dan es la mayor distinción a la que se puede aspirar en kenpo, es el reconocimiento a toda una vida. El primero te lo dan, por así decirlo, al cumplir una instrucción. Hasta el 5ª se puede decir que es como ir a la universidad, y a partir de ahí es como el doctorado. El 8ª me lo han dado no solo por llevar 50 años con esto, sino por mis labores de divulgación, enseñar, promover... y seguir formándote, porque nunca dejas de aprender. 

–¿Cómo explicaría usted qué es el kenpo?

No es un deporte de combate, no es solo defensa personal, es mucho más. Se trata de desarrollar a la persona, y luego ampliar su seguridad, sus conocimientos para la defensa, la salud... Todo es el kenpo, y lo hace muy efectivo en defensa personal. En competiciones también es muy bonito de ver... y es algo que se puede practicar toda la vida. 

–¿Cuál es la diferencia entre el kenpo y el kenpo kai?

Al igual que en otras disciplinas como el karate, en el kenpo tenemos el caso del kenpo kai. Son escuelas distintas. Cuando hablas por ejemplo del karate, si no se sabe del tema pues te sonará todo parecido, como es normal. Pero dentro del propio karate está el karate ‘shotokan’, el karate ‘shito-ryu’, el karate ‘kykushinkai’... Son escuelas diferentes, todas tienen un tronco común pero la ramificación es diferente, bien por su origen, su desarrollo... Y el kenpo kai, dentro del kenpo, tiene sus diferencias. Es verdad que dentro del kenpo no hay tantas escuelas, de hecho son pocas, pero la ramificación es lo que cambia. 

–¿Cuál es su rango dentro del kenpo?

Yo tengo el rango de ‘Shihan’, que es una distinción en japonés que se refiere a ser ‘maestro de maestros’. Un cinturón negro es un instructor, un 3º dan viene a ser un maestro, y a partir de 5º dan ya es ‘Shihan’. Lo último que hay es el ‘Gran Shihan’, pero solo hay uno en todo el mundo. Yo lo conseguí en 1990, que es cuando además conseguí el campeonato del mundo y quedé campeón, siendo el primer occidental en lograrlo. A partir de ahí han sido años de perfeccionamiento y aprendizaje. Yo soy 8º dan de la Federación Mundial de kenpo Kai, lo digo más que nada porque es el máximo grado. Hay dos personas más que han obtenido el grado conmigo, pero nadie más lo ostenta. 

–¿Y además es el responsable europeo del kenpo desde 1985?

No solo eso, sino que en agosto va a haber elecciones a nivel mundial y me han nominado para ser el presidente de la Federación Mundial de Kenpo Kai, y sería el único occidental en ser nombrado en toda la historia. Siempre había sido un tema propiamente japonés, con cientos de años de antigüedad y que se ha ido pasando de padres a hijos. Por eso es tan importante y especial que me consideren para ponerme al frente. 

–¿Desde cuándo lleva practicando kenpo?

Con el kenpo propiamente llevo 50 años, desde 1975, y es verdad que unos tres años antes empecé a aficionarme a las artes marciales, con el judo hasta que descubrí el kenpo. Y desde que lo descubrí no lo solté. 

–¿Cómo lo descubrió?

Fue algo tan sencillo como que la familia de uno de mi cuadrilla tenía alojado a un japonés en una habitación, y él fue quien nos introdujo un poco a este mundillo. En aquella época todo lo oriental era fuera de lo común y pensábamos que todos sabían artes marciales. Casualidad que este sabía y nos empezó a enseñar. Cuando él se fue a Brasil yo continué con su labor aquí. 

–¿Ahí comenzó su vocación para enseñar?

Es algo que me viene desde muy pequeñito. En las clases él, como no hablaba el idioma muy bien pues yo le ayudaba a la hora de llevar las listas, tomar los datos y esas cosas. Era como su ayudante, y luego me dejó como su profesor. 

–¿A cuántas personas ha instruido entre clases y cursos?

