el elegido como nuevo Papa cumplió este martes cinco años como el socio número 88235 del San Lorenzo de Almagro, un club de fútbol fundado en el barrio bonaerense de Flores por un cura (a sus hinchas les llaman los cuervos) al que el hoy Pontífice paga puntualmente una cuota anual de 110 pesos.
El carnet sirve de prueba de que el hoy Papa no ha dejado atrás la influencia de su antiguo barrio y de que, inevitablemente, cumple uno a uno los estereotipos sobre los argentinos: es hincha de fútbol, bebe mate (infusión tradicional del país) y escucha tangos. "Me gusta el tango, lo bailé desde joven", explicó a los periodistas que lo retrataron en El jesuita, a quienes también confió los nombres de sus artistas favoritos: Carlos Gardel, Julio Sosa y Ada Falcón.
Los vecinos de Flores, vecindad ubicada en el centro geográfico de la Ciudad Autónoma de Buenos Aires, celebraban ayer la llegada a la Santa Sede de un "Papa de barrio", como ha querido llamarlo su amigo de la infancia y antiguo vecino, Osvaldo Dapueto, de 68 años. Flores vio nacer a Bergoglio hace 76 años, en el seno de una familia inmigrante italiana, como muchas otras del barrio, cuya zona baja acogió a los que llegaron al país en los años 40. Vivió en una casa de unos 80 metros cuadrados, sencilla, cuya dueña actual, Marta Romano, ha confesado que siente emoción al "pensar que nació y vivió aquí" quien desde anteayer conduce la Iglesia católica.
"el jorge de siempre" En la casa vivían Mario, padre de Jorge, empleado ferroviario y después operario de una fabrica textil, su madre, Regina, ama de casa, y sus tres hermanos. Maria Elena, su única hermana viva, cree que Bergoglio estará viviendo este momento "con mucha felicidad" y asegura que cuando el papa Francisco salió a hablar en el balcón de San Pedro, ella vio "al Jorge de siempre". Sin embargo, la hermana también asegura que, "en principio (ser Papa) no era su deseo, él ama a Buenos Aires y le gustaba estar aquí", aunconfiesa que jamás habló en profundidad con Bergoglio de la posibilidad de ser un nuevo Papa, ya que "él es muy hermético".
Osvaldo Dapueto, cuyo padre, odontólogo, atendía allí mismo a los Bergoglio, recuerda a la familia como "de mucho trabajo". Dice de su amigo que "era un chico muy estudioso. A veces compartía algo de tiempo con nosotros, pero se dedicó siempre a estudiar mucho, no era un vago como nosotros".
El joven Bergoglio se inclinó por los estudios y no por el balón, por la disciplina jesuita y no por las correrías de niños en las calles. "No se llega a Papa siendo revoltoso. Pero es un Papa de barrio, el Papa de Flores", dice orgulloso Osvaldo, quien siguió en contacto con Bergoglio y a quien describe como "un hombre de una lucidez extraordinaria y de una capacidad increíble, con un altísimo vuelo intelectual". Varios edificios marcaron la vida de Bergoglio. Entre 1943 y 1948, Francisco estudió primer grado en el colegio público Antonio Cerviño, donde todavía se conservan los libros con sus calificaciones y las listas de asistencia. "Siempre sacaba suficientes en todo, pero hay que explicar que en aquella época las calificaciones que se otorgaban eran o suficiente o insuficiente", indica Roxana Domínguez, actual directora de la escuela. Por otro lado, en la iglesia Santa Francisca Javiera Cabrini, donde el nuevo Pontífice ofició misa, conservan varias fotografías del paso de Bergoglio por allí y recuerdan sus homilías como "sencillas y profundas".
Las Hijas de Nuestra Señora de la Misericordia, el colegio en que Bergogio hizo el jardín de infantes, ya cuentan a los niños del colegio que el nuevo Papa jugó donde ellos lo hacen. También cuentan que iba en omnibús a visitarlas y, si se tomaba un té, lavaba él mismo la taza. "El siempre fue así, una persona muy sencilla", atestigua la hermana Teresa. Pero Bergoglio tardará en volver a Flores. Francisco ha tenido que cancelar su visita al colegio, programada para este domingo.