En muy poco tiempo, el fabricante chino BYD ha logrado algo que pensábamos que tardaría un buen tiempo en suceder: que amenazase  la situación hegemónica de Tesla en cuanto a número de vehículos eléctricos vendidos en todo el mundo en un solo año; como se puede ver a continuación, según datos de 2024, el fabricante chino ya está próximo al americano.

Comparativa

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Pero para terminar el asalto al primer puesto, BYD quiere contar con un elemento decisivo para los compradores: una red de supercargadores para sus modelos. Y no les basta con igualar lo que ofrece Tesla (que en las versiones V4 de sus puntos de carga ofrece nada menos que 350 kW de potencia): quieren ir mucho más allá. 

Por eso, BYD en Europa ya ha anunciado su intención de desplegar su propia red de supercargadores en el continente. Una operación que representaría todo un golpe de autoridad y que ayudaría a terminar con la que, todavía, es una barrera habitual en la expansión definitiva del vehículo: la llamada ‘ansiedad por la autonomía’ (range anxiety) y los tiempos de recarga.

Este verano, durante el transcurso de una rueda de prensa que tuvo lugar en Bruselas, Stella Li, vicepresidenta de BYD y responsable de la marca en Europa, dio a entender que la compañía está trabajando en colaboración con proveedores locales de infraestructura para instalar cargadores ultrarrápidos en sus concesionarios. 

Pero más allá de estas alianzas, lo que quiere hacer BYD es construir una red propia que le permita ofrecer una experiencia de recarga comparable a la que ofrecen los motores de combustión interna en términos de rapidez. En caso de conseguirlo, Li asegura que aumentaría de forma importante “la confianza del consumidor en la conducción eléctrica” y terminaría de consolidar la rápida expansión que está consiguiendo la marca.

La estrategia de BYD consiste en introducir en Europa cargadores de nueva generación capaces de alcanzar potencias de… ¡hasta 1.000 kW!

¿Cómo es posible conseguir recargas tan rápidas como repostajes de gasolina? En este aspecto, la estrategia de BYD consiste en introducir en Europa cargadores de nueva generación capaces de alcanzar potencias de… ¡hasta 1.000 kW! Con esta capacidad, un vehículo que pueda soportar esa potencia (que es el otro aspecto clave para que esta idea se haga realidad) podría recuperar entre 400 y 470 kilómetros de autonomía en apenas cinco minutos, dependiendo del modelo y la configuración de la batería. Esta cifra no solo supera los estándares actuales de cualquier marca del mercado europeo, sino que se acerca de forma clara a los tiempos de repostaje de los vehículos de combustión.

Y aunque el proyecto suene a ciencia ficción, hay que recordar que en China, BYD ya ha implementado esta tecnología de carga ultrarrápida, con sistemas que alcanzan picos de 1 megavatio. Aunque por ahora esta solución solo está disponible en su mercado doméstico, la compañía ha dejado claro que su objetivo es replicar ese modelo en Europa, haciéndolo coincidir con el lanzamiento de sus nuevos vehículos basados en la plataforma Super e (que puedan soportar tal ‘avalancha de electricidad’), como los Han L y Tang L (las próximas generaciones de sus berlinas y SUV de gran tamaño, listas para 2026).

La iniciativa de BYD se enmarca en un contexto de creciente competencia en el sector de la infraestructura de recarga. Tesla, pionera en este ámbito, ya cuenta con una extensa red de los conocidos como ‘Superchargers’ por toda Europa. Por su parte, Ionity (el consorcio respaldado por fabricantes como BMW, Ford, Hyundai, Mercedes-Benz y Volkswagen) ha anunciado el despliegue de estaciones de hasta 600 kW este mismo año. 

Los nuevos cargadores de BYD.

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Aunque los detalles sobre el calendario y las ubicaciones específicas de la red de BYD aún no han sido revelados, la ambición está clara: competir de tú a tú con los gigantes del sector y acelerar la transición hacia una movilidad eléctrica que no exija compromisos a los propietarios de este tipo de vehículos.