El Gobierno turco afirmó este martes que Suecia y Finlandia han aceptado sus exigencias para levantar el veto a su ingreso en la OTAN, incluyendo la extradición de militantes kurdos considerados terroristas por Ankara y dejar de dar apoyo económico. Según un comunicado emitido por fuentes de la delegación turca en la cumbre de la OTAN que comienza este miércoles en Madrid, los dos países nórdicos han aceptado "cooperar plenamente con Turquía en la lucha contra el PKK (la guerrilla kurda activa en Turquía) y sus extensiones".

"Gracias a la perspectiva y la postura decidida presentada por el presidente (turco) Recep Tayyip Erdogan, Turquía ha obtenido avances significativos en la lucha contra las organizaciones terroristas", señala esa nota. Además, Suecia y Finlandia "demostrarán solidaridad" en la lucha contra el terrorismo en todas sus formas y manifestaciones.

El pacto señala que aumentará la cooperación en la lucha contra el terrorismo y el crimen organizado, como, por ejemplo, "tomar medidas concretas sobre la extradición de delincuentes terroristas". De hecho, la nota turca señala que hay un compromiso por parte de Suecia y Finlandia para "modificar la legislación y las prácticas nacionales" de esos países en la lucha contra el terrorismo.

El PKK ya está considerado como terrorista por la Unión Europea y Estados Unidos, un estatus que no tienen las milicias kurdas de Siria YPG, aliadas de Washington en la lucha contra el yihadista Estado Islámico, y que Ankara considera una mera extensión del PKK. El acuerdo firmado por los tres países, que permite invitar a Suecia y Finlandia a iniciar el proceso de adhesión, incluye no apoyar a la YPG.

También se señala como terrorista a FETO, como Ankara denomina a la secta islamista aliada hace años de Erdogan y a la que el Gobierno turco acusa del fallido golpe de Estado de 2016. Además, Turquía afirma que ha logrado que Suecia y Finlandia retiren las restricciones a la entrega de armas a Turquía, un embargo dictado precisamente debido a las distintas invasiones lanzadas por Turquía en suelo sirio desde 2018 para combatir a las milicias sirias.