Pueden ser incluso más de 10.000. Al final son muchos cursos por todo el mundo, y en algunos puede haber 50 personas, 100... He estado en países como Nepal, Australia, Sudáfrica, etc. Sí que es verdad que vamos con nuestra realidad, la que vivimos aquí, y en otros países me he encontrado con que he tenido que adaptar las clases porque su situación es muy diferente, porque igual salen por la calle y les atracan a punta de pistola, y ahí tienes que enfocarlo de otro modo. 

–¿Algún ejemplo?

Un caso fue el de Ecuador. Mientras estaba dando el curso, más centrado en la parte de desarrollo personal, el ‘sensei’ de allí me comentó que en el país igual salías a la calle, te pegaban un tiro en la pierna y luego te quitaban todo lo que tenías. Entonces en ese momento lo cambié del lado de la defensa personal. Es lo que ellos venían buscando un poco en sí al curso. Desde entonces, cada vez que visito un sitio nuevo para instruir pues procuro investigar un poco la situación de cada país, además de saber su forma de vida, la vida real que hay allí. 

–¿Qué país fue el que más le impresionó durante sus cursos?

Quizás fuese Nepal. A pesar de tener pobreza y falta de recursos la gente era muy respetuosa y muy digna con los demás. Las técnicas que enseñaba no tuve casi que adaptarlas, fue más de la rama espiritual. Allí tuve une recepción con el Dalai Lama, ya que iba también en representación japonesa y del kenpo kai, y fue bastante espiritual. Enseñé un kenpo kai menos agresivo, y fue más del lado de aspectos mentales y espirituales. 

–¿Qué valores, más allá de lo deportivo, nos muestra el kenpo?

Es una disciplina que contiene técnicas de respiración, luego está lo que llamamos el ‘equilibrio del cuerpo’, técnicas de posición, de mejorar la salud como saber cómo posicionar la columna para evitar lesiones y enfermedades... se busca la eficacia, pero no contra la salud. No voy a ponerte un ojo morado para que seas mejor peleador. Si te lesionas vas a tener que parar de entrenar. Si el entrenamiento es muy violento, las lesiones no llegan de forma instantánea, sino con los años. Se trata de cuidar a las personas de cara al futuro.

–¿Eso es lo que enseña en sus cursos?

Efectivamente. Eso es lo que enseña también kenpo kai, no va una cosa en contra de la otra. Por eso es un arte marcial. Si fuese un deporte de combate miraríamos la eficacia, ganar trofeos, medallas... pero no miras la salud, las lesiones de cara al futuro, solo miras los resultados. Primero miras a las personas, que son lo importante, y no los resultados. Y de ahí vemos a dónde puedes llegar y qué puedes alcanzar. 

–¿Cuántas escuelas tiene en Navarra?

Tenemos bastantes por la zona del norte y de la montaña. Estamos en Bera, Doneztebe, Elizondo y Urdazubi, y después estamos pendientes de abrir en Iruña. Es en la zona de la montaña donde estamos más implantados. 

–¿Le recuerda en parte a la zona montañosa de Nepal?

La verdad que sí. Una cosa graciosa que me pasó en mi viaje allí fue cuando hablaba con el instructor que teníamos en Nepal y le pregunté por una montaña que me había impresionado. El instructor se puso a mirar así como a lo lejos y no supo responder, porque no sabía a cuál me refería. Le señalé la montaña, se rió y me dijo que eso allí era una colina, no una montaña, y eso que era una cosa enorme. Tiene sus diferencias claro, más a nivel cultural. He puesto el caso de Nepal pero por ejemplo en Estados Unidos te choca que vas al supermercado y ves al otro dejando la compra e igual lleva una bolsa de patatas y una escopeta. En todos lados hay cosas que nos parecen raras y nos llaman la atención. 

–¿Qué planes de futuro tiene?

Ahora estamos preparando el campeonato mundial de kenpo kai. A nivel técnico tenemos mucho entrenamiento y a nivel organizativo da más problemas. Vamos unas 50 personas, hay que ir a Japón hacemos entrenamientos de preparación, exámenes, tenemos el campeonato en sí... a nivel organizativo hay mucho trabajo. Hay gente que va a participar del Baztan y que creo que van con bastantes posibilidades.