houston. El Gobierno estadounidense ha ordenado a la petrolera británica BP que le presente un plan para la reapertura de su pozo sellado Macondo, por el que escapa el crudo que ha provocado el vertido en aguas del golfo de México, después de que los ingenieros al cargo de las operaciones hayan detectado pequeñas fugas de petróleo.
Según medios digitales, el Gobierno estadounidense le ha concedido 24 horas más para analizar estas fugas. Esta orden se debe a que la detección de esta fuga podría significar que existen problemas en la campana metálica colocada por BP la semana pasada -y que según la compañía había conseguido detener por completo el escape de petróleo-.
Y es que la empresa consiguió por primera vez el jueves pasado detener el flujo de crudo al Golfo, 87 días después de la explosión y posterior hundimiento de la plataforma Deepwater Horizon. La petrolera inició entonces un periodo de prueba de 48 horas para medir la presión en el pozo, y asegurarse de que no había fugas, un plazo que se extendió el sábado otras 24 horas. El temor del Gobierno es que el taponado pueda provocar que el petróleo fluya por otros puntos si la estructura del pozo es frágil.
BP y el Gobierno tienen la opción de permitir que el petróleo fluya hacia la enorme campana contenedora que ahora actúa como un tapón y que tiene capacidad para recoger hasta 80.000 barriles de crudo, que se transportarían posteriormente a varios barcos en la superficie mediante tuberías. Los datos apuntan a que el pozo Macondo ha derramado entre 35.000 y 60.000 barriles diarios de petróleo al mar desde el accidente del 20 de abril.