El exsenador del PNV Iñaki Anasagasti ha considerado que el rey emérito, Juan Carlos I, no debiera ser despedido con un funeral de Estado, a diferencia de la reina Isabel II de Inglaterra, cuyos méritos ha considerado, no obstante, "relativamente pequeños".

En declaraciones a Europa Press, el exdirigente jeltzale se ha referido al fallecimiento de la reina de Inglaterra y a la proclamación este sábado del rey Carlos III.

Méritos de Isabel II

Tras destacar que el fallecimiento de una figura que ha estado "en el mismo sitio 70 años" supone una convulsión mundial por el hecho de ser "conocida por todo el mundo", ha advertido, sin embargo, que los méritos de Isabel II han sido "relativamente pequeños: fundamentalmente estar, saludar, no crear conflictos...".

A su juicio, homenajes como los que se están dando en las últimas horas "hablan bien de sociedades que quieren que los dirigentes se comporten adecuadamente y con ejemplaridad". "Hay un contraste muy manifiesto entre una figura que se ha comportado con ejemplaridad, aunque no haya aportado nada a la humanidad, con lo que hemos tenido por aquí cerca", ha expresado en referencia al rey emérito, Juan Carlos I.

"Es una figura que ha estado, pero aportar poca cosa"

Asimismo, ha incidido en que pese al "papel simbólico" de la monarquía inglesa, "llama la atención" que no se produjeran opiniones de la reina sobre el Brexit o "sobre lo que ocurría en Irlanda". "Es una figura que ha estado, pero aportar poca cosa", ha insistido Anasagasti, quien conoció a Isabel II en 1988 durante una cena en el Palacio Real.

El emérito "no debiera tener un funeral de Estado"

Por otro lado, ha considerado que Juan Carlos I "no debería tener ningún funeral de Estado", ya que se ha dado "un pacto de silencio que ha tapado" sus comportamientos y su "doble vida". "Yo quisiera saber qué ha hecho por España de verdad. El balance es tan pobre que no merece absolutamente nada, aunque se le querrá hacer", ha sostenido.

Asimismo, ha considerado que el problema no estará tanto "en lo que esté organizado" a su muerte, sino en el hecho de que las fuerzas políticas "tengan la suficiente dignidad de no tratar dignamente a una persona que ha sido indigna".