La supervivencia de los más ricos” es el título del informe que publica Oxfam el día de la inauguración del Foro Económico Mundial en Davos, Suiza. Según el Banco Mundial, la riqueza y la pobreza extremas han aumentado simultáneamente por primera vez en 25 años. Paralelamente, desde que comenzó la pandemia la riqueza extrema ha aumentado exponencialmente.

El informe muestra que, si bien el 1% más rico se hizo con el 54% de la riqueza generada desde 2020, ha logrado hacerse con el 63% del total en los últimos dos años: De estos 42 billones de dólares generados entre diciembre de 2019 y diciembre de 2021, 26 billones (63%) ha quedado en manos del 1% más rico, mientras que el resto, 16 billones de dólares (37%) se lo repartió el 99% restante.

Las fortunas multimillonarias aumentan en 2.700 millones de dólares al día. Esta clase social es 2,6 billones más rica que antes de la pandemia. Un multimillonario ganó de media 1.7 millones de dólares por cada dólar que ganaba una de las personas del 90% restante.

La actual crisis del costo de vida, con los precios de productos alimentarios y energéticos básicos en ascenso, es la causa del incremento de la desigualdad. El informe muestra que 95 corporaciones de alimentos y energía han más que duplicado sus ganancias en 2022. De los 306.000 millones de dólares generados, 257.000 millones (84%) acabó en el bolsillo de accionistas ricos. La dinastía Walton, propietaria de la mitad de Walmart, recibió 8.500 millones de dólares en 2022. El multimillonario indio Gautam Adani, propietario de corporaciones energéticas, ha visto crecer su riqueza en 42.000 millones de dólares (46%) en 2022. Las ganancias corporativas excesivas son responsables de al menos la mitad de la inflación en Australia, Estados Unidos y el Reino Unido.

Al mismo tiempo, al menos 1.700 millones de personas viven en países donde la inflación supera los salarios, y más de 820 millones, aproximadamente una de cada diez, pasan hambre. Las mujeres adultas y las menores de edad son las más pobres, las que menos comen: Constituyen casi el 60% de la población hambrienta. Según el Banco Mundial, la pobreza media disminuyó en 0,5 puntos porcentuales al año entre 1950 y 1990 y en 1 punto porcentual al año entre 1990 y 2019. Durante todo este período la pobreza extrema ha aumentado solo en cuatro ocasiones puntuales, pero la pandemia ha generado el mayor aumento de la pobreza global. Mientras algunos países se enfrentan a la bancarrota, otros, los más pobres, gastan cuatro veces más en pagar deudas a los acreedores que en atención médica. Las tres cuartas partes de los gobiernos del mundo planean practicar recortes presupuestarios de hasta 7,8 billones de dólares durante los próximos cinco años en el sector público, incluyendo salud y educación.

Aumento de la riqueza

No es extraño que este espectacular aumento de la riqueza de los multimillonarios haya coincidido con la espectacular reducción de los impuestos que paga este 1% más rico de la población. Con matices entre países, los impuestos sobre las grandes fortunas se han recortado en los cinco continentes en las últimas cuatro décadas. Por cada dólar que se recauda, solo cuatro céntimos provienen de impuestos sobre los más ricos. La mitad de los multimillonarios del mundo cotizan en países sin impuesto de sucesiones para descendientes directos. “Transmitirán un cofre del tesoro libre de impuestos de 5 billones de dólares a sus herederos, más que el PIB de África”, lo que impulsará a una futura generación de élites aristocráticas. Los ingresos de las personas ricas son en su mayoría “no ganados”, pero se gravan en promedio al 18%, poco más de la mitad de la tasa impositiva máxima promedio sobre sueldos y salarios.

“Es hora de demoler el conveniente mito de que los recortes impositivos sobre los más ricos generan riqueza social. Cuarenta años de recortes en las tributaciones de los superricos han demostrado que una marea creciente no mantiene a flote a todos los barcos, solo a los superyates”, dijo Gabriela Bucher, directora ejecutiva de Oxfam Internacional. El informe muestra que los impuestos sobre las grandes fortunas solían ser mucho más altos. La reducción de los impuestos a los multimillonarios ha coincidido con el aumento de los impuestos sobre bienes y servicios, que recaen desproporcionadamente sobre las personas más pobres y exacerban la desigualdad.

Junto con el Institute for Policy Studies, Patriotic Millionaires y Fight Inequality Alliance, Oxfam ha utilizado datos de Wealth-X y Forbes para calcular que un impuesto sobre el patrimonio del 2% a los millonarios, del 3% a los patrimonios superiores a 50 millones de dólares y del 5% a los multimillonarios recaudaría 1,7 billones al año. Esto sería suficiente para sacar a 2.000 millones de personas de la pobreza, financiar un plan de 10 años para acabar con el hambre y, brindar atención médica y protección social universal a las personas que viven en países pobres. “Cobrar impuestos a los superricos es la condición estratégica previa para reducir la desigualdad y resucitar la democracia. Tenemos que hacer esto para la innovación. Por servicios públicos más fuertes. Por sociedades más felices y saludables”, djo Bucher.

Cuatro medidas

El Banco Mundial ha anunciado que no se logrará eliminar la pobreza extrema para 2030. Peor aún, el progreso en esta dirección se ha detenido. Para remediar a esta situación, Oxfam insta a los gobiernos a adoptar cuatro medidas: 1) Introducir impuestos solidarios sobre el patrimonio e impuestos extraordinarios para poner fin a la especulación; 2) aumentar los impuestos al 1% más rico de hasta al menos el 60% de sus ingresos por trabajo y capital, con tasas más altas para multimillonarios y, aumentar los impuestos sobre el incremento de capital; 3) gravar la riqueza del 1% más rico sobre herencias, propiedades y tierras, así como gabelas sobre el patrimonio neto para reducir significativamente el número de millonarios y el volumen de su riqueza; 4) aumentar el gasto público en sectores que eliminan la desigualdad como atención médica, educación y seguridad alimentaria, y financiar la transición hacia un mundo con bajas emisiones de carbono.

No son medidas nuevas. En Estados Unidos, la tasa marginal máxima del impuesto federal sobre la renta fue del 91% entre 1951 y 1963; las tasas máximas del impuesto a la herencia se mantuvieron en 77% hasta 1975 y, la tasa del impuesto corporativo se situó en un promedio de poco más del 50% entre 1950 y 1970. Pero hoy la realidad es otra: El 95% de los países han disminuido los impuestos a multimillonarios y corporaciones.

El informe de Oxfam arranca con un comentario impactante: Elon Musk, uno de los hombres más ricos del mundo, contribuyó con una tasa impositiva real de alrededor del 3% entre 2014 y 2018. Aber Christine, un vendedor de harina en Uganda que gana 80 dólares al mes, pechó el 40%.

La concentración extrema de la riqueza socava el crecimiento económico, polariza la sociedad y corroe la política. Una nueva investigación de Oxfam también muestra que los más ricos son los principales contribuyentes al colapso climático: un multimillonario emite un millón de veces más carbono que cualquier otro ser humano. El resultado final del informe es claro: un multimillonario es un fracaso social. Es peor que eso, cada vez que la humanidad se ha enfrentado a límites como éste, ha habido un estallido de revolución y de muerte. Sin igualdad y equidad no habrá paz